En el artículo anterior, nos referimos a la importancia del desarrollo de "hábitos" para la formación de los alumnos, durante el aprendizaje. Los logros obtenidos en este tema en el ámbito familiar deberán continuar y enriquecerse haciendo sintonía con su evolución en el sistema educativo, primario y secundario, hasta llegar al nivel superior.
Uno de los aspectos que no debemos descuidar es el desarrollo de hábitos de lectura. No sólo por el enriquecimiento cultural que supone, sino también para el logro de una buena entonación, el respeto a los signos de puntuación, la adquisición de una buena disposición de los órganos de fonación para la óptima articulación (esto en la oralidad), la riqueza de vocabulario que le permitirá jugar a la sinonimia en pro de evitar las repeticiones cercanas e inútiles que no van a favorecer la coherencia de la producción, lograr dar un sentido a lo dicho en beneficio del interlocutor y de la interpretación de lo comunicado.
A partir de lo expuesto, es que será importante concienciar al alumno de la necesidad de ingresar al texto con una actitud ingenua y totalizadora. Que lo considere un todo sistemático en el que las estructuras y elementos constitutivos están interrelacionados. Desarrollar en él una actitud curiosa por lo que el texto le deparará. Segmentarlo en macroestructuras (párrafos) le evitará visualizarlo en toda su complejidad para encontrarle el sentido, su sentido, le evitará disfrutar de él y le impedirá ubicarse espacialmente en el mismo. íEs como entrar a un ámbito desconocido y querer opinar acerca de él! Por lo tanto, la lectura no debe ser "literal", sino "global".
También será importante desmitificar la idea de que "cada párrafo encierra una idea principal" íCraso error! Hagámosles observar diferentes tipologías textuales y podrán convencerse de que no siempre es así, sino que las ideas se repiten constantemente con diferentes formalizaciones.
Otro aspecto sobre el que tenemos que reflexionar es el famoso "subrayado". El concepto que conlleva es que a través de él destacan las ideas principales (mejor sería hablar de conceptos principales) diferenciándolas de las secundarias. Me pregunto ¿cómo van a saberlo sin haber terminado la lectura del texto? ¿Cómo saben lo que les va a deparar el mismo? ¿No propugna lo cuantitativo sobre lo cualitativo desde su implementación? Por ejemplo, ¿cuántas veces los hemos visto subrayar con la regla hasta tal o cuál palabra? Estamos impidiendo los procesos abstractivos cognitivos y, por lo tanto, el uso del lenguaje simbólico y el razonamiento implicado. íSe suben al arbolito y pierden de vista el bosque! Ahora bien, la pregunta se impone ¿es tan nefasto el subrayado? No, de ninguna manera, es como un semáforo que nos dice adónde debemos detenernos por la importancia del contenido, es como un marcado, que bien podría ser suplantado por otro tipo que cumpla la misma función, pero nunca confundirlo con un método de estudio.
Por lo tanto, nuestra propuesta es que no les permitamos subrayar hasta tanto no hayan leído la totalidad del texto o capítulo o tema, hasta tanto no hayan comprendido a partir de reiteradas lecturas del texto dado. ¿Cuántas veces? No tenemos respuesta, cada uno tiene sus propios tiempos y debemos de respetarlos para que se lleve a cabo una lectura comprensiva que les permita la aproximación al conocimiento.
Evangelina Simón de Poggia [email protected]