Representantes de universidades nacionales públicas y privadas de la provincia de Santa Fe y Entre Ríos participaron de un curso-taller sobre cómo garantizan las universidades argentinas el acceso y permanencia de personas con discapacidades. La propuesta, denominada "Accesibilidad en los ámbitos universitarios", fue impulsada por el Consejo de Planificación Regional de la Educación Superior (Cpres) y estuvo dirigida a personal jerárquico de áreas académicas e informáticas, así como a profesionales de las secretarías de obras y mantenimiento universitario: proyectistas, inspectores de obra, mantenimiento, directores de obras, representantes técnicos y responsables de las construcciones universitarias.
"El objetivo fue evaluar las condiciones relacionadas con la accesibilidad de las universidades y si se están planificando a futuro posibles soluciones a barreras que no son sólo motoras sino sensoriales", comentó Liliana Díaz, integrante de la Secretaría de Extensión de la Universidad Nacional de Mar del Plata (UNMP).>
El tema aparece en el año 1993, cuando se comienza a trabajar en forma conjunta con distintas universidades: "Entonces empezamos a preguntar qué responsabilidad le cabía a la universidad, y es cuando aparecen necesidades, y consecuentemente, propuestas, programas y acciones para solucionarlas", agregó Díaz.>
"Yo diría que se fue construyendo visibilidad paulatinamente durante estos 14 años. Lo que empezó en 1993 no era necesariamente un tema institucional para las universidades, cosa que sí sucede ahora", precisó Indiana Vallejos, responsable del Programa UNL Accesible.>
El tema perdió fuerza durante los años 90. En los inicios de 2000 empezó a recobrar entidad, y fue recién en 2005 que cristalizó como problemática en el marco de la Secretaría de Políticas Universitarias de la Nación.>
"Cuando nos preguntamos a quién afecta el problema de la accesibilidad hablamos de cualquier persona que tenga una merma en sus capacidades físicas, tanto alumnos como docentes, y cualquier otra persona con movilidad y comunicación restringida que pretenda circular por la universidad", agregó Nora Demarchi, coordinadora del Grupo Accesibilidad al Medio Físico, de la Facultad de Arquitectura de la UNMP.
"Lo importante es trabajar sobre el colectivo de personas y no sobre la discapacidad en sí misma. El objetivo es que el estudiante pueda ingresar y permanecer en la educación superior. La persona con discapacidad necesita más que nadie formarse: tenemos que lograr que los estudiantes ingresen pero que, además, logren permanecer en la universidad", sostuvo Díaz.>
"La apuesta es que se gradúen con la mejor educación posible, y garantizar la accesibilidad es una forma de hacerlo viable, sin que esto suponga educación de primera y de segunda. La universidad deberá tener la suficiente flexibilidad de adecuarse a las condiciones de cada uno", expresó Vallejos.>
Actualmente las universidades abordan el tema desde distintas perspectivas. El escenario universitario es heterogéneo y consecuentemente así son de diversas las iniciativas institucionales.
La UNL impulsa desde hace años un programa centrado en las condiciones institucionales más que en las condiciones de las personas. "No hay a quién se deba corregir sino una institución que debe garantizar el acceso, la permanencia y el egreso de todos en pos del cumplimiento efectivo del derecho a la educación y al trabajo", explicó Indiana Vallejos.>
Hay universidades que han encarado el tema desde la extensión universitaria; otras donde hay estudiantes que reclaman acciones al respecto y existen otras que trabajan la "accesibilidad" desde las áreas de investigación.>
La Comisión Interuniversitaria y la Red Interuniversitaria de Discapacidad "se proponen contener esta diversidad y potenciarla generando programas institucionales, que respeten la autonomía y singularidad de cada una de las casas de altos estudios".>
La cuestión de la accesibilidad incluye aspectos vinculados a lo pedagógico y lo comunicacional, ejes paralelos pero indisociables a las barreras edilicias: "No sólo debemos acceder y permanecer en el espacio, sino utilizar instrumentos, acceder a una computadora, manipular equipamiento y trabajar en laboratorios. Por lo tanto, el tratamiento debe ser más integral", comentó Demarchi.
"La universidad está dispuesta a realizar adaptaciones curriculares acordes a las necesidades de cada uno de los estudiantes, y esto quiere decir una propuesta académica flexible con capacidad de adaptación", precisó Vallejos.
La Encuesta Nacional de Discapacidad (complementaria al último censo nacional) "es poco confiable", precisaron las expertas considerando que las cifras oficiales -que indican que existe en Argentina un 8% de población con discapacidad- están "bastante alejadas de lo que uno observa en la práctica cotidiana de la vida universitaria".
Para las especialistas lo importante no es cuántos concurren sino cuántos "no llegan a la Universidad". Al respecto, remarcaron que no hay una relación consistente entre los alumnos que egresan del nivel medio y los que ingresan al sistema de educación superior.
Otro de los aspectos abordados es si la accesibilidad debe ser un requerimiento atado a la cantidad de gente o es una condición de la universidad pública para garantizar realmente su condición de "pública", es decir, "que se constituya en una institución a la que todos pueden acceder, más allá de cómo es cada uno", reflexionó la representante de la UNL.
De la Redacción de El Litoral