De la Redacción de El Litoral
"Hasta no hace mucho tiempo, la calle era un espacio de juego. El ciudadano aprendía a conocerla y a relacionarse con ella de la misma manera en que aprendió las cosas más significativas de su vida a través del juego", explicaron Ernesto Benito, Gabriela Qüesta y Benito Fernández, coordinador y docentes del Postítulo de Coordinación en Proyectos de Recreación Comunitaria, que se dicta -desde junio de este año- en el Instituto Superior de Educación Física (Isef), Prof. César Vásquez.
En este marco se llevó a cabo recientemente la tercera edición del juego urbano "Ludeando por la ciudad", del que participaron 45 docentes: maestras de grado, profesores de Ciencias de la Educación, maestras especiales, así como asistentes sociales y profesores de educación física, todos alumnos del postítulo.
En esta ocasión se jugó en las calles de los barrios Candioti Sur, Plaza España, Centro, Recoleta y se desarrollaron actividades en plazas de la zona, comercios, Terminal de Ómnibus, Museo Ferroviario, ATE Casa España, Amsafe y bares.
"El objetivo es recuperar el ámbito urbano como espacio de juego, y el de proponer a la ciudad como escenario de un juego que intenta rescatar la historia, los lugares, personajes, tradiciones, costumbres y conocer el medio urbano desde una experiencia lúdica", expresaron los docentes.
"Fundamentalmente, eran los niños se apropiaban de los espacios públicos y se hacían presentes en cada rincón, transformando la calle en espacios de alegría. La creciente urbanización fue cercenando estos espacios y arrinconándolos hacia espacios cerrados, controlados, preestablecidos, en los que el juego se transformó más en un producto que en una construcción social", agregaron.
"A veces, a causa del aumento del tránsito de automóviles, otras debido a la creciente inseguridad, es poco frecuente ver grupos de niños desplazándose solos por las calles. La ciudad se fue transformando en un lugar de paso: los espacios públicos destinados a juegos para niños y adultos se fueron transformando. Ver chicos jugando en la calle es una extrañeza en las ciudades, y personas grandes haciéndolo, más aún", precisaron Benito, Questa y Fernández.
Si de juegos se trata, los especialistas sugieren pensar "cuál es el juego posible en una ciudad de las características de la nuestra", e indagar sobre las políticas públicas que habilitan o limitan las expresiones lúdicas de los ciudadanos: "¿Cuáles son los espacios verdes y abiertos disponibles para la población? Cuando hablamos de población debemos dirigir una especial mirada hacia los sectores más vulnerables como los niños y niñas, los ancianos y ancianas y las personas con capacidades diferentes", especificaron.
Según plantean Benito, Questa y Fernández, "con frecuencia se escuchan opiniones que denostan los juegos de los niños de hoy, catalogándolos de individualistas, violentos, o poco edificantes".
Al respecto se preguntan: "¿Qué espacios y oportunidades existen para que estos niños puedan, no sólo jugar libremente, sino moverse con autonomía en su ciudad, ir a la escuela sin compañía, experimentar el placer de jugar con compañeros ocasionales en un parque, o simplemente transitar, investigar, imaginar, sentir que la ciudad es también suya?".
El objetivo de estos juegos urbanos comunitarios es "abrir la posibilidad a que la comunidad juegue, porque entonces serán capaces de modificar su contexto y modificarse a sí mismos: en definitiva, lograr una ciudad que sea más vivible".
Explicaron los docentes que con este tipo de actividades se busca "generar otra mirada de la ciudad, descubrir sus patrimonios culturales y humanos y experimentar otro tipo de relación, basada en la alegría y el reconocimiento del otro. Lo que intentamos es vivir lo que cuando niños experimentábamos jugando: alegría, tensión, poder de hacer y la posibilidad de disfrutar sin consecuencias".
"Esto es lo que buscamos quienes organizamos la actividad: que jueguen tanto los docentes del postítulo como muchos de los que trabajan, viven, y sobreviven en esta zona de nuestra ciudad. Esto permitió que comerciantes, trabajadores, vecinos y transeúntes se permitieran volver a experimentar ese enorme placer de jugar sin esperar nada a cambio", concluyeron.
Pasadas las 10 de la mañana, partió el grupo de 42 docentes desde una academia de danzas ubicada en Calchines 1647, con el objetivo de realizar 40 "pruebas", que debían cumplirse ese mismo día, antes de las 13.
Es así que durante tres horas se realizaron: visitas a comercios de la zona, improvisación de un casamiento en la puerta del Registro Civil, se bailó una chacarera en una panadería, se cocinaron dos huevos fritos en una escuela de cocina, se identificaron y registraron edificios antiguos a través de fotos, se visitó el Museo Ferroviario, se entrevistó a trabajadores de la Terminal, se visitaron vecinos, se contaron chistes en distintos comercios, para concluir con la última prueba: una actuación en ATE Casa España con público reclutado en la calle.
Durante la mañana, periodistas de LT 10 que colaboraron con la propuesta anunciaban periódicamente distintos mensajes a los participantes.
Pasadas las 13, el grupo se concentró en la sede de Amsafe Provincial, instancia en la que se constató el resultado: luego de una evaluación técnica, la propuesta recreativa finalizó con una comida.
El grupo logró realizar todas las pruebas, fundamentalmente la de jugar y hacer jugar a una importante cantidad de personas de los barrios donde se desarrolló la actividad.