Educación: EDUC-01
Entrevista con la Dra. Guiomar Ciapuscio
"La violencia social se relaciona con la devaluación de la palabra"
Ciapuscio repasó la centralidad de las palabras en la última crisis entre sectores del campo y el gobierno nacional. En la apertura, estuvo acompañada por el rector de la UNL, Albor Cantard, entre otras autoridades.Foto: Néstor Gallegos.

Así lo afirmó la presidenta de la Sociedad Argentina de Lingüística (SAL), que estuvo presente en la apertura del congreso de la entidad, realizado en la Facultad de Humanidades de la UNL.

La especialista en lingüística, Dra. Guiomar Ciapuscio, afirma que los congresos que periódicamente organiza entidad que preside (SAL) los encontró en la última década "en contextos sociopolíticos particulares: períodos de precrisis, crisis o poscrisis".

La expresión forma parte del discurso inaugural del XI Congreso de la Sociedad Argentina Lingüística, que organizó la Facultad de Humanidades y Ciencias (Fhuc) de la Universidad del Litoral (UNL).

Alrededor de 600 participantes escucharon una interesante exposición de esta especialista de la lengua, en el que comenzó advirtiendo: "Debe ser calificado como un hecho afortunado que este encuentro en la ciudad de Santa Fe, ubicada en el centro de la pampa agropecuaria, transcurra en un contexto de distensión -esperemos- respecto de la última crisis entre el gobierno nacional y los distintos sectores del campo".

De esta manera, se introducía de lleno en un minucioso análisis de cómo dicha crisis se dirimió fuertemente en el lenguaje: "Como no puede ser de otra manera, la confrontación se ha constituido a través de y en la lengua. Como suele ocurrir en estas coyunturas críticas, el lenguaje ha sido tematizado, comentado y valorado, por unos y otros actores: políticos, dirigentes del campo, periodistas, comerciantes, transportistas, ciudadanos en general, hemos estado es una profusa actividad metalingüística".

Un llamativo listado

"Asistimos a la creación de un sinnúmero de neologismos: por ejemplo, piqueterización, piqueterizarse, contrapiquete. También observamos al uso de viejos y nuevos epítetos: gorilas, oligarcas, cajetillas, garcas, conchetos, ustedes los blancos, ustedes los del norte, cabecita negra, golpistas", enumeró.

Ciapuscio detalló también las denominaciones sobre los distintos actores involucrados en la crisis "que lamentablemente incluyeron expresiones racistas y clasistas: los negros, los blancos, los morochos, los rubios, los villeros. Y también: la patota, la puta oligarquía argentina, la derecha, los argentinos bien paridos, los laburantes, los demócratas, piqueteros oficialistas, piqueteros a sueldo, brigadas de piqueteros rentados, caceroleros autoconvocados". Las mujeres merecieron un apartado propio: "esa mujer, la puta, la hija de puta, la perona, la loca, la gorda Carrió".

Las formas de denominar la crisis sumó otro listado de expresiones que marcaron intentos de neutralidad hasta una decidida subjetividad: paro agropecuario, huelga agropecuaria, lockout agropecuario, lockout patronal, lockout piquetero, paro terrateniente, golpe, golpe de Estado económico, la rebelión de los que más tienen. Y además: piquetes de la abundancia, piquetes de la miseria, los generales multimediáticos, ejércitos de civiles, el gladiador de Gualeguaychú, la plaza de las trillizas, las abolladas cacerolas populares del 2001 vs. el reluciente teflón de los últimos días; el lápiz de Sábat como una ametralladora del general mediático.

También aludió a las expresiones de opinión: "es la comida estúpido" (título de Página/12). "Y algunas realmente terroríficas como `volvé Videla', cartel de un manifestante. Hipérboles algo inquietantes: `O nos comemos las vacas o nos comemos los gorilas', cartel en Florida y Diagonal Norte de la ciudad de Buenos Aires".

Para Ciapuscio la crisis se reflejó en la lucha por las definiciones y su valor de verdad: "la soja es un yuyo", "la definición de lockout es falsa"; una marcha "espontánea" equivale a libre, legítimo, verdadero, natural, educado, independiente, creíble; mientras que una marcha "organizada" equivale a clientelismo, paro, ignorancia, segundos intereses, no sincero, patotero.

Qué hacemos con las palabras

La presidenta de la SAL opinó que la centralidad alcanzó el tema lingüístico en la vida pública argentina en los últimas días "lamentablemente no puede explicarse por el valor que la palabra tenga en nuestra comunidad, sino más bien todo lo contrario".

Considera que en parte esto se explica "por la devaluación del valor de la palabra, por la tendencia a su uso para la demonización rápida del otro, por la escasez y precariedad de la argumentación racional, por la crisis de cortesía, a lo que nos ha conducido -entre otras causas- nuestro vivir de crisis en crisis".

"Lo mínimo que hay que decir es que el lenguaje nos define en nuestra biología; no es una manera de representar o de vestir el pensamiento, sino que lo constituye como tal. Sin él no hay conocimiento, tampoco mundos posibles, por esto el lenguaje es central en la vida de una sociedad", enfatizó.

"Con el lenguaje, además de construir conocimientos y estados de cosas, se construye el conflicto, se lo tematiza, se lo comenta -explicó-. En este sentido se ha dado una violencia altísima en los discursos, con recursos más o menos patentes, más o menos originales, más viejos o más modernos. Con las palabras también se rompen vínculos".

Finalmente evaluó: "Puede ser pesimista mi postura, pero hay una devaluación de la palabra, una falta de reflexión sobre los términos que usamos. Pero en muchos casos hay un uso intencional para demonizar al adversario y plantear las cosas de blanco o negro. Yo no soy analista política, pero un país que funciona a partir de opuestos irreconciliables, marcha hacia atrás. Es preocupante que nuestras palabras no estén posibilitando una sociedad mejor".

Qué estudia la lingüística

La Dra. Ciapuscio explicó que la ""lingüística es un término paraguas en el que se cobijan cantidades diversas de objetos".

Según la especialista hay una metáfora que se usa para todas las ciencias -""que a nadie le gusta"- pero es explicativa: ""Hay una lingüística dura y otra blanda. Esta última se ocupa de cuestiones sociales y políticas, los discursos, los textos, el análisis de lo que dice la gente, qué tipos de discursos circulan, quién lo dice, cómo lo dicen, cómo se construyen, qué funciones cumplen. Es una lingüística que en general describimos como funcional, que intenta determinar el para qué se usa el lenguaje, qué efectos tiene en la sociedad y en la cultura; también se ocupa de las lenguas de lenguas en peligro, lenguas minorizadas y en extinción; es decir, lengua en sociedad, lengua en función".

La lingüística dura ""se acerca más a la cognición y a la biología, porque el lenguaje nos define en nuestra biología frente a otras especies; si bien hay discusiones al respecto, ya nadie pone en duda que el lenguaje es algo para lo que venimos programados: se lo puede llamar instinto o módulo mental, pero evidentemente la especie viene dotada de esta capacidad que es hablar y adquirir lenguas".

En Argentina existen profesionales que se dedican a investigar en ambas ramas: ""Existe heterogeneidad, pero con ciertas características que obedecen a nuestro particular contexto político, geográfico, económico y social".