Artesanos e industriales
Antes de ingresar de lleno al tema, consideramos prudente hacer algunas aclaraciones, a los efectos de establecer los límites del trabajo.
La ya varias veces centenaria historia del asentamiento de la ciudad comienza tres siglos antes de la llamada Revolución Industrial, por lo que "industria" y "artesanía" estarán incluidas.
El ámbito económico, en el que se desarrolla la vida productiva del núcleo urbano, excede en muchos casos los límites del ejido territorial del municipio capitalino, lo que motiva que el área geográfica en que se ubican los establecimientos o se desarrollan las actividades productivas incluidas en este bosquejo es la que, sin demasiadas precisiones, podemos denominar Gran Santa Fe.
Es conocido que en la República Argentina, la rama del conocimiento denominada "economía urbana" ha tenido escaso desarrollo; a esto se suma en nuestro caso la falta de trabajos sistemáticos y abarcativos sobre historia económica de nuestra ciudad.
Para la presente colaboración se ha recurrido a diversos trabajos que encaran de manera parcial o sectorial el tema, corriéndose el riesgo de caer en omisiones, incluso significativas. Por ello se hace la salvedad de que este trabajo no es exhaustivo.
La fundación de la ciudad y su posterior traslado se inscriben en una estrategia de ocupación territorial, reiteradamente tratada por los historiadores.
No se debió a la existencia de algún recurso natural de especial valoración en ese entonces.
Fundamentalmente se apreciaba la proximidad del río y la posibilidad de establecer un punto de transferencia de comunicaciones y transportes entre los modos terrestres y acuáticos.
Incluso en tiempos de la fundación aún no había proliferado la existencia de ganado vacuno y caballar, que caracterizaría a estas llanuras en los siguientes siglos.
La llanura con tierras fértiles, en un clima templado y razonablemente húmedo, no constituía por ese entonces un recurso particularmente atractivo.
La cultura de la producción de cereales y oleaginosas se agotaba en la satisfacción de las necesidades de la demanda del mercado local, que según actas del Cabildo nunca se cubrían, originándose períodos de escasez y carestía.
En esto la ciudad y su hinterland se diferenciaban de otros asentamientos coloniales en el territorio de lo que es hoy la República Argentina, que producían algunos productos que excedían la demanda del mercado local. Yerba mate en Misiones, vino en Cuyo, azúcar en Tucumán, hilados y telas en los valles y altiplanicies andinas, etc.
La población aborigen de la región había vivido y vivía en la llamada cultura de los "recolectores de alimentos", una etapa previa a la aparición de la agricultura, y con ella la superación del nomadismo y la generación de hábitos de previsión.
Las actas del Cabildo describen que luego del "traslado", paulatinamente se van construyendo viviendas y otros edificios de "muros de ladrillos y cubiertas de tejas", muy probablemente producidas en el entonces pequeño poblado.
Las tareas industriales-artesanales efectuadas en los primeros siglos probablemente se vincularon con la satisfacción de las necesidades elementales del pequeño número de habitantes, que lentamente crecía entre los cursos fluviales del Salado y el sistema del Paraná.
Cabe recordar que con anterioridad a la Revolución Industrial la mayoría de la población se limitaba a demandar para su subsistencia un número muy limitado de bienes y servicios, conforme a sus necesidades de alimentación, vestido y vivienda.
Los historiadores narran que en períodos de florecimiento del comercio se construían o reparaban carretas y seguramente se efectuaban reparaciones de embarcaciones o la construcción de otras de menor porte.
En el marco del proyecto de país delineado por la Constitución de 1853 se fundó la Colonia Esperanza en 1856 y poco después las de San Carlos y San Jerónimo Norte.
El impacto de estas innovaciones sobre la ciudad se fortalece a partir de 1885 cuando el ferrocarril vincula a las colonias con Santa Fe.
Otros aspectos destacables de la Revolución Agrícola Santafesina son: que la misma desde un inicio se planteó como agricultura comercial, ya que el colono producía para "vender" no sólo para subsistir; que pronto la producción cubrió la demanda del país y generó saldos exportables.
La Revolución Agrícola generó cambios en múltiples aspectos. Respecto de la producción industrial-artesanal, la clasificación se realiza teniendo en cuenta cuatro grandes aspectos:
1. El agregado de valor a la producción primaria.
El cultivo dominante en el entorno ciudadano era el del trigo. Pronto aparecen los molinos que lo transformaban en harina y otros subproductos.
Para hacer algunos nombres en la exposición efectuada en la ciudad de Santa Fe en 1887 se presentaron productos de los molinos: Bauer y Sigel; Droz; Palacios; Wildemuth; Melosi y Cía.; Mayer Hnos. y Borsoni y Tuells.
Otra rama que tuvo temprano desarrollo fue la relacionada con el curtido y laboreo del cuero.
A partir de los cereales y otros productos de la tierra comenzaron a funcionar destilerías que producían aguardiente y alcoholes.
2. La fabricación de herramientas y equipos para la producción agrícola.
En la mencionada exposición de 1887 se presentaron los siguientes equipos producidos en la ciudad de Santa Fe: Metrailler (Guadalupe) arado de sacar papas; Carlos Cerana, noria completa y máquina de hacer fideos.
De la producción de otras localidades se exhibieron: Schneider Hnos. de Esperanza; arados de varias rejas y sembradoras; de la misma localidad, la firma Muller, una bomba de agua, y Carlos Meiners artículos de talabartería y arreos. Falco de San Agustín, un carro de cuatro ruedas.
3. Trabajos vinculados con los sistemas de transporte.
La instalación y el funcionamiento de los ferrocarriles a partir del 1º/1/1885, requirieron de la existencia de talleres para el mantenimiento y reparación de vagones y locomotoras. Esos talleres introdujeron otras modalidades de trabajo en la zona y la aparición de nuevas especialidades laborales como caldereros, forjadores y torneros.
Con respecto a los transportes acuáticos, Alfredo Mareori de Santa Fe presentó en la exposición provincial efectuada en Rosario en 1888, "una ballenera de 7,40 m de largo y otro barco de 18 m de largo".
4. Incremento acentuado de la industria de la construcción.
El rápido crecimiento poblacional, que las transformaciones generadas por la puesta en producción agrícola del recurso tierra, hasta ese entonces mayoritariamente ocioso, generó una rápida y creciente demanda de viviendas y otros edificios destinados a cubrir las necesidades de servicios de una población cada vez más numerosa.
A la tradicional fábrica de tejas de los Cervera, ubicada en tierras de lo que hoy conocemos como Parque del Sur, se le sumó en 1928 el importante establecimiento ubicado en el paraje La Guardia de los Hermanos Alassio, que comenzó produciendo ladrillos, tejuelas y baldosas, dedicándose después a los productos de gres cerámico vitrificado y sin vitrificar.
Como se sabe, la construcción es una "industria industrializante", ya que para su funcionamiento requiere el aporte de productos de otras ramas. Cerámicas, carpinterías, herrerías, mosaiquerías, etc.
El espectacular crecimiento económico de fines del siglo XIX y comienzos del XX no sólo generó atracción poblacional, que aportaba sostenidamente mayores demandas, sino también un fortalecimiento de los recursos disponibles para la inversión pública.
El modesto poblado de comienzos del siglo XIX tuvo, un siglo después, capacidad para ejecutar obras de envergadura (terminales ferroviarias, Casa de Gobierno, Teatro Municipal, importantes templos, etc.).
El anuario estadístico municipal de 1910 registró, para la jurisdicción de la ciudad, los siguientes tipos y cantidades de establecimientos:
El listado no incluye fábricas de pan, herrerías, carpinterías, etc., que sin duda existían, pero que probablemente no fueron considerados establecimientos industriales.
Tampoco considera las "lecherías" como "en gran escala" (1887) de los Sres. Clucellas / "Lechería Modelo" (1889) del Sr. Quevedo / "La Granja Blanca" (1899) de Jacinto Demaría.
La industria láctea, que tuvo importancia en la ciudad a partir de 1910, será tratada por separado.
Fundada el 15 de agosto de 1923
Socios promotores: Pablo Gervasoni, Julio Hateau, Guido Tognolo, Florindo Monti.
Antecedentes: 19 de setiembre de 1921: reunión de delegados de los grupos gremiales de la sociedad industrial de la construcción y afines.
Comisión general: Constructores: Domingo Tettamanti, Casimiro Lomello, José Mai, Tarquino Gervasoni. Carpinteros: Antonio Marpiomi, Domingo Spagni, Carlos Bellocchio. Metalúrgicos: Luis Leoni y Paolantonio. Marmoleros: Alcides Napoleón. Pintores: Guido Tognolo. Yeseros y escultores: Pablo Rouquie.
En 1923, con el presidente ingeniero Alejandro Pozzo di Borgo, se disuelve Industriales de la Construcción y Afines, y se creó Sociedad Unión Industrial de Santa Fe.
Socios fundadores: José Urbano Aguirre, Cándido A. J. Balma -metalúrgico-, Julio E. Hateau, Abel R. González, Santiago Toreta, Antonio Marzioni, Guido Tognolo -pintura-, Juan Saint Germain -metalúrgico-, Pascual Gagneten, Rafael Stamatti -constructor-, Luis Leoni -metalúrgico-, Florindo Monti, Francisco Giorgi, Juan Cordini, Marcos Ambrosio Socios fundadores y honorarios: Domingo Spagni -carpintero-, Antonio Iaffei, Pedro Mazzuchelli, Néstor Casabianca -industria láctea-, Eduardo Boglione, Pablo Gervasini, Pablo Cattaneo, Juan Simonutti, Luis Tacca. Socios honorarios: Miguel Cerana, Artigas Sierra Gil.
1871 - Exposición de Artes y Productos Argentinos - Córdoba
La provincia de Santa Fe expuso: fideos, cerveza, ladrillos, botines, maderas del Paraná, cemento Portland, artefactos de hierro y bronce, harinas, maderas, etc.
Se expusieron entre otros productos: harinas de los molinos de Bauer y Sigel, Droz, Palacios, Wildemuth, Melosi y Cía., Mayer Hnos. Borsoni y Tuells. 8 stands de vinos y productos alcohólicos, 7 stands de cervezas, 5 stands de aceites de nabo y lino. Máquinas para hacer fideos fabricadas en Santa Fe. Bombas con diversos motores realizadas en Santa Fe y Esperanza. Máquinas de coser bolsas fabricadas en Rosario. Muestrario de medallas acuñadas (Sr. Caccia). Grabados, trabajos de alfarería, fotografías, muebles, etc.
El jurado estuvo formado por los Sres.: Ignacio Crespo, Ricardo Aldao, Carlos Cerana, Manuel Parma, Pablo Gómez, Luciano Leiva, Alejandro Lamothe y Dalmiro Videla.
Premiados: Aceites de maní y nabo - Bouchard y Caldeiron - Santo Tomé. Calzado - José Guala. Arado para sacar papa - Metrailler - Guadalupe. Noria completa - Carlos Cerana. Máquina de hacer fideos - Carlos Cerana
Premiados de otras localidades: Licores - Costa y Falcone - Rosario. Licores - Pini y Balbiani - Rosario. Cerveza - León Anthony - Esperanza. Calzado - Machello Hnos. - Rosario. Art. talabartería y arreos - Carlos Meiners - Esperanza. Arados de varias rejas - Schneider Hnos. - Esperanza. Sembradoras - Schneider Hnos. - Esperanza. Carro de cuatro ruedas - Falco - San Agustín. Bomba de Agua - Müller - Esperanza. Molino económico - Wildermuth - Rosario.
Columnas de hierro fundido con capiteles - F. Grande y F. Falco. étiles sencillos para labranza - Juan Weler. Rastra de dos cuerpos - Horler Schutz. Bebidas - Carlos Stragiosti . Tipografía y Encuadernación - Colmegna. Ballenera y Barco - Alfredo Maregri.
El hecho de que parte de los inmigrantes que protagonizaron la "Revolución Agrícola", procedían de regiones de Europa con tradición en la producción lechera, provocó que este tipo de producción se desarrollara entre nosotros.
En 1903 se dicta la ley Nº 1.181 que exonera del pago de impuestos a los "... que se ocupen de la elaboración de los productos de la leche".
Las crónicas narran que ese mismo año Carlos Eguía pone en funcionamiento la fábrica de manteca "a vapor" que denomina "La Manena".
Pronto aparecerán otras iniciativas, entre las que podemos mencionar:
La Familia (después Marymil) de Salvador Macagno y Cía. Inaugurada el 30/09/1909, la inversión inicial fue de $ 150.000 entre la maquinaria que se importó de Europa se destacaba una desnatadora "Alfa Laval". Pronto abrió varias sucursales e incorporó la fabricación y venta de hielo. Exportaba a Inglaterra especialmente manteca y habría llegado a comprarle su producción a 1.200 granjeros.
En 1920 se transformó en la Sociedad Anónima Salvador Macagno y Cía. Ltda. con un capital de $ 2.000.000.
La Técnica, iniciativa de Néstor Casabianca, comenzó sus actividades en 1905 y se organizó definitivamente en enero de 1911. Pronto instaló sucursales en la ciudad y designó representantes en Capital Federal y otras provincias. Exportaba manteca y caseína a los EE.UU. e Inglaterra. Incluso hay registrados envíos a África. En 1940, ocupaba aproximadamente a 400 personas. Con el suero alimentaban cerdos en la Granja La Esmeralda. En 1942, se incorporó la producción de leche y huevos "en polvo".
La Unión Santafesina fue establecida en 1916 por Enrique Monti. En 1926 elaboraba 20.000 litros diarios de leche fluida producida mayoritariamente por tambos de la zona de Franck y Las Tunas.
El reemplazo de productos industriales, por otros de fabricación nacional, se aceleró considerablemente a partir del inicio de la llamada Segunda Guerra Mundial en 1939, al cesar la llegada de esos productos desde los lugares habituales de abastecimiento: Europa y los EE.UU.; y se consolidó en la posguerra cuando "la sustitución de importaciones" se transformó en una política de Estado, con apoyo crediticio y protección arancelaria.
Pero entre nosotros había comenzado mucho antes, impulsada por hombres inquietos y hábiles para producir muy diversos productos. Esta realidad quedó claramente evidenciada por la fundación el 15/08/1923 de la "Sociedad Unión Industrial de Santa Fe", entre cuyos fundadores se encuentran empresarios de muy diversas ramas.
La nueva entidad reemplazó la fundada el 19/09/1921 con la denominación de "Sociedad Industriales de la Construcción y Afines" en cuyos registros aparecen los "constructores" Domingo Tettamanti, Casimiro Lomello, José Mai, Tarquino Gervasoni, etc.
En la misma entidad, actuaban los carpinteros: Antonio Marponi, Domingo Spagni y Carlos Bellocchio; los metalúrgicos Luis Leoni y Paoloantonio; el marmolero Alcides Napoleón y el pintor Guido Tognolo.
La nómina de rubros representados por los asociados a la Uisa en 1943, que se publica por separado, muestra la diversidad de la producción industrial de la ciudad en ese entonces.
La "sustitución de importaciones" produjo en la ciudad, y muy especialmente en su área de influencia, que numerosas iniciativas artesanales se transformaron en industriales evolucionando de manera dispar en las siguientes décadas.
Denominamos de esta manera al período que se inicia en 1959 con la presidencia del Dr. Arturo Frondizi y la gobernación del Dr. Carlos Sylvestre Begnis en el cual el impulso a la industrialización fue muy importante.
Aproximadamente en este período se establecieron en el Gran Santa Fe:
Industria Automotriz Santa Fe: que producía los automóviles "Auto Unión-DKW". Impulsada por el Dr. Enrique Ariotti, se erigió en Sauce Viejo. Posteriormente, las instalaciones fueron alquiladas por la multinacional Fiat que la fue ampliando hasta llegar a producir tractores, motores y camiones pesados.
Tool Research Argentina SAIC, se instaló próxima a la planta anterior dedicándose en sus diversas etapas a la producción de engranajes, cajas de velocidades y trabajos de galvanoplastia.
Un grupo de industriales locales tuvo la iniciativa de impulsar a Metalurgia Santa Fe para fabricar vagones, calderas y tanques.
Industrias Urvig SA, que funcionaba en las proximidades de Av. Alem, montó en Sauce Viejo una fundición de magnitud.
En el rubro metalúrgico, también funcionó la acería El Rincón SA que producía aceros especiales (al cromo, cromo/níquel y otros) en las proximidades de la localidad del mismo nombre.
En la industria de carrocerías, se impulsó la puesta en marcha de: Face SA, carrocerías especiales para automóviles en Sauce Viejo, Beck Argentina SA construcción integral de ómnibus en el camino a Córdoba y en el sur de la ciudad Evasio Germán Varese fabricaba carrocerías de ómnibus.
En los '60 la Unión Industrial fue presidida por los Sres. Juan Luis Balma, Reynaldo Gervasini y Evasio Germán Varese.
La facultad de Ingeniería Química de la UNL, que durante varias décadas fue la única en el país, preparó especialistas que en muchos casos desarrollaron su vocación industrial en la ciudad. Entre otras recordamos a: Cidal, productora de productos de látex impulsada por el ingeniero Golinsky. Celulosa Moldeada, instalada en el puerto donde actuó el ingeniero químico Eduardo U. Zurbriggen. Plastilit, alfombras para vehículos del ingeniero Eduardo Zogbi y Sra. Madel, manufactura de elastómeros del ingeniero Italo Reale.
En las dos últimas décadas, el panorama industrial de la ciudad se hace más complejo. Por una parte nacen, crecen o se consolidan antiguos y nuevos emprendimientos, algunos de singular importancia.
Se expande la Cervecería Santa Fe y deja de funcionar la planta de Schneider.
Al cierre del Molino Marconetti se suma el de Lupotti y Franchino. Dejan de funcionar Sideral y Meitar Aparatos, se crean o expanden Fapersa, Cinter, Bahco y Purina, entre otros.
En el distrito Sauce Viejo, cesan su actividad establecimientos de importancia como Fiat, Tool Research y la fundición Urvig.
Cesa casi por completo la industria basada en el agregado de valor a la producción primaria regional y crece o se consolida la que ofrece productos a un mercado más amplio.
Para terminar, una referencia al elevado número de establecimientos, pequeños en la mayoría de casos, que satisfacen prioritariamente al mercado local de gran cantidad de productos.
A partir de 1855 en que se efectuó en Londres una gran feria internacional, este tipo de exposiciones-competencias, se sucedieron en Europa y en Estados Unidos.
Las exposiciones sirvieron para que jurados especializados juzgaran la calidad de los productos y otorgaran premios, generalmente medallas.
Estos premios o menciones constituían un gran orgullo para los empresarios que los recibían. Generalmente, incorporaban a las etiquetas o pinturas de sus envases reproducciones de esos trofeos.
La información disponible indica que ya en 1867 la provincia de Santa Fe estuvo representada en la Exposición de París, con granos y productos "manufacturados de la industria pastoril", como carne salada, charque, aceite de potro, velas de estearina, etc.
En la Exposición de Filadelfia de 1876, fueron premiados: G. Bauer de Santa Fe con trigos; Juan Peramon, también de Santa Fe, que presentó ceras. Valentín Beytya de Santa Fe, tabaco para pipas; Cecilio Echevarría de Rosario, colección de maderas; Fernando Madelin de Rosario con cerveza y Francisco Barelli, botas granaderas.
Santa Fe también estuvo presente en la Exposición Internacional de París de 1878, aunque no se consigna en muchos casos, la localidad de origen del expositor. Algunos de los que se presentaron fueron:
Gabriel Carrasco: álbum de periodismo santafesino; Santiago Caccia: muestra de sellos y de medallas; E. Fleuti: cuadros con muestras litográficas. Boullet e Ibarra: sombreros de pelo de nutria (mención especial). J. Frango: bota granadera; Jonás Larguía: fusil Larguía y lana cabra angora, Departamento de Agricultura de Santa Fe: maderas; José Aldao: lana criolla; Telésforo Sturba: bebidas; Pablo Rohwmam: semillas de lino; José Behormond: colas; Domingo Beney: cueros; Pellisier Hnos. y Manuel Acuña de Colonia Iriondo: trigos; J. Larguía: alpiste y trigo, de San Carlos; Hope Hnos.: trigo, de Colonia Candelaria; Luis Costa: bebidas, de Rosario; F. Magdellin: cerveza, de Rosario (medalla de bronce); Letmann y Gloria: aguardiente, de Esperanza (recibió medalla de bronce).
Participaron en la Gran Feria efectuada en París en 1889, para celebrar el centenario de la Revolución Francesa, pero no hemos podido encontrar la nómina de expositores y de los productos que se presentaron. Como símbolo de esa exposición, se construyó una torre de acero de alrededor de 300 m de altura. La torre que luego tomó el nombre del diseñador, el ingeniero Eiffel, debía ser desmontada al acabar el evento. Su desarme fue postergado y con el tiempo se transformó en símbolo de la ciudad.
Los cambios producidos en los últimos treinta años en la historia argentina necesariamente impactaron en la actividad económica y, por ende, en el sector industrial de la ciudad de Santa Fe y su zona de influencia.
La caída del gobierno constitucional trajo consigo políticas en el terreno económico que favorecieron la acumulación de renta financiera y desprotegieron la actividad industrial. Se inició así un período de desindustrialización que en principio impactó fuertemente en los establecimientos industriales, de mayor tamaño, cuya rigidez estructural les impidió adecuarse a un nuevo escenario caracterizado por una ilusoria apreciación de la moneda nacional con respecto al dólar. Los establecimientos pequeños y medianos que también se vieron afectados por este fenómeno, en algunos casos por su flexibilidad pudieron adecuarse a las nuevas reglas de juego, no sin achicar sus estructuras en cuanto a personal ocupado y capacidad de producción. Producto de este proceso, grandes establecimientos insignia del sector industrial santafesino cerraron sus puertas, con el consecuente despido de empleados, algunos de los cuales fundaron pequeños establecimientos industriales o de servicios. Gráficamente y si nos remitimos al censo económico del año '91, el 94 % de los establecimientos industriales poseían hasta 20 operarios; el 5 % de 20 a 100 y sólo el 1 % excedía esta cifra.
En los '90 se aplicó en el país lo que comúnmente se denomina el proceso de liberalización y desregulación económica, que retiró la protección a la industria nacional y que indudablemente contribuyó al proceso de desindustrialización. Sin embargo, la posibilidad de adquirir tecnología permitió que algunos sectores, mediante la incorporación de maquinarias y equipos de última generación, pudieron mantener su competitividad. No obstante, en términos generales, se profundizó la expulsión de mano de obra del sector industrial, producto de una nueva ola de cierre de establecimientos.
Para tener una fotografía actual de cual es la situación del área metropolitana Santa Fe, es válido remitirse a la composición de las empresas asociadas a la Unión Industrial de Santa Fe, entidad que expresa la conformación del mismo. Como rasgo distintivo podemos observar que en la ciudad se radica la única planta de fermentos lácteos de Latinoamérica. Existe además, un conglomerado de empresas fabricantes de bienes de capital, en especial para la industria de la alimentación con un alto grado de incorporación de tecnología, que posee fuertes capacidades competitivas que le permite la inserción en determinados mercados externos. En el rubro de alimentos y bebidas, junto con la tradicional cervecería, que hoy es una planta industrial de primer nivel, conviven otras empresas con mucha inserción en el mercado regional y nacional, que elaboran productos tales como jugos y gaseosas. También se elaboran alimentos preparados, congelados y en polvo, e indudablemente alfajores. En lo que respecta al sector metalúrgico, en el área metropolitana se localizan plantas que elaboran desde aberturas y estructuras metálicas para la construcción, pasando por autopartes, herramientas, válvulas para la industria petrolera, puertas frigoríficas y equipos transportadores, entre otros productos. Debe agregarse a la lista la única empresa de Latinoamérica que tiene certificación de calidad para el diseño y construcción de grandes estructuras (centros de distribución, edificios, etc.) en acero y placas de distintos materiales. También podemos encontrar establecimientos que elaboran productos farmacológicos, caldos de cultivos, reactivos para diagnóstico, sustancias especiales y sustancias para la industria alimenticia como aromatizantes, colorantes, entre otros. En el rubro químico podemos señalar fábricas de pinturas, algunas de ellas con más de 40 años de trayectoria, artículos para packaging, envases y embalajes, insumos agropecuarios, productos plásticos, productos de limpieza y tocador y otros como agua purificada. En un gran rubro que podríamos denominar otros bienes, encontramos fábricas de materiales para la construcción de última generación, productos de aluminio, equipamiento informático, colchones, aparatos para laboratorio.
Sin pretender ser taxativos en esta enumeración que evidentemente es incompleta, es interesante destacar que el rasgo estilizado del sector industrial de la ciudad y su zona de influencia, es la incorporación de conocimientos a las actividades manufactureras, cuestión que lo distingue de otros asentamientos industriales del país.
Daniel Oblán