Se oponen a la multitrocha para Alem y 27 de Febrero
La Comisión Municipal de Defensa del Patrimonio Cultural manifestó abiertamente su postura en contra de la refuncionalización de las deterioradas avenidas Alem y 27 de Febrero, tal cual está concebida, es decir como una multitrocha.
Los arquitectos Rubén Martínez Ledesma y Mario Anselmi, presidente e integrante de la mencionada Comisión, respectivamente, plantearon una serie de reparos al proyecto, pero también criticaron el modo en que se ha gestionado, esto es "sin la participación de las entidades que construyen a diario la ciudad, como son las universidades, los colegios profesionales, cámaras industriales y comerciales, entidades intermedias, etc.".
Aseguraron que el detalle de la obra sólo se ha conocido a través de una nota de El Litoral, y "ante nuestro reclamo de información a Vialidad Provincial, nos la han negado. Cada uno dice que el proyecto está en un lugar distinto y no tenemos acceso al mismo", criticaron.
Los arquitectos Ledesma y Anselmi no sólo dejaron en claro que la obra es inconsulta, sino que advirtieron que tampoco fue terminado el estudio de impacto ambiental. "En resumen, el modo de gestión no se condice con la característica de la obra cuya escala, bajo todo punto de vista, trasciende la ciudad", acotaron.
Por otro lado, aclararon que la Comisión Municipal de Patrimonio no se opone a la necesidad de acondicionar la avenida Alem como arteria vital para la ciudad, pero entiende que la misma debe recuperar su carácter urbano. "Cuando decimos `carácter urbano' estamos hablando de una calidad de espacio que no es precisamente el que ofrece una multitrocha o una ruta-autopista de estas características; creemos que hay sobrados elementos para reconsiderar y recapacitar sobre ciertas cuestiones", indicaron los arquitectos.
Uno de los aspectos que, según la Comisión, el proyecto no tiene en cuenta es la permeabilidad del tejido urbano hacia el borde costero. "La avenida remodelada, por su diseño, obraría como una barrera al contacto de la ciudad con el área costera", dijo Martínez Ledesma, quien señaló que esto se vería agravado en relación con el nuevo escenario que significa el estudio de factibilidad del recupero y/o traslado del Puerto.
"Al quedar liberado el Puerto, posiblemente ese sector podrá destinarse a otros fines, recreativos, por ejemplo. Pero cualquiera fuera el uso no puede estar segregada de la ciudad una zona con ese valor paisajístico y que constituye el borde mismo de la ciudad", destacó el profesional.
Martínez Ledesma advirtió, en ese sentido, que la multitrocha podría compararse con el famoso cerco de mampostería que circundaba la instalación portuaria, contra el que tanto se luchó en otra época para lograr su demolición.
Otro cuestionamiento que plantea la Comisión Municipal de Patrimonio es si la ciudad debe seguir cediendo espacios que le son propios para la realización de vías circulatorias de alto flujo nacional e internacional.
"Se advierte que la obra ha sido diseñada como una ruta para el transporte internacional, como soporte de la 168, y en pleno corazón de la ciudad. Con el traslado del Puerto y demás situaciones de planificación regional, tal vez la ruta internacional no debería pasar por ahí", planteó el arquitecto, quien sugirió cambiar el proyecto por "una remodelación más moderada de ambas avenidas, más apropiada al uso urbano ".
Además, cargó contra el daño que se estaría produciendo a la calidad ambiental, debido a la gran cantidad de especies arbóreas que se pretende extraer para construir la multitrocha.
"Vamos a ser cautelosos porque, si no, pareciera que queremos poner a la ciudad en un freezer y no es así: las avenidas Alem y 27 de Febrero tienen que ser reacondicionadas, puestas en valor, pero acordes con las necesidades de la ciudad", recalcó Anselmi, y advirtió que "estamos hablando de una obra con un impacto para Santa Fe de aquí a 100 años".
Por lo tanto, consideró que en su diseño se deben tener en cuenta premisas que hacen a la calidad de vida urbana (escala, flujo de tránsito, masa arbórea, construcción y materialización de sendas y bordes), así como las potencialidades que ofrece la ciudad. "Y acá se deben observar los proyectos que influirán a futuro, como la ampliación del Puerto, el restablecimiento del ferrocarril, entre otros", dijo.
Según refirió el arquitecto, obras de este tipo no deben basarse sólo en argumentaciones de tipo economicistas. "La cuestión económica tiene un valor, por cierto, pero hay que ubicarla en su justa dimensión, y aún más cuando se toman decisiones que involucran el crecimiento y la vida de generaciones futuras".
Por esto, reclamó una visión de "verdaderos estadistas", en quienes tienen que tomar estas decisiones, "pensando no sólo en la inauguración de acá a algunos años, sino también en qué punto la obra es posibilitante para una región".
El arquitecto Julio Talín, decano de la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo de la UNL, adhiere y "acompaña" la postura manifestada por la Comisión Municipal de Defensa del Patrimonio Cultural, en cuanto a la obra de Alem y 27 de Febrero.
En una nota remitida al organismo, Talín sostiene que el impacto posterior de la decisión de trasladar el Puerto de Santa Fe a un nuevo asentamiento "trae como consecuencia inmediata el cambio del escenario del proyecto original". Y agrega que "esto sin más es causa suficiente y necesaria para realizar una propuesta de diseño urbano con paradigmas totalmente distintos al proyecto original".
También indica que otro aspecto a tener en cuenta "es la construcción de nuevos modelos de gestión pública, donde se transforma en fundamental la participación ciudadana como dimensión que remite a la ampliación del espacio público".
Por otra parte, Alicia Talsky, directora del Museo Histórico Provincial; Luis María Calvo, director del Museo Etnográfico y Colonial; y Ana María Cecchini de Dallo, directora del Archivo General de la Provincia -integrantes de la Comisión Provincial de Patrimonio- expresan su "total acuerdo" con la Comisión Municipal, en cuanto a la arboleda que se perderá con la obra.
Entienden que "la ciudad necesita ser pensada desde una perspectiva de belleza y salud, y tal perspectiva supone revalorizar la arboleda y no destruirla; aunque pueda reponerse, esto no se producirá ni en el corto ni en el mediano plazo y se sacrificará a dos generaciones, por lo menos en su disfrute".
Agregan que "la necesaria solución de problemas de circulación no debe ser en perjuicio de la calidad de vida urbana en la que deben contemplarse aspectos que tal vez no sean mensurables, pero que son fundamentales para que la ciudad no continúe en proceso de convertirse en un espacio agresivo e inhóspito".