Generalmente, el vapor de agua acumulado en las nubes se precipita en forma de lluvia cuando esta agua se congela alrededor de una de las muchas partículas sólidas que flotan en la atmósfera, desde arena y granos minerales hasta polvo de origen biológico.
Los científicos sabían que sobre amplias zonas agrícolas y boscosas, como extensas plantaciones de trigo y el Amazonas, la abundante presencia de polen y bacterias en zonas medias y altas de la atmósfera eran los principales núcleos sólidos alrededor de los cuales se catalizaba la formación de hielo.
Este hielo, posteriormente, al atravesar capas más calientes de aire se transformaba en lluvia.
Los meteorólogos llaman a este proceso nucleización, y es el origen, por ejemplo, de las frecuentes lluvias de barro que se producen días después y a miles de kilómetros de distancia de una tormenta de arena en el desierto.
Según un estudio que publicó la revista Science, Brent Christner, biólogo de la Universidad Estatal de Luisiana (EE.UU.), junto a colegas de Montana y Francia, han encontrado evidencias de que las bacterias que hacen llover se distribuyen por toda la atmósfera terrestre y están entre las principales partículas catalizadoras de lluvia.
El estudio, que confirma algunas suposiciones de biólogos y meteorólogos, podría tener aplicaciones prácticas para provocar lluvia artificial, como ya se hace bombardeando las nubes con sales de plata, si no fuera porque las principales bacterias que provocan lluvias son organismos fitopatógenos.
Estos organismos son perjudiciales para los cultivos como la Pseudomona syringae, bacteria gram-negativo que parasita el tallo y las hojas de las plantas y que ya fue identificada hace muchos años como un importante agente de nucleización.
Un producto se comercializa hace ya años para crear nieve artificial en las estaciones de esquí con bacterias P. syringae deshidratadas, desactivadas con rayos gamma y diluidas en el agua del cañón que fabrica la nieve.
Brent Christner afirma en el trabajo que publica Science que su colega David Sands, de la Universidad de Montana, propuso el concepto de bioprecipitación hace 25 años, pero pocos científicos lo tomaron en serio.
El equipo de Christner ha examinado el agua de lluvia en múltiples lugares y ha encontrado que el principal agente de nucleización tiene un origen biológico, y que las bacterias tienen la capacidad de provocar la formación de hielo a su alrededor a temperaturas más altas que el polvo mineral.
Este resultado, que convierte en suceso general lo que antes se tenía por un fenómeno local, puede dar la razón a algunos biólogos que suponían que la capacidad de las bacterias para provocar lluvias era una adaptación evolutiva para mejorar su distribución.
En el caso de ciertas bacterias, la presencia de algunas proteínas concretas que no aparecen en la membrana de otras especies y que son capaces de "nucleizar" el hielo más rápido, les hacía pensar que esa capacidad era una forma de facilitar su dispersión, como en el caso de ciertos hongos con esporas especialmente volátiles.
"Hemos encontrado nucleización de origen biológico desde Luisiana hasta la Antártida", afirma Christner, en un trabajo multidisciplinar que involucra a meteorólogos, ecólogos, fitopatólos y microbiólogos "y demuestra que estamos al comienzo de comprender la intrincada relación entre el clima del planeta y la biosfera".
David Sands, el científico al que se refiere Brent Christner en el estudio de Science, ya publicó en 2004 un trabajo sobre la nucleización en torno a bacterias, en el que propuso tratar las heladas de los campos cultivados "como se curan las infecciones", diseminando bactericidas.
Alonso de Contreras. EFE