Piden oficinas que faciliten el trámite
Publicar o patentar, el dilema de los científicos argentinos
Los científicos argentinos se debaten entre publicar sus investigaciones para obtener subsidios, y patentarlas y generar ganancias para el país, pero por trabas legales, económicas y culturales renuncian a sus derechos sobre la innovación.

"Los científicos dependen de la cantidad de publicaciones para obtener cargos y subsidios, así que recurren a la difusión rápida de sus trabajos en revistas especializadas", afirmó Lino Barañao, director de la Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica.

"Así -explicó el funcionario- pierden los derechos sobre su innovación y permiten que países más desarrollados exploten la creación en el mercado".>

Por ello, Laura Pregliasco, titular de la Incubadora de proyectos de Ciencias Exactas y Naturales (Incubacen) de la Universidad de Buenos Aires (UBA), propuso promover y agilizar el patentamiento "para que los científicos puedan efectivamente publicar, pero luego de proteger el objeto de su invención".>

"De lo contrario estamos entregando la inversión del Estado a aquellos que están en condiciones de impulsar emprendimientos con mayor velocidad que nosotros", agregó.>

En este sentido, Pregliasco sostuvo que agencias especializadas deberían facilitarle el trabajo de patentamiento a los científicos argentinos, quienes también tendrían que estar capacitados para negociar en el mercado.>

"Personal especializado debería hacer el estudio de base para las patentes y la posterior comercialización de las licencias, para poner los beneficios de la inversión pública al servicio del país y la región. Por ejemplo, permitir el acceso al producto innovador a menor costo o promover el desarrollo de una nueva industria nacional", explicó.>

Patentes

El Premio Nobel de Economía 2001, Joseph Stiglitz, dijo en diálogo con Télam durante su visita al país la semana pasada, que "en el mundo de las aplicaciones científicas surge realmente el problema de las patentes: reducirlas a monopolios sería un gran error que perjudicaría a los países más pobres".

"El problema hoy en día es que los países en desarrollo pagan un precio muy alto por las patentes pero obtienen muy pequeños beneficios", señaló el economista, que propuso crear un fondo de premios que beneficie a quien crea innovaciones productivas, pero con la premisa de permitir luego su producción genérica.>

Según Pregliasco, los factores por los que se publica antes de patentar y se pierden los derechos de la invención son el "desconocimiento y las malas experiencias previas -por la falta de recursos de las estructuras encargadas del tema y las demoras para que el científico comunique los resultados de sus estudios".>

Sin embargo, una traba cultural es fundamental: la idea de que el patentamiento restringe el uso del conocimiento novedoso a la humanidad; aunque "todo depende del país de origen de este conocimiento", indicó Pregliasco.>

Las patentes originadas en países ricos aumentan la brecha con los más pobres, como sostuvo Stiglitz, pero las que nacen en los países en desarrollo hacen lo contrario: agregan valor a las innovaciones y permiten crear empresas nacionales con nuevos puestos de trabajo, remarcó la química.>

En esta línea, Barañao dijo que "debería haber premios considerables para quien logra patentar innovaciones que sean comercializables, como ocurre en Cuba. A la ciencia hay que incorporarle una visión empresarial. Hacemos ciencia para desarrollar el país, no por una cuestión cultural".>

Los expertos también coincidieron en que la patente es una herramienta para poder negociar la transferencia de tecnología -su paso del laboratorio al mercado- y que aún es necesaria mayor inversión pública y privada, aunque destacaron que la forma de lograrlo es mediante este tipo de emprendimientos productivos.>

Tanto desde la Agencia Nacional de Promoción Científica, que depende de la Secretaría de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva (Secyt), como desde el Incubacen, subsidian a científicos para que se asesoren en los trámites de patentamiento en el país, aunque para proteger sus derechos en todo el mundo se debe hacer otro trámite, mucho más costoso y con más demoras.>

"La gente tiene que saber cuánto vale una patente y cuánto vale comercializarla. El rédito al que aspiramos no es tanto vender la patente a una compañía trasnacional, que da beneficios mínimos a la institución que desarrolló el trabajo, sino que sirva de base para empresas en nuestro país", señaló Barañao. >

Gonzalo Bustos (Télam)