Murió Antonio Gades, bailarín y coreógrafo de gran prestigio
El bailarín y coreógrafo español Antonio Gades, fallecido ayer a los 67 años en Madrid, cautivaba al público no sólo por su arte, sino también por sus firmes convicciones morales y políticas, forjadas en torno de una lección que nunca olvidó: antes de la estética, está la ética. De manera incansable, Antonio Gades repitió esta máxima que aprendió en los inicios de su carrera de su maestra, Pilar López, quien lo descubrió -según el bailarín, por casualidad- en la década de los cincuenta, en un Madrid de posguerra y penalidades.
"Por mis venas no corría la sangre del arte. Por mis venas circulaba la anemia provocada por el hambre", espetó en varias ocasiones este hombre de gran magnetismo, que ha vivido sin arrepentirse de nada y que valoraba la humildad por encima de cualquier otra virtud. "Hay que reivindicar a los maestros", comentaba Gades cuando, a sus 65 años y ya sometido a una estrecha vigilancia médica, volvía a los escenarios con el Ballet Nacional de España -que él mismo fundó tras la muerte de Franco- para montar una de sus creaciones históricas, "Fuenteovejuna".
Inspirado en la obra de Lope de Vega, fue éste un montaje en el que Gades habló de la solidaridad contra el poder, una obra comprometida, como lo fue él mismo, heredero declarado de mayo del '68. Y es que el eterno bailarín trabajó parte de este espectáculo en Cuba, donde vivió por temporadas y cuyo régimen ha defendido hasta el final, como comunista declarado que fue siempre (militó en el Partido Comunista de los Pueblos de España).
"Nunca me sentí un artista, sino un simple miliciano vestido de verde olivo, con un fusil en la mano para, donde, como y cuando, siempre estar a sus órdenes", comentó Gades el pasado 6 de junio, cuando recibió del presidente cubano, Fidel Castro, la condecoración con la orden José Martí.
Esta relación especial con la isla lo llevó a realizar una larga travesía en su velero entre la localidad de Altea, en la costa mediterránea española donde residía, y Cuba. Precisamente, el bailarín nació muy cerca del Mediterráneo, en Elda, en la provincia de Alicante, el 16 de noviembre de 1936.
El mismo confesó en 2002, tras dos años de convalecencia, que pidió a los médicos que lo desconectaran de tubos y cables, y que fue entonces, entre hospital y hospital, cuando pasó revista a su vida, pensó en sus cinco hijos y en su nieto.
Gades ha tenido diversas relaciones: desde su primer matrimonio con la tonadillera Marujita Díaz que duró 20 meses, a su unión con Pepa Flores "Marisol", quien vive retirada en Málaga y con quien tuvo tres hijas fruto de trece años de vida en común.
Desde hace unos meses, estaba casado con Eugenia Eiriz, la persona que ha estado junto al bailarín en los momentos más difíciles de la enfermedad. Pocas veces Gades habló de su enfermedad, pues fue parco en palabras con la prensa. El sabía hablar con los pies, comentaba, aunque también con su expresión, que lo llevó a encarnar raciales personajes en la pantalla grande, donde formó un inédito tándem con el director de cine Carlos Saura.
Fueron sobre todo tres películas, "Bodas de sangre", "Carmen" y "El amor brujo", en las que el director español -quien veía en Gades a uno de los más perfectos representantes del flamenco- retomó la "tradición culta" de este arte. De hecho, "Carmen" se ha convertido, con el paso de los años, en una de las películas más recordadas y apreciadas de Saura, como recuerda la agencia EFE.
Ovacionado en todo el mundo, Gades es uno de los bailarines más premiados de España (Medalla de Círculo de Bellas Artes de Madrid, el Premio Vicente Escudero de danza y coreografía o el Premio Carmen Amaya), aunque tantos reconocimientos no le hicieron perder nunca el miedo a las tablas. Sobre ellas se ha paseado con su compañía representando coreografías imprescindibles del baile español.