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Cerca de las 10 de la mañana, el paisaje habitual de la Costanera Este -desolado en un día gris y laborable- había cambiado notoriamente: media docena de empanadas gigantes, un par brujas y algunos ángeles, cruzaban el Puente Colgante; del otro lado, los esperaban algunos indiecitos, seductoras odaliscas, un grupo de vaqueros y soldados romanos, y hasta los mismísimos Freddy Mercuri (vocalista del grupo inglés Queen) y Pluto.
Terminar la universidad no es un calvario, ni tiene por qué serlo: al menos eso mostraban hoy -con evidente euforia- los 140 egresados de la primera promoción del Programa de Ciencias Médicas de la Universidad del Litoral, articulado con la Universidad de Rosario (UNR).
Emulando las celebraciones que tradicionalmente se llevan a cabo en la Facultad de Medicina de la UNR -llamada "La bajada" (ver nota relacionada)-, al concluir el cursado del último año de la carrera, los estudiantes organizan un festejo donde la nota característica son los disfraces y la música.
En Santa Fe, los egresados importaron e instituyeron localmente el rito, y lo rebautizaron con el nombre de "La cruzada", en alusión al cruce por el Puente Colgante, desde la Escuela de Medicina (Ciudad Universitaria, El Pozo) hacia la sede del Rectorado de la UNL (Bv. Gálvez al 2700).
Concentrados en Costanera Este, partieron todos -detrás de una camioneta convertida en ambulancia para la ocasión- hacia la Escuela de Medicina, pasando por Rectorado para terminar el día en un camping cercano.
"Esta fiesta es la despedida que hacemos todos los integrantes de la primera promoción del plan de Medicina de Santa Fe. Después de tanto esfuerzo, nos merecemos esta fiesta", explicó una de las egresadas, disfrazada de Caperucita Roja.
"El esfuerzo ha sido de todos: nuestro como de las autoridades desde 2001, cuando empezamos la Instancia de Confrontación Vocacional en Rosario. Luego vinimos acá, dando origen a la Escuela de Medicina, hoy un proyecto ya asentado", agregó un alumno, en las ropas de un perfecto presidiario.
"En Rosario se llama La bajada, porque bajan desde el Monumento a La Bandera hacia la Facultad. Nosotros le cambiamos el nombre: La cruzada, dado que cruzamos el Puente Colgante, desde Ciudad Universitaria a Rectorado", agregó un llamativo soldado romano.
"Es un evento simbólico y trascendente, ya que es la primera vez que se realiza en nuestra ciudad", explicó una de las egresadas, que portaba unas relucientes alas de mariposa.
Los festejos, la música y el baile fueron la nota distintiva del comienzo de la jornada, inusual panorámica en la ciudad. Más allá de la ritualidad, los estudiantes no dejaron de mencionar los avatares que debieron sortear por ser los protagonistas de una experiencia educativa inédita, tanto como la satisfacción por los logros alcanzados.
El fenómeno denominado "bajada" comenzó a realizarse hace casi una década en Rosario, donde se intentó reproducir -con una impronta propia- la celebración que se llevaba adelante desde hacía mucho tiempo en algunas universidades porteñas y en el Colegio Nacional de Buenos Aires.
En el histórico colegio porteño el ritual consistía en que los alumnos graduados descendieran por las escaleras en una carrera en la que se tiraban huevos, harina y se empujaban.
A fines de los 90, en Rosario el festejo tomó otro cariz y una característica propia. La idea ya no era, como ocurría en el Nacional de Buenos Aires, que la denominada "bajada" terminara con expulsados, heridos y con títulos en los noticieros del mediodía. Los alumnos de la Universidad Nacional de Rosario sólo querían divertirse y, sobre todo, hacer notar que se habían graduados.
Así, un festejo que comenzó como una diversión de un pequeño grupo terminó convirtiéndose, en los últimos tres años, en una fiesta multitudinaria.
El nivel de organización que requiere llevó a que este año se alquilara un terreno en las inmediaciones de la Facultad: allí se montó la escenografía para que todos se disfrazan, bailaran y bebieran, hasta que el cuerpo aguante.
En el último año la "bajada" se convirtió en algo tan importante que las agrupaciones políticas universitarias empiezan a buscar estrategias para disputar su organización.
Corresponsalía Rosario - El Litoral