Milán (Especial para El Litoral).- "Hay cosas que suceden en el alma y a veces las emociones te golpean como un viento fuerte", fueron las emocionadas palabras del sentido discurso de Fabián del Giúdice, presidente de la Comisión de Hermanamiento, dentro de la formalidad del acto oficial.
Nadie tan humildemente orgullosos como ellos, gente de trabajo silencioso, que vieron coronar el sueño de pisar la tierra de sus abuelos. Por fin estaban en Italia, por fin pudieron pasear por sus calles, sentir sus aromas y disfrutar de algo que para ellos era un sueño. Pucci Rinoldi, la presidenta del Comitato Gemellaggio en Italia, envió un afectuoso y cálido saludo a aquellos ciudadanos sanjustinos que no pudieron estar presentes, pero que habrían deseado participar de este evento de todo corazón. "Ellos representan un tesoro precioso para cada uno de nosotros", dijo emocionado.
El significado "gemellaggio" es hermandad y eso es lo hemos vivido en estos días en el norte italiano. Los arluneses fueron nuestros hermanos. Tenemos el alma llena y agradecida por tanto afecto desde lo más profundo del corazón.
Nosotros sanjustinos, no hicimos otra cosa que agradecer y emocionarnos. A veces no bastan los gracias, ni los abrazos. A veces, como dice Serrat, "se nos eriza la piel y faltan palabras".
Los primeros pasos los dio el Dr. Rubén Darío Oliva, médico de la selección campeona del mundo del 78, un sanjustino radicado hace mucho tiempo aquí en Milán. Las gestiones las inicia en el 2002 con el entonces intendente, que luego fueron continuadas por Luigi Losa, actual sindaco.
"Pensé que sería una forma de agradecer el aporte de esa maestra brillante como fue Rosa Giussani de Piva que un día emigró de la Lombardía y que en 60 años tuvo sólo 3 días de ausencia", explicó el prestigioso profesional (N. de R: el actual museo municipal lleva el nombre de Rosa Piva).
En 2006, en la primera etapa del hermanamiento, más de 40 arluneses viajaron a San Justo y se vinieron con el firme compromiso de redoblar esfuerzos para devolver, en parte, todo el afecto recibido en la Argentina.
Ahora, por estos días, en un acontecimiento sin precedentes en la historia de nuestra comunidad, 90 sanjustinos residentes en nuestro país -más otros que vivimos en Italia- pusimos los pies en el Mediolanum, en el medio del llano, como los celtas 600 años a.C llamaban por entonces a Milán.
Luigi Losa, su intendente expresaba: "Abrimos las puertas de la ciudad y de nuestros corazones para regalarles todo lo que poseemos, ofrecerles gestos de amor y reconocimiento, para reafirmar con la simpleza de nuestra vida cotidiana, el amor grande y sincero que albergamos por todos ustedes. A partir de hoy, Arluno es vuestra ciudad".
Sin dudas que el momento más emocionante se vivió el domingo en el Museo Historia y Memoria. Fue un tiempo de conmoción hasta las lágrimas. Toda nuestra historia sanjustina documentada y exhibida en su museo con gigantografías y fotos: apellidos de familias tradicionales de San Justo con aquellas actividades comerciales pioneras iniciadas por nuestros abuelos mostraban cómo transcurría la vida sanjustina allá lejos en el tiempo.
También las carreras ciclísticas, comuniones y las procesiones por calle Iriondo, la fiesta de la comunidad italiana, el negocio El Corralón, los talleres mecánicos, el Hotel Progreso y el Galileo -hoy ya ausentes- la farmacia Bertodi, el Club Cosmopolita, la agencia Ford, la Cooperativa, el pastificio El Modelo, por citar algunos ejemplos.
Pero un párrafo aparte lo merece la historia de Tullio Ageno, investigada desde el sentimiento por su hija Graciela. Cuenta la historia del abuelo y de su padre. Aquí en Italia, lejos en la distancia y en el tiempo, a 12 mil km y luego de 30 años, alcancé a comprender un poco más a don Tulio, como le decíamos allá en el barrio de calle 25 de Mayo.
Hombre callado, de pocas palabras y de silencios largos, que seguramente lo ayudaban a reflexionar en su intimidad de ciclista, mientras masticaba angustias pedaleando kilómetros y kilómetros sobre la ruta nacional 11.
Pioneros
Ludovico Alassia y Teresa Bertola fueron los primeros inmigrantes italianos en radicarse en San Justo. Ellos, originarios de la provincia de Cuneo, iniciaron el camino en 1882 hacia lo que hoy es la ciudad cabecera del departamento homónimo.
Juan Daniel Rodríguez Primo