Agencia Télam / De la redacción de El Litoral
La jornada en la que el club de Avellaneda concretó una de sus más gloriosas hazañas se dio el 25 de enero de 1978, en el estadio del barrio Jardín de la ciudad de Córdoba, ante el Talleres local.
La segunda final culminó empatada en dos tantos y, por el doble valor de los goles conseguidos como visitante (habían empatado 1-1 en la ida, en Avellaneda, cuatro días antes), Independiente festejó el campeonato.
Pero lo cierto es que lo hizo en circunstancias poco menos que desfavorables, ya que consiguió el empate por medio de su máximo ídolo, Ricardo Enrique Bochini (quien casualmente cumplía 24 años ese día), cuando el equipo ya jugaba con tres hombres menos.
Es que, a los 24 minutos de la segunda parte, en una enfervorizada "Boutique" (tal como se conoce al estadio de Talleres), el otrora delantero Ángel Boccanelli metió la mano ante un centro que llegó desde la derecha y mandó la pelota a la red. El árbitro Roberto Barreiro no observó la infracción y convalidó la conquista para que el elenco de Roberto Saporiti (hoy DT de Olimpo de Bahía Blanca) se pusiera 2-1 arriba, resultado suficiente para que los cordobeses consiguieran su primer título en el profesionalismo.
"Yo supe que el general Luciano Benjamín Menéndez (luego protagonista de la guerra en Islas Malvinas en 1982), que entonces era el gobernador de Córdoba, estaba muy interesado en que Talleres saliera campeón. Y ese partido fue muy raro, muy raro", recordó Bochini, el protagonista principal de aquella noche "mágica" del once de Avellaneda.
Y luego del gol de Boccanelli, el mediocampista central formoseño Rubén Galván le comentó al árbitro Barreiro: "Lo que usted cobra es una vergüenza. Tengo dos hijos, ¿por qué no me echa?", le solicitó el más tarde integrante del seleccionado argentino campeón del mundo en 1978. Acto seguido, Barreiro le mostró la tarjeta roja. Y entonces llegó la protesta de Omar Larrosa (otro volante que supo vestir la camiseta argentina bajo la conducción del DT César Luis Menotti) y el reclamo fue similar: "Esto es una usurpación, ¿por qué mejor no me expulsa?" pidió el ex mediocampista de Huracán y Boca Juniors, entre otros clubes. Y el juez le cumplió "su deseo".
Las expulsiones enloquecieron al capitán Enzo Trossero, quien comenzó a hacer el clásico gesto de apoyar una mano sobre la otra, dando a entender que el árbitro habría estado pago para que ganara Talleres. Entonces, el defensor del "rojo" vociferaba a quien quisiera oírlo: "Ladrones, ladrones, así salen campeones". Obviamente, Barreiro lo escuchó y le marcó el camino de los vestuarios.
Con tres hombres menos, Independiente debía recomponer las líneas y jugarse la patriada. Para ello, Pastoriza, quien obligó a sus jugadores a permanecer en el campo a pesar de la inferioridad numérica, hizo dos cambios recordados: metió a Ricardo Bertoni (no era titular porque se estaba recuperando de una lesión) y a Mariano Biondi. Y le dieron sus frutos.
"Estaba tan fastidioso que quería que me echaran. Me acuerdo de que perdí una pelota en la mitad de cancha y lo crucé muy feo a (Víctor) Ocaño, en una jugada que merecía "anaranjada'", se sincera hoy Bochini, el responsable máximo de la gesta que empezó a concretarse cuando el reloj marcaba los 38 minutos del segundo tiempo.
"(Rubén) Pagnanini me dejó la pelota en el medio de la cancha. Gambeteé a uno, se la toqué a Bertoni, que se la dio a Biondi. Cuando salió (Rubén) Guibaudo, Mariano hizo una gambeta larga para sí mismo, levantó la cabeza, me vio y me la tiró", narró Bochini. El mismo "Bocha" que había hecho gritar en la final de la Intercontinental ante Juventus de Italia (1973) y que había diseñado un "slalom" magnífico ante Peñarol de Montevideo (1976).
"Yo venía a la carrera y, como había dos jugadores de ellos tapando el arco, le pegué bien arriba. Entró ahí nomás, apenas debajo del travesaño", continuó relatando el "10" más querido por la gente del "rojo".
El 2-2 quedó instalado faltando algo más de cinco minutos, que fueron un verdadero calvario para los casi 15 mil hinchas locales que veían cómo su equipo intentaba y no podía. "En los últimos minutos nos defendimos con la pelota. Por eso la gente nos aplaudió en la vuelta olímpica a pesar de la tristeza", remató Bochini.
Mientras tanto, el "Pato" Pastoriza saltaba y se abrazaba con quien se le cruzara enfrente y repetía constantemente: "Hoy los muchachos se recibieron de hombres".
Talleres 2
Independiente 2
Talleres de Córdoba: Rubén Guibaudo; Astudillo, Luis Galván, Víctor Binello y Victorio Ocaño; José Reinaldi (Syeyyguil), Luis Ludueña y Daniel Valencia; Angel Boccanelli, Humberto Bravo y Ricardo Cherini.
DT: Roberto Marcos Saporiti.
Independiente: Roberto Rigante; Rubén Pagnanini, Hugo Villaverde, Enzo Trossero y Osvaldo Pérez; Omar Larrosa, Rubén Galván y Ricardo Bochini; César Brítez (Mariano Biondi), Norberto Outes (Ricardo Bertoni) y Pedro Magallanes.
DT: José Omar Pastoriza.
Goles: en el primer tiempo, a los 29 min. Outes (I); en el segundo tiempo, a los 14 min., Cherini (T) de penal; a los 24 min., Boccanelli (T), y a los 38 min., Bochini (I).
Incidencias: en el segundo tiempo, a los 25 min., fueron expulsados Galván, Trossero y Larrosa (I), todos por protestar fallos.
Árbitro: Roberto Barreiro.
Cancha: Talleres de Córdoba.
Fecha: 25 de enero de 1978 (Campeonato Nacional 77).
El otrora mediocampista de Talleres de Córdoba Miguel Oviedo reconoció que el campeonato Nacional obtenido hace 30 años por Independiente es mérito casi exclusivo del fallecido director técnico José Omar Pastoriza, quien obligó a sus jugadores a continuar el partido, aun con tres hombres menos.
"Independiente le debe ese título a Pastoriza. El "Pato' les decía a los jugadores de ellos: "Vayan y jueguen, sean hombres y ganen el título'", contó el ex futbolista albiazul, quien con nostalgia y sinsabor recuerda el título perdido en forma increíble por el conjunto cordobés.
"Pastoriza se puso en la boca del túnel y mandaba a todos los jugadores adentro, cuando muchos se querían ir", agregó Oviedo, quien integró el plantel campeón del mundo en Argentina 1978, bajo la conducción de César Menotti.
Oviedo no participó de ese partido decisivo que finalizó empatado 2-2 a causa de una lesión, que padeció en uno de los encuentros semifinales ante Newell's Old Boys de Rosario. Pero el ex mediocampista central vivió intensamente esa final y admite hoy que ese equipo de Talleres no estaba, en esos momentos, "preparado para ser campeón".
"Intimamente sentía que no estábamos preparados para ganar el campeonato. A pesar de que estaba todo para nosotros e inclusive ya se habían elaborado los festejos", narró Oviedo. "Fue una gran desilusión, porque no culminamos todo lo que dio ese equipo de Talleres que movilizó a todo el interior del país", relató el ex jugador, con relación a las campañas que durante cuatro años consecutivos (1974 a 1977) ubicaron a Talleres entre la élite del fútbol local.