El último Encuentro de Docentes Universitarios Católicos (Enduc) contó con la destacada participación del rector de la Pontificia Universidad Lateranense (Italia), monseñor Dr. Salvatore Fisichella, obispo auxiliar de Roma y capellán del Parlamento Italiano. Ante un masivo auditorio (470 profesores provenientes de todo el país), disertó sobre "Proyección y compromiso de la Universidad en la edificación de la Nación".
"El contexto académico invita de manera peculiar a entrar en el tema de la crisis de cultura y de identidad que estos decenios, no sin dramatismo, aparece bajo nuestros ojos" -sostuvo el académico en su conferencia central. "La Universidad es uno de los lugares más calificados para intentar encontrar los caminos para salir de esta situación.>
"En la Universidad se custodia la riqueza de la tradición que permanece viva en los siglos; en ella puede ser ilustrada la fecundidad de la verdad cuando es recibida en su autenticidad con ánimo simple y abierto. En la Universidad se forman las nuevas generaciones, que esperan una propuesta seria, imperiosa y capaz de responder en nuevos contextos a la perenne pregunta sobre el sentido de la propia existencia", enfatizó Fisichella.>
"A mi modesto modo de ver, es en torno al tema de la verdad, probablemente, que se resuelve el nudo del pasaje epocal en el cual estamos inmersos. En este horizonte, de todos modos, se descubre concretamente la naturaleza y el rol de la Universidad. Ella nace para conocer la verdad y de ese modo se pone al servicio de que la existencia personal pueda ser siempre más humana y empujada hacia formas de vida social cada vez más dignas de ser vividas", consideró.>
"La Universidad tiene por vocación el hallazgo de razones siempre nuevas para aportar al sentido de la existencia personal; su fin último es mostrar que la grandeza del hombre es siempre y únicamente la verdad. Éste es ciertamente un espacio en el cual encuentra significado la Universidad, llamada a conjugar la investigación sobre la verdad y la atención a cada persona para que encuentre en la docencia no una abstracción de conceptos, sino una pasión por el hombre", explicó el académico.>
"Un ulterior aspecto sobre el cual me permito atraer la atención para encontrar otros elementos que favorezcan el redescubrimiento del rol de la Universidad en el aporte de crecimiento que debe dar al país me parece es el de reencontrar el valor fundamental de la ética", explicó Fisichella.
"No debería maravillar que se haga más urgente la demanda ética como expresión de verdad sobre las finalidades mismas que mueven la investigación. Cada uno debería vivir con la certeza de que los nuevos descubrimientos están en conformidad con el universo creado, por estar dirigidos por eruditos que tienen plena conciencia de su responsabilidad y de la integridad de la existencia recogida en un orden que a nadie es lícito modificar, porque no puede ser puesto al servicio de la arbitrariedad o de algunos poderes ocultos. La Universidad es el lugar privilegiado donde estos interrogantes surgen, son analizados, ponderados, discutidos y orientados hacia soluciones", fundamentó.>
"El fin último de la Universidad en su contribución a la vida del país no es otro que éste: producir verdadera ciencia; es decir, formar jóvenes que tengan el deseo perenne de tender hacia la sabiduría como expresión culminante del verdadero conocimiento y de la responsabilidad por su participación a todos", concluyó.>
Prensa UCSF - El Litoral