En 2004, autoridades de la Universidad Católica de Santa Fe (UCSF) tomaron la decisión de ejecutar una obra que vendría a solucionar tres cuestiones: completar el espacio físico faltante (particularmente, para actividades de posgrado), tener un ingreso digno para una institución educativa de jerarquía y recomponer la fachada.
Así lo explicó Ricardo Rocchetti, decano de la Facultad de Arquitectura UCSF. Luego del concurso interno, se eligió el anteproyecto de Javier Mendiondo y Lucila Gómez.
La obra fue adjudicada a la empresa Cocyar Ingeniería (siete meses de ejecución) y se espera su inauguración para marzo del año próximo.
Mendiondo y Gómez, proyectistas y directores de la obra, precisaron las características que mostrará la UCSF: "En planta baja del edificio se resuelve el acceso institucional. En los pisos superiores, la UCSF va a contar con 14 nuevas aulas en tres pisos superiores. Además, se va a permitir una circulación en torno al patio interno, mejorando las prestaciones edilicias en casos de emergencia.
"Desde el punto de vista urbanístico -plantearon- tratamos de moderar el impacto de la escala de la masa edilicia en un entorno de casas bajas, en un paisaje urbano tan típico de Guadalupe, haciendo un edificio más amigable".
El hall de planta baja será un espacio abierto, con la intención de que -a futuro- pueda funcionar como un ámbito para realizar actividades culturales, actos o exposiciones, además de reforzar la actividad en el patio. La actual entrada quedará como salida de emergencia, y las áreas de rectorado y sector administrativo proseguirán tal como ahora."
Se construirán 2 mil metros cuadrados entre superficie cubierta y semicubierta, con un costo cercano a los 4 millones y medio de pesos.
El proyecto original de la UCSF tenía 6 mil metros cuadrados: actualmente, tiene 10 mil metros y con el nuevo sector contará con 12 mil metros cuadrados.
Los arquitectos explicaron que el edificio cumplirá con todas las normas de seguridad exigidas, así como con las condiciones adecuadas para las personas con capacidades diferentes: ancho de pasillos, rampas especiales, baños adaptados, entre otros aspectos.
El diseño dará forma a un edificio sustentable, es decir, "hacer las cosas en el presente para que en el futuro no generen problemas". Así, se disminuirá el consumo de energía a través de "amortiguadores térmicos" en sus laterales: "Al oeste, patios y pasillos con persianas parasoles; y del este, un sistema de parasoles metálicos que van a alojar una cortina vegetal, con lo cual va a haber una especie de jardines colgantes en la fachada".
De esta manera, precisan los profesionales, "se toma en cuenta uno de los aspectos de la identidad de Guadalupe, que es su exuberante vegetación, su forestación típica, tratando de incorporarla como atributo al diseño.
"Esto disminuye el consumo de energía que, sumado a buenas condiciones de iluminación y ventilación, se supone hará que el edificio se comporte adecuadamente en este sentido".
Además de recuperar el agua de lluvia para usarla como riego del patio interno, se prevé el acceso directo a la biblioteca: "Esto tiene que ver con la idea de concretar la apertura de la UCSF a la comunidad".
La Universidad Católica empezó sus actividades en 1957 funcionando en edificios diversos: Derecho lo hacía en el Colegio Inmaculada, Ciencias Económicas en el colegio La Salle, y Arquitectura y Filosofía en una vieja casona (hoy demolida), ubicada al lado del Jockey Club.
El actual edificio de la Universidad Católica se construyó para reemplazar al viejo Seminario de calle Piedras, proyecto que tuvo sus primeros esbozos por la década del 40. A principios de los 50 se presenta el proyecto a la Municipalidad, propuesta pretenciosa, amplia, cuyo acceso estaba previsto por Javier de la Rosa.
"En los años '60 la UCSF vio la necesidad de tener su edificio propio. Dado que el seminario había quedado a medio construir, y había perdido el sentido originario (en ese momento las vocaciones sacerdotales habían decaído mucho), el entonces presidente del directorio, Monseñor Zazpe, decide trasladarla a su emplazamiento actual", explicó Rocchetti.
"Cuando la universidad empieza a ampliar sus actividades, las necesidades fueron creciendo y la construcción de nuevos espacios también, hasta alcanzar unos 10 mil metros cuadrados en la actualidad", agregó el decano.
El edificio quedó sin fachada: actualmente el ingreso es por un pasillo lateral: "Siempre existió la idea de darle sentido arquitectónico al edificio, recomponiendo una fachada y generando un ingreso que no tiene, sumado a la necesidad de espacio físico que tiene nuestra universidad", sentenció.