César Benítez - [email protected]
A tres años de marcar un antecedente inédito en la zona, al convertirse en el primer establecimiento frutihortícola orgánico de la región que comenzó a exportar frutilla -variedad Camarosa- a la costa oeste de Estados Unidos, ahora suma lejanos destinos como Corea del Sur y Nueva Zelanda. Asentado en el límite entre los distritos Monte Vera y Recreo, el establecimiento Las Brisas, que lideran los contadores Marcelo Vorobiof y Mónica Banchik de Vorobiof, junto a su familia, además de un joven equipo de profesionales y empleados, afianza su crecimiento en un segmento de inusitada demanda en los mercados internacionales.
Toda la producción está certificada, lo que les permite acceder a cualquier mercado del planeta. Este proceso se realiza a través de Letis SA, certificadora autorizada por el Senasa y habilitada para los mercados de EE.UU., Europa, Japón y el resto, que requieren normativas específicas.
También cuenta con la certificación Kosher otorgada por la asociación religiosa educativa y cultural Adjut Israel, bajo la supervisión del rabino Daniel Oppenheimer.
En ese sentido, Marcelo Vorobiof pone énfasis en que no se apartaron de la estrategia trazada desde 2005, que "significa crecer paulatina pero sostenidamente con una curva de afianzamiento que constituye también un aprendizaje permanente, ya que no hay experiencia a nivel nacional. Por lo tanto, debemos alimentar esa tendencia con un paso firme pero pausado".
"Este año, el clima nos está jugando a nosotros y al resto de los productores un dolor de cabeza, porque arrancamos con importantes lluvias que no nos dejaron preparar la tierra con el tiempo que requiere. Luego, la cantidad de heladas que se produjeron retrasó la salida de la fruta. Pero seguimos creciendo en nuevos mercados y hemos conseguido colocar una parte de la producción en Corea del Sur y Nueva Zelanda, lo que nos permite alentar expectativas de ganar nuevos mercados", evaluó el emprendedor.
También reconoció que se trabaja de manera avanzada en un plan de "crecer sin tierras", donde gente de la zona que tiene parcelas improductivas o las ha cedido en arrendamiento puede volcarla a este tipo de producción, otorgándole mayor sustentabilidad, valor agregado e incorporación de mano de obra a la región.
Es toda una incógnita el rendimiento de la producción, teniendo en cuenta la incidencia climática. No obstante, se incorporaron este año 2 nuevas hectáreas, que hacen un total de 6 en producción.
Cecilia Vorobiof, coordinadora de Recursos Humanos del establecimiento orgánico Las Brisas, sostiene que la educación "es uno de los pilares fundamentales que contribuye al desarrollo de la persona y por ende a su marco social. Precisamente, al perseguir el objetivo de crear desarrollo sustentable en la región promovemos instancias educativas".
Para la profesional toda empresa y en particular aquellas en vías de expansión, sólo tendrán un crecimiento real si quienes la integran "aprenden individualmente y colaboran con el aprendizaje organizacional" para lo cual encaran capacitaciones de gestión, para mandos medios, trabajadores rurales, higiene y seguridad laboral."Y por sobre todo apoyamos y alentamos el acceso a la educación formal: comienzo o finalización de la etapa alfabetizadora para adultos, escuela primaria, secundaria y acceso al nivel terciario".
"Para el 2008, nos esperan grandes desafíos educativos: mayor profundización en el aprendizaje de las normas de calidad y orgánicas, manejo de los nuevos productos que producirá la empresa, además de la incorporación de un Centro de Alfabetización en colaboración con el sindicato Uatre", vaticina con entusiasmo Cecilia Vorobiof.
Las Brisas no agota su producción con la frutilla orgánica porque se busca evitar la dependencia del monocultivo. "La estrategia comercial de nuestra empresa es producir las distintas variedades frutihortícolas según la demanda exigida por el mercado", señaló Marcelo Vorobiof.
Se trabaja en la faz experimental para obtener pruebas comerciales que "nos permitan formalizar pedidos concretos de brócoli que iría congelado; de zapallo, variedad Anco, en cubitos de 1 cm x 1 cm para el sector del baby food -comida orgánica para niños-, y el tomate natural en lata industrial, para lo cual se firmó un acuerdo con un enlatador de la provincia de San Luis.
También se prevé para el año que viene preparar tierras a fin de comenzar con la implantación de arándanos orgánicos.