Desazón cotidiana

Componen a este libro de Alfonso Mallo (Mar del Plata, 1975) seis relatos y uno más que da título al conjunto, Luz de la inquietud. Como la fotografía que ilustra la tapa, en la que hay una luz urbana quién sabe a qué hora del amanecer o del anochecer, lo cotidiano está en constante amenaza de algo que a veces no se sabe qué (o quién) es. Lo "familiar", "lo de siempre", lo de todos los días, lo que es tranquilizador y afable porque está con uno o porque se conoce, de repente tiene un sacudón, un giro inesperado que modifica, física o psíquicamente, todo el acontecer de la vida de los protagonistas. Un farol recién encendido o a punto de apagarse en alguna hora imprecisa del amanecer o del atardecer en alguna ciudad, en algún pueblo de algún lugar. Nada preciso, todo sugerido. Tonos intimistas sobre parcelas de la vida de unas personas que se enfrentan a una brecha que se abre en su cotidianidad y que a veces, como la luz del farol de la fotografía de la tapa, dura lo que dura una noche o un día. Más que inquietud, extrañamiento, desazón. En el relato que abre el libro, Rapa Nui, en las primeras líneas, el narrador escribe: "Todo lo que cuento aquí es cierto. Porque las cosas sucedieron, en aquellos días que ahora parecen más lejanos de lo que en realidad son, y están resguardados en algún lugar de la memoria, en una suerte de extraña caja que sólo aparece en momentos como éste". El narrador, o sea, en este caso, una persona (un hombre) que está escribiendo sucesos pasados de su propia vida, sabe con certeza qué es lo que sucedió (al menos los hechos) y los relata, los escribe con una marcada intención para el lector. Éste, a medida que lee, ingresa a un suceso o un momento rememorado que, en principio, parece un recuerdo con tintes amorosos. Hay que leer el libro para saber de qué se trata. Rapa Nui y todo el resto de relatos que forman Luz de la inquietud están surcados por el mismo extrañamiento a partir de la propia inquietud expuesta de la voz del narrador. A diferencia de "aquellas inquietudes" que aparecían en la cotidianidad de los relatos de Julio Cortázar (escritor citado en uno de los relatos), donde algunas veces se planteaban como situaciones habituales o "normales" de la vida de alguien, Alfonso Mallo "fabrica" su mundo sobre la base misma del extrañamiento; es decir, se plantea la inquietud y se desarrolla un cuestionamiento a partir de ésta que nada tiene que ver con lo "paranormal" sino todo lo contrario. "(...) noventa y cinco años de una vida extraña, separada de sí misma por una leve, levísima línea que marca tras las apariencias, la unión entre lo real y lo que, se supone, sólo se le parece", escribe en uno de los cuentos. Lo aparentemente incomprensible para un mundo racional pareciera ser, simplemente, la confirmación de que la vida, la verdadera vida (sea como sea), está en otra parte.

Leonel Giacometto