DESTINOS
Aires mágicos de una cultura milenaria
Marruecos. En esta oportunidad nos hemos decidido por África y el punto de partida ideal para cualquier viajero en búsqueda de aventura y exotismo, no puede ser otro que Marruecos. textos de Estrella Boriglio

Acariciado por el Mar Mediterráneo y el Océano Atlántico, Marruecos puede ser un lugar amistoso, agitado y estimulante para una primera experiencia africana, musulmana y fuera del mundo desarrollado.

Marruecos, el Al-Maghreb al-Aqsa de los antiguos árabes (significa algo así como "la tierra más lejana del sol poniente"), ha logrado a lo largo de muchos siglos de grandes civilizaciones, de la increíble combinación de su riqueza cultural y arquitectónica y su variedad geográfica, ofrecer al viajero ruinas romanas, ciudades medievales, kasbah bereberes, monumentos islámicos, trekkings por las montañas del Rif o el Atlas, rutas por el desierto, playas de arena, o esquí en las cumbres nevadas del Alto Atlas.

Un salto fácil desde Europa

Desde Tarifa o Algeciras, salen numerosos ferries, que cubren el trayecto por el estrecho de Gibraltar en menos de una hora.

Allí, muy cerca de la Península Ibérica, nos encontramos con Tánger, una ciudad entre dos culturas. Por su situación geográfica se ha convertido en la puerta de entrada natural a Marruecos y a África en general.

Conocida ya por los fenicios, mil años antes de Cristo, Tingis atesora una historia singular, ya que ha sido sucesivamente bizantina, visigoda, portuguesa, inglesa, española y, en diversos períodos, perteneciente a varios imperios musulmanes.

Tánger posee un estilo típicamente mediterráneo, de ciudad abierta y con muchas influencias. Al llegar al puerto, delante, lo primero que vemos es la joya de la ciudad: la medina (ciudad antigua), compuesta por callejuelas, laberínticas en muchos casos, con un multitud de personas deambulando en ellas. Mercancías de todo tipo se ofrecen por todas partes, con un colorido impresionante, estimulante y agobiante a la vez.

Una buena opción, después de este excitante recorrido, es hacer una prolongada parada en la Plaza del Zoco Chico, tomando un té o un café marroquí en alguno de los tantos cafetines.

Para salir de la medina hay que subir por cuestas llenas de casas blancas, de esta manera se llega a la kasbah. Fue construida en el punto más alto de Tánger y posee unas excelentes vistas sobre el Estrecho de Gibraltar y la vecina España. No hay muchos lugares en los que se pueda observar dos continentes al mismo tiempo. Al atravesar sus murallas, con varias puertas, queda al descubierto el palacio Dar el Makhzen (convertido en museo), una mezquita, un palacete y numerosas viviendas tradicionales. Si antes hemos pasado por alto alguna bebida refrescante en el Zoco Chico, esta es otra oportunidad para probar la bebida nacional -té verde, menta fresca y azúcar- o degustar las especialidades típicas, como harira, cuscús, tajine, houtis o el popular mchoui. Esta vez lo podremos hacer desde una terraza con espectaculares vistas al mar.

Atravesar la parte antigua hasta la moderna puede resultar una experiencia muy interesante ya que, de estar en una ciudad medieval, se llega a la zona más actual y dinámica de la ciudad.

Nuestro viaje continuará hacia Rabat que, a pesar de ser la capital de Marruecos, es una ciudad sorprendentemente tranquila, sin ningún tipo de acoso al visitante. Una mezcla dinámica de cultura ancestral y moderna. Además de ser una ciudad elegante, agradable y estar rodeada de armoniosos jardines cuenta con un pasado muy rico que se puede palpar con solo recorrer sus calles empedradas, donde conviven ancianos musulmanes dispuestos a conversar y a compartir la inigualable cortesía marroquí.

Cualquier itinerario que se escoja en "la ciudad de los jardines" será un paseo idílico, rodeado por un fantástico colorido de flores y enmarcado por un cielo azul.

Magia, diversidad y color

En Casablanca, modernidad e historia se mezclan en este sitio para beneplácito del viajero. Sólo nombrarla es evocar a la mítica película protagonizada por Humphrey Bogart e Ingrid Bergman; pero Casablanca es mucho más.

La Gran Mezquita Hassan II, sin lugar a dudas el monumento más representativo del siglo XX. El edificio dispone de una gran sala de oraciones para 25.000 fieles y una explanada para 80.000 personas, donde la arquitectura tradicional marroquí y la tecnología más sofisticada han permitido edificar sobre pilares este monumento que cuenta con el minarete más alto del mundo (200 metros). En su cima, sorprende un rayo láser que marca la dirección de La Meca, con un alcance de 30 km.

El interior, por su parte, posee 76 pilares que sostienen un gigantesco techo en madera de cedro pintado, que puede abrirse, dejando que el cielo se refleje en el agua del estanque del patio. Maderas preciosas, mármoles, y lámparas de cristal de Murano, hacen de este lugar un entorno lleno de armonía.

Conocida más popularmente como Casa es, además, la ciudad más ciudad desarrollada, moderna y de aspecto más occidentalizado.

Uno de los destinos obligados a la hora de programar un viaje a Marruecos es Marrakech, ya que es imposible concebir la esencia completa del país sin descubrir una de sus ciudades con más historia. Es por eso que el viaje continúa por esta ciudad situada al pie del Atlas, con más de un millón y medio de habitantes y con numerosos monumentos patrimonios de la humanidad.

Si lo que se desea es captar la verdadera esencia del lugar es recomendable alejarse un poco de la multitud y perderse por sus calles y su cultura. Se dice que el origen de Marrakech tiene lugar en 1062, cuando un morávide llamado Yusuf Tasfin plantó su tienda en el lugar e hizo crecer un palmeral del que luego surgiría la ciudad. Lo cierto es que Marrakech es el hogar de innumerables encantadores de serpientes, charlatanes, vendedores ambulantes, tatuadoras de henna, frutas y todo tipo de zumos exóticos. Se los puede encontrar en los mercadillos, zocos y hasta en los lugares menos pensados.

En la gran metrópli bereber ha quedado reflejado su rico pasado histórico en múltiples monumentos, se pueden visitar Las tumbas Saadies (un cementerio de la dinastía Saadi abierta al público por primera vez en 1917), el palacio de la Bahía (Bahía proviene del término lo más bello, haciendo referencia a la concubina más bella de Ba Ahmed, la medina o el barrio judío.

Fez: ciudad imperial

"El gentío de sus calles se mezcla con un tráfico caótico de coches, motos, bicicletas, carretas con mulas.... y de fondo montones de minaretes como lapiceros afilados que pintan el cielo". Fez es la primera de las ciudades imperiales; su historia se remonta al siglo VIII y siempre ha tenido un papel relevante en la historia de Marruecos, ya que posee una de las universidades más antiguas del mundo.

Está formada por barrios que originariamente se organizaban por oficios. Grandes puertas con formas de arcos marcaban el inicio y el fin de cada zona. Millones de callejones desdibujan cualquier trazado lógico de sus casas, donde perderse entre las fachadas lisas y sin adornos es de lo más común.

La medina conserva la austeridad y el misterio que durante siglos escondieron a sus mujeres (se considera que la medina de FŽs el-Bali es una de las ciudades medievales vivas más grandes del mundo); el santuario de Mulay Iris II, la Madraza Bu Inania (a esta escuela coránica sólo pueden entrar musulmanes, pero se puede ver desde las casas vecinas), la mezquita Karauien y su minarete del año 952, el Palacio Real, el zoco de los tintoreros, o el barrio andalusí fundado por familias cordobesas expulsadas de España en 818, son algunos de los lugares que cualquier "viajero" guardará en su memoria mientras viva.

Ciudad de comerciantes sin tiempos, dueños del arte de halagar, te ofrecerán un taburete dónde sentarte a conversar. Les encanta charlar, te convidarán con un té y no desaprovecharán la oportunidad de venderte alguna de sus mercancías. www.gruppaviajes.com.ar.

Código ancestral

"... Haketia, haketilla, haquitía, jakitía, jaquetilla, haketiya, hakitiya" son diferentes formas de hablar de lo mismo, de ese código ancestral y genético que desde hace siglos identifica a todos los sefaradíes del norte de Marruecos, como personas, como familias y sobre todo como integrantes de una comunidad: la marroquí.

El origen etimológico de la palabra Haquetía podría derivar de Haquito apócope de Ishaquito, diminutivo de Ishac (Isaac), nombre muy usado entre los judíos de España. Se diría que la Haquetía era el idioma de los Haquitos, como se denominaba habitualmente a los miembros de la comunidad judía en Sefarad. No hay ningún indicio que pueda corroborar esta teoría.

Luego de varios años de investigaciones, se planteó como segunda hipótesis acerca de su origen y es que proviene de una raíz árabe y de una terminación castellana derivada del verbo hak'a que significa: "conversar, decir, hablar, narrar".

Desde Europa

Desde Tarifa o Algeciras parten ferries que cubren el trayecto por el estrecho de Gibraltar en menos de una hora.

CXerca de la Península Ibérica se encuentra Tánger, puerta natural a Marruecos y a África en general. Rabat es la capital de Marruecos y una mezcla dinámica de cultura ancestral y moderna.

Modernidad e historia se mezclan en Casablanca, cuyo nombre remite a la mítica película pero es mucho más que eso. Es además la ciudad más desarrollada, moderna y de aspecto más occidentalizado.

El viaje continúa hacia Marrakech, situada al pie del Atlas, con más de un millón y medio de habitantes y numerosos monumentos que son patrimonio de la humanidad. Fez es la primera de las ciudades imperiales, con una historia que se remonta al siglo VIII.