Mariana Rivera.
La profesionalización de las enfermeras de nuestra provincia es un logro que se debe a una precursora santafesina: Rosa Carmen All. Hace 40 años tuvo la valiosa idea de fundar una escuela en Santa Fe que permitiera capacitar integralmente a aquellas mujeres que asistían a los pacientes en los hospitales, sólo guiadas por la vocación de servicio y aptitud para el trabajo en ese ámbito.
Esta iniciativa -concretada el 1° de abril de 1966 con la creación de la Escuela Superior de Enfermería- fue continuada por su hermana, Dorila All, quien fue la primera en desempeñarse como directora del establecimiento.>
Ambas formaban parte de la primera promoción de graduadas universitarias de la carrera de "Nurse y Visitadora Diplomada" de la Facultad de Ciencias Médicas de Rosario. Posteriormente, integraron el Departamento de Enfermería del Ministerio de Salud Pública santafesina. Pero Rosa Carmen insistió en ofrecer esta instrucción especializada en Santa Fe, para que muchas enfermeras de oficio tuvieran posibilidades de acceder desde diferentes localidades de la provincia.>
La entrevista fue realizada en la casa de Dorila. La prolijidad de su hogar y su impecable prestancia permitían imaginar la puntillosidad de su labor en los pasillos de los hospitales durante su actividad como profesional.>
Nació en 1921 en Gualeguay, provincia de Entre Ríos, en el seno de una familia con ocho hijos. Cuando tenía 11 años y por el trabajo de su padre, la familia se fue a vivir a Buenos Aires. Allí, Dorila cursó el primero y segundo año en el Colegio del Huerto, que quedaba muy lejos de su casa. Recordó que "tomaba el tranvía obrero que me costaba 15 centavos ida y vuelta, y cuando llegaba a Once, el guarda me despertaba para que bajara en el colegio".
Posteriormente, los All se radicaron en Santa Fe y Dorila pudo terminar tercero y cuarto año en el Huerto local, mientras que las otras hermanas terminaron sus estudios en el Normal General San Martín. Los hermanos eran Julián, Carlos, Elizabeth, Eugenio, Rosa Carmen, Eugenia Raquel y María Teresa.>
Dorila destacó un gesto de su hermana Rosa cuando eran estudiantes: "Como tenía el segundo promedio del curso recibía 50 pesos de ayuda económica. Con eso compraba cosas para la casa y le mandaba a mamá. Así nos habían criado, de una manera distinta a lo de hoy".>
Dorila cuenta con una extraordinaria memoria que le permite recordar cada detalle de los comienzos de la escuela, institución que todavía la tiene como colaboradora. Destacó que la creación de esta escuela permitió que "por primera vez se pudiera poner en práctica levantar el nivel de Enfermería, es decir, estudiar la profesión al menos desde el tercer nivel, para luego seguir la licenciatura y obtener el título universitario".>
En tiempos de la creación de la Escuela de Enfermería, Rosa integraba el Departamento Provincial de Enfermería y su hermana trabajaba en Higiene Escolar. Sobre esa actividad, Dorila recordó que "trabajábamos con el Dr. Clodomiro Amado, recorriendo todas las escuelas de Santa Fe, divididas por secciones. Empezamos a trabajar con 1ro., 3ro, y 5to grado. Nosotros hacíamos una ficha y el médico les hacía la revisión, al igual que los oculistas y los pediatras. Derivábamos a los que encontrábamos alguna deficiencia. Fue un trabajo muy lindo y bueno".
Conserva el recuerdo del oeste de la ciudad y los problemas sanitarios que padecía: "Había sarna, piojos y perros, sobre todo en invierno. Cuando salíamos de trabajar íbamos a la Asistencia Pública, donde hoy funciona el Ministerio de Salud, a buscar la pomada Emerich, que era lo único que había para tratar la sarna".>
Reconoció que "el tratamiento para esta enfermedad era risueño porque consistía en cambiarle todas las noches las sábanas y las ropas a estos chicos, además de hacerlas hervir. La canilla más cercana les quedaba a cinco o diez cuadras y no se podía ni soñar con hervir. Todo era muy lírico y abstracto y uno se empezaba a desilusionar porque lo que habíamos aprendido en la universidad era muy difícil de ser aplicado". Ahora -aclaró- es un placer ir al oeste, aunque todavía falta mucho, comparado con esos tiempos.>
Posteriormente, continuó su relato respecto de los comienzos de la escuela que hoy lleva el nombre de su promotora. "Un día, a mi hermana y al ministro de Salud de esa época, García Solá y Garramuño (como vice), se les ocurrió hacer una escuela universitaria en Santa Fe porque entonces las enfermeras iban del trapo de piso a la jeringa y demasiado hacían. Hay que admirar a esa gente porque era de clase muy humilde y tenía que pedir propina para llegar a su casa y poder hacerse un puchero. Ésa era la realidad que nos encontrábamos en el hospital Centenario de Rosario, que era el Hospital Escuela".
Y la idea prendió, pero como la escuela no tenía un local propio, el Colegio de Médicos le prestó "una piecita, para 17 alumnas y un portero, Don Ángel", recordó Dorila. Se llamó a concurso a todos los profesores (médicos y abogados de Santa Fe), mientras que las instructoras de Enfermería vinieron de Rosario, otras egresadas como Rosa y Dorila. Las alumnas hacían sus prácticas en los hospitales Iturraspe, Cullen, de Niños, y también en consultorios particulares.>
La finalización del cursado de estas primeras alumnas permitieron que la escuela siguiera creciendo. El lugar fue insuficiente porque la matrícula fue de 35 alumnas durante el segundo año. El hospital Iturraspe les destinó una sala "que debimos acondicionar a pulmón para instalarnos", describió.>
Pero ése no fue su lugar definitivo de funcionamiento de la Escuela de Enfermería, ya que "un día pidieron la sala porque la necesitaba la parte de tuberculosis y nos dieron otro lugar, donde funcionaba Promoción de la Salud, en el mismo hospital. Pero teníamos que armar las clases y desarmarlas para que funcionara. Finalmente, conseguimos la parte de arriba del Antirrábico, que tenía un solo baño para varones y mujeres y las aulas no nos alcanzaban", recordó. Sin embargo, con el esfuerzo de sus autoridades las mejoras fueron llegando para poder dictar clases con mayor comodidad del alumnado.>
Los logros alcanzados vinieron de la mano de Rosa, "que era la politiquera: se sentaba en la Legislatura y a fuerza de pedir conseguía cosas, como formar una biblioteca para la escuela", destacó Dorila. Posteriormente se terminaron de concursar los cargos de profesores para las materias de los demás años, que incluían Anatomía, Fisiología, Química, Física, Pedagogía, Ética y Profilaxis, entre otras.
Para ofrecer oportunidades de estudio a aquellas jóvenes del interior de pocos recursos económicos, la Escuela de Enfermería inició un plan de becas. En este sentido, Dorila All explicó que "hablamos con los intendentes de todas las comunas de la provincia para que becaran chicas, con el compromiso de que -una vez recibidas- trabajaran al menos dos años para el pueblo que las había becado, pero rentadas. Así conseguimos poblar el norte por lo menos con una enfermera en cada hospital, que a su vez fue formando a otras".>
También hicieron las gestiones para que se les diera una comida en el hospital a las más necesitadas, o se les consiguiera ropa o el uniforme, un lugar para que pudieran vivir. "Muchas necesitaban hasta lo mínimo y pedíamos para las que realmente sabíamos que se iban a quedar porque la deserción de alumnas fue muy grande", reconoció.>
Con sus años de experiencia, Dorila All opinó que "a la Enfermería le faltan muchísimas cosas porque a los médicos les costó mucho trabajar con personal competente. Al principio no costó mucho pero después no se hacía una cirugía si no iba una persona de la escuela".>
También destacó que -gracias al desarrollo institucional obtenido- se pudieron abrir diferentes extensiones de la escuela en el interior, como las de Rufino, Reconquista, Rafaela y Rosario, entre otras ciudades, que estuvieron a cargo de las primeras egresadas de la escuela.>
Rosa y Dorila All estudiaron Enfermería en la Facultad de Ciencias Médicas, Farmacia y Ramos Menores, que dependía de la Universidad Nacional del Litoral, que recién en 1949 se convirtió en Universidad Nacional de Rosario.
Sobre esta época, Dorila recordó que "cuando empezamos la carrera tuvimos que aprender inglés porque era el idioma de nuestros profesores, que eran ingleses o suizos. La directora era una norteamericana que, sin exagerar, medía dos metros. Era impecable, una mujer muy enérgica".>
Las hermanas fueron becadas por el entonces Ministerio de Salud Pública de la provincia, "cuando funcionaba en la Casa de los Gobernadores", aclaró Dorila, para hacer sus estudios universitarios. Existía un convenio tripartito entre la Rockefeller, la Facultad de Medicina y el Ministerio de Salud Pública de Santa Fe.>
Rosa estaba inscripta en Ingeniería Química y Dorila -que tenía el título de maestra- le pidió a su hermana que la acompañara a escuchar una charla sobre esta carrera en Rosario. Finalmente, Rosa "se entusiasmó y ella también se inscribió. Fuimos casi 10 de Santa Fe y nos tuvieron en período de prueba para darnos una beca. A los seis meses quedamos cuatro becadas. Era la primera vez que se dejaba a dos hermanas simultáneamente".>
Y concluyó: "La carrera era de cuatro años y nos daban un mes de vacaciones. Teníamos las clases teóricas con los profesores de la universidad y las prácticas de Enfermería con esa gente de Estados Unidos. Nos gustaba y quizás era la primera vez que entrábamos a una sala de un hospital, donde había 45 camas, en un tiempo de médicos famosos. Nos tocaban turnos de guardia en cualquier momento del día, incluso la noche, pero siempre con instructora".>