Con la mirada puesta en el presente, y los pies continuamente en la tierra, es posible perder de vista la historia que se oculta bajo las calles, veredas y campos por los que transitamos a diario. Sin embargo, esas tierras estuvieron allí mucho antes de la aparición del hombre en el mundo. De hecho, en el sur de América del Sur el fragmento más antiguo tiene edades de 2.000 a 3.000 millones de años. Los geólogos lo denominan "Cratón del Río de la Plata".
Desde el Centro de Investigaciones Geológicas (CIG/Conicet), de la ciudad de La Plata, el Dr. Carlos Rapela -investigador y director del Centro- y su equipo se propusieron descubrir la extensión y edad de ciertos fragmentos continentales escondidos debajo de la tierra que ocupa nuestro país. Las conclusiones del trabajo se publicaron en el último número de la revista Herat Ciencia Reviews, una de las más prestigiosas en el área de las Ciencias de la Tierra.
En principio, los estudios revelaron que los remanentes del "Cratón del Río de la Plata" (CRP) aparecen formando sierras bajas en el sur de Brasil, el sector central de Uruguay, la isla Martín García y las sierras de Tandil. Sin embargo, se desconocía la extensión hacia el oeste de las viejas serranías debido a que están cubiertas por sedimentos y a que el relieve es llano hasta las sierras de Córdoba, un fragmento mucho más joven y distinto, de "sólo" 540 millones de años. A su vez, los investigadores se propusieron explorar cuántos fragmentos continentales se encontraban debajo de las provincias que forman la región litoral de la Argentina e indagar la edad de las rocas. El análisis de muestras obtenidas en perforaciones profundas, realizadas previamente en el centro y este de la provincia de Córdoba, permitió determinar con certeza edades de entre 2.090 y 2.190 millones de años, similares a las de las sierras de Tandil. Las muestras analizadas se encuentran a profundidades de entre 1.000 y 3.000 metros, y la edad demuestra que las rocas antiguas del CRP ocupan una parte importante del territorio argentino, extendiéndose por el subsuelo desde Tandil y el Uruguay hasta el límite mismo con las sierras de Córdoba, contra las cuales se hallan en contacto directo y neto.>
La determinación precisa de la edad de rocas antiguas requirió de una avanzada tecnología isotópica con la que se analizan cristales de circón, mineral que se encuentra en muy pequeñas cantidades en las rocas. El circón contiene, a su vez, trazas del elemento uranio radioactivo, que se descompone en plomo a una velocidad constante, por lo que, al determinar los isótopos de uranio y plomo, es posible calcular la edad de la roca. Otros hallazgos importantes se hicieron al investigar, con la citada metodología, las rocas sedimentarias situadas sobre el basamento antiguo de 2.000 millones de años, en Balcarce y Mar del Plata. La roca denominada "Piedra Mar del Plata", muy conocida por los turistas argentinos, forma las elevaciones de esa ciudad y se usa como revestimiento de casas. Las edades de los cristales de circón en esas areniscas blancas oscilan entre los 600 y los 1.000 millones de años, edades comunes en las rocas del sur de África. "Similares resultados se obtuvieron en las rocas sedimentarias viejas de las sierras de Córdoba y Catamarca, del otro lado del CRP, todo lo cual sugiere una fuerte asociación con África", señala Rapela, y continúa, "por lo que el sur de Sudamérica parece haberse formado alrededor de un fragmento continental antiguo de 2 mil a 3 mil millones de años, al que, alrededor de los 530 millones de años, se adosaron extensos sectores de sedimentos que provenían del entonces cercano sur del continente antes nombrado".
Cada uno de los cinco continentes del planeta se constituye a partir del agregado de fragmentos de distinto tamaño y edad. Las tierras que los conforman son como un inmenso collage, un gigantesco rompecabezas en el que las piezas se acomodaron en un proceso que se desarrolló a lo largo de miles de millones de años. Los fragmentos continentales más viejos de la Tierra tienen entre 1.000 y 3.600 millones de años, y son los núcleos alrededor de los cuales se van adicionando los fragmentos más jóvenes. Para Rapela, "identificar cada pieza con sus características, saber cómo y cuándo se amalgamó con las piezas que la rodean, aparte de ser una historia fascinante, es una base de información fundamental para establecer la distribución de los recursos naturales del planeta".
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