Los medicamentos utilizados para el tratamiento de enfermedades en vacunos dejan residuos que si no son detectados a tiempo pueden llegar a contaminar la leche almacenada en el tanque de la granja, la cisterna de recolección o incluso en los grandes silos de la industria láctea, lo que provoca importantes pérdidas al tambero. Y aunque actualmente existe a nivel nacional un método para controlar estos residuos, los tratamientos resultan -al menos- poco efectivos.
Una muy práctica solución al problema está llegando de la mano del kit de detección de residuos de antibióticos en leche, un invento de científicos de la Facultad de Ciencias Veterinarias (FCV) de la Universidad Nacional del Litoral (UNL) que promete agilidad en el manejo y efectividad en los resultados.
El kit permite a los productores realizar análisis en el mismo tambo y controlar de forma simple y segura la calidad del producto que entrega a las empresas. "Nuestra idea es llevar el laboratorio al tambo, porque es ahí donde comienza la contaminación de la cadena productiva. Está hecho para que el productor de campo o el veterinario puedan utilizarlo", explicó el Dr. Rafael Althaus, investigador que lidera el equipo.
Generalmente, los residuos de antibióticos en leche se miden en los grandes camiones transportadores antes de su ingreso a las industrias. Cuando tiene residuos, directamente la leche no es aceptada por las industrias ya que, además de provocar problemas en la salud de los consumidores (puede generar alergias y desarrollar resistencias de los microorganismos a determinadas sustancias farmacológicas), suelen inhibir los procesos de elaboración de productos fermentados, como el queso o el yogur.
En Argentina existe un plan de control que se implementa en las cisternas, leche en polvo y leche envasada, pero estos métodos son muy costosos y se realizan cuando grandes cantidades de leche ya están contaminadas. El kit permite diagnosticar sobre cantidades menores de leche, con equivalente precisión.
Este kit está compuesto por 98 tubos individuales, de 8 milímetros por 4 centímetros de alto, que se usan y se desechan en cada una de las muestras. Su aplicación es sencilla, y puede ser manipulado por cualquier productor que pretenda controlar la calidad de leche de su propio tambo.
Cada microtubo se introduce la leche y, al cabo de unos segundos, un color muestra si está contaminada o no. A diferencia de otros kits importados, este kit made in argentina permite detectar residuos de diferentes antibióticos, como los betalactámicos, tetraciclinas y sulfamidas.
El desarrollo fue presentado por el Ing. Rafael Althaus y el Lic. Orlando Ángel y recibió una mención en la categoría Innovaciones en el Agro, en el marco del concurso Innovar, que impulsa la Secretaría de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva de la Nación (Secyt). También recibió un incentivo de parte de la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual.
En pocas semanas, el producto ya estará en el mercado a la mitad del costo de los kit importados, que actualmente se venden entre los 100 y 200 pesos.
La firma que lo pondrá a la venta es ResScreen, una empresa incubada en Idear (la incubadora de empresas de Esperanza). Antes, la investigación que dio lugar al producto fue financiada por la UNL a través del programa de los CAI+D (Cursos de Acción para la Investigación y el Desarrollo).
Además, por medio de la Unidad de Vinculación Tecnológica y del Centro para la Transferencia de los Resultados de la Investigación (Cetri-Litoral) accedió a financiamiento de las líneas de Proyectos Federales de Innovación Productiva (Secyt).
El Área de Propiedad Intelectual le brindó apoyo en la redacción y la gestión de la patente.
(C) Prensa UNL - El Litoral