Para este viernes, a las 20, se anuncia el acto de inauguración de la muestra de esculturas, objetos e instalaciones "Redes Neuronales", de las artistas plásticas Raquel Minetti y Nilda Marsili, en el Museo Contemporáneo de la Universidad Nacional del Litoral, ubicado en bulevar Gálvez 1578.
Los horarios del MAC para visitarla hasta el 7 de octubre son: martes a viernes: 9 a 13 y de 16 a 20; sábados y domingos de 16 a 20.
La licenciada Stella Arber, directora del Museo de Arte Contemporáneo de la UNL, sostiene que Nilda Marsili muestra un grupo de obras en el plano, de pequeños formatos, que hacen a un conjunto, donde se puede ver una repitencia multiplicadora de un organismo mínimo, en infinitas veces, todas hacen a una conjunción, obligando a un recorrido visual que completa el grupo.
Los puntos, los círculos, cuadrados usados por Marsili funcionan como regularidades en reiteración de un orden primario. Cada uno, en su existencia mínima, es una parte fundamental para otorgar el funcionamiento del orden total. Actúan de acuerdo con fuerzas de atracción y repulsión, en una poderosa necesidad de regularidad, como parte vital que genera una estructura compleja. Marsili no va visualmente tanteando, ni moviéndose al azar, sino que programa con exactitud un orden lógico al que se ajusta sin concesiones. Tiene una percepción visual programada para el sentido del orden y escapa de la experiencia del caos.
Estas obras son realizadas punto por punto como estímulos en el plano, simples, autónomos, ocupando un lugar, destacándose por momentos en la imagen, un caracol, un escarabajo, una hoja u otro ser, sacado a la luz como un foco selectivo puntual. Así crea un islote dentro del orden lógico del reino visual. La regularidad de la naturaleza le hace lugar y lo asume como una señal específica de identificación del propio universo, que abarca a la nueva especie, que es a la vez la propia especie, en la actividad vital y cambiante de los seres vivos.
Los órdenes van surgiendo por sí mismos en el proceso de la evolución pictórica de la artista y las señales puntuales que aparecen pueden servir como puntos de partida para marcar un signo de intensión en la repetición, a modo de formaciones propias de la evolución natural de los entes energéticos. Son cicatrices regulares que se suceden en la naturaleza y son parte del mismo orden del universo, que va vinculando en red, la perfección matemática y la energía abstracta del orden racional.
Nilda Marsili nos muestra el valor de la supervivencia evolutiva que forma parte de nuestra herencia orgánica. Aparecen así las ventajas del principio jerárquico, unidades sueltas pero agrupadas, para formar unidades mayores que a su vez hacen a un todo aún más amplio.
Con la mirada podemos dominar inmediatamente el universo gestáltico de Marsili. Sus disposiciones en el plano nos facilitan los recursos para la construcción visual, nos permiten continuar con el equilibrio pautado hasta el final y disfrutar de cada unidad en la complejidad de su delicado patrón de simpleza.
Raquel Minetti presenta figuras de arcilla que están en las lindes de la escultura, instaladas en escenarios de acción conjunta. Están realizadas en una paleta sorda, baja, de raigambre con la tierra; esta técnica primitiva, es usada aquí como medio expresivo, la terracota, de por sí, tiene ese peso específico propio que le es tan distintivo.
La artista construyó sus personajes con claras identidades particulares, con una variada galería de expresiones faciales, miradas y posturas que, aunque agrupadas, nos devuelven el siempre presente recuerdo de la fragmentación del mundo y el aislamiento de los seres humanos en las superpobladas urbes actuales.
Todas ellas en espacios geográficos de exigencia diaria, con evidentes reglas en juego, sin desorden, sin amenazas aparentes. Ya se desatará la anarquía cuando se desarme la fila, ya volverá a su cauce otra procesión, en otro escenario de vida, que colocará cada pieza humana en su lugar. Otra vez la naturaleza pondrá las cosas claras, y conseguirá su nuevo anclaje. Otra vez retendrá en su red anónima su perfecta organización.
Encolumnados, relacionados, tal vez sólo así se sienten a salvo, si salen de la red salen del orden natural y entran en caos. Hay una sucesión, con alternancias apenas sugeridas, con un mínimo quiebre, dado por una mujer sentada o la interferencia de la siesta de un perro callejero.
En las escenas se pueden adivinar anécdotas múltiples de convivencia casual, surge lo familiar, lo sorprendente y lo espontáneo, en el mismo nivel del malestar y la angustia. La tragedia se mezcla con el humor y la imaginación de quien tiene que ocupar su tiempo en una extensa cola de espera.
Las figuras son, en este caso, individuos simbólicos con la tarea de representar a todos y, en su convivencia, producen integraciones, sobre la base de ser fragmentos mínimos vinculados de un todo complejo y amplio.
Así Minetti propone que nos veamos reflejados en el mundo que nos toca, siendo cada uno de los personajes un yo con cuerpo y alma, hablando desde una voz que es una y es coral, engendrando la síntesis de las redes sociales, en la pulsión de la vida humana y sus complejas vinculaciones. Existe en ellos un sostenido estímulo de pertenencia que tiene determinadas cuerdas de amarre, en esos recorridos de dimensión simbólica, instalados en escenarios donde las acciones cotidianas se tornan ritos, con leyes y pautas propias de comportamiento. Se puede detectar en cada fila, la energía vital activa y la frescura que le impone la artista a cada uno de los protagonistas en escena.
Las dos artistas que exponen en el MAC denominaron su muestra "Redes neuronales", la propia naturaleza de los materiales utilizados y los conceptos de cada una, las diferencian y a la vez las reúnen en esta elaboración conjunta de una idea madre. La variedad y las distintas configuraciones logradas son la resultante de la percepción visual primaria y sus elaboraciones posteriores. Son, en definitiva, estructuras paralelas de planificaciones, ajustes, movimientos reglados no rígidos en la ejecución de las tareas de la producción de sus obras.
Trabajaron al unísono, con un tema que las motivaba y en esa interacción sincrónica, fueron empujadas por sus propios impulsos y cada una tomó un aspecto de las "redes neuronales". Los conceptos, las acciones, fueron diferentes, los resultados también.
La marca, la huella de cada una, está a la vista.
El pensar en redes neuronales, es pensar en sistemas complejos, en sistemas abiertos que se interrelacionan.
La onceava dimensión la constituyen fuerzas ordenadoras, como resultado de la interrelación de conjuntos energéticos. Estas fuerzas ordenadoras son las que generan a su vez todas las construcciones presentes en el universo, tanto naturales como sociales.
En apariencia aislados, estamos conectados con cantidad de personas a quienes los mueven las mismas inquietudes o necesidades. Esa estructura que se arma a partir de movimientos internos de cada uno de nosotros, genera redes que se modifican y se reorganizan en interacción con el mundo.
Los puntos representan entes energéticos, momentos electromagnéticos que se agrupan formando conjuntos que constituyen el universo.
Resultado de las construcciones regidas por fuerzas ordenadoras son las series de los caracoles, helechos e insectos.
Resultado de un pensamiento en red es la serie de los vecinos y las historias de Pichái.
M-M
Marsili-Minetti
De la redacción de El Litoral