¿Qué son las cuentas patrimoniales ambientales? Sobre este concepto, que contiene términos que parecen contradictorios, habló en Santa Fe -en un seminario organizado para funcionarios provinciales- Héctor Sejenovich, doctor en Economía y experto en la planificación del ambiente, otro aparente oxímoron (1).
Su tesis, sometida a un resumen extremadamente simple, dice que la explotación actual de los recursos naturales renovables -por las carencias de planificación de quienes los llevan adelante- son en realidad procesos antieconómicos, que -por ignorancia- no son capaces de maximizar el aprovechamiento de esas ventajas naturales, vistas como una forma de capital.
Dicho en términos aún más groseros: si la idea de desarrollo sustentable hoy domina la visión mayoritaria del deber ser de las sociedades (es lo que en otras décadas se denominaba la ideología dominante), podría decirse entonces que la teoría de las cuentas patrimoniales ambientales de la que habla Sejenovich es la que antecede a una suerte contabilidad de lo natural, una vez que se asume que esto último, el medio ambiente, es un capital.
Bajo estos paradigmas se procura ""el máximo aprovechamiento de ese capital sin liquidarlo", algo así como ""vivir de los intereses sin perder ese rico y diverso capital", según las expresiones de Sejenovich.
El experto señaló que -en términos estrictamente económicos- cada vez que se tala un bosque para cultivar sólo una especie vegetal se ha malgastado un enorme capital renovable.
-Lo patrimonial y lo ambiental parecen opuestos; en general, los economistas tienen unas visiones y los ambientalistas tienen otras... Usted es un economista-ecologista.
-Vengo de la economía, y desde hace mucho tiempo: pertenezco a la primera promoción de la Facultad de Ciencias Económicas de Buenos Aires, luego me doctoré en México. Desde el 68 trabajo en cuestiones forestales, ambientales y en preservación de cuencas. Tengo la suerte de haber trabajado en todos los países de América Latina, además de la Argentina.
Esta metodología, la de las cuentas patrimoniales ambientales, pretende sintetizar las formas, cómo se pueden conocer, cuáles son los recursos y cómo manejarlos, para lograr una oferta ecológica integral y sustentable.
Deben considerarse todas producciones: la flora, la fauna, el agua, el suelo, el aire, la conservación de cuencas, biósferas y el paisaje. Todo eso puede conocerse y utilizarse, generando articulaciones y no incompatibilidades. Un manejo integral y sustentable puede dar lugar a proyectos de inversión que generen gran empleo, grandes ingresos y una muy buena base imponible.
Perfil
Héctor Sejenovich es licenciado en Economía Política, en la Universidad de Buenos Aires y tiene posgrados de doctor en Economía, de la Universidad Autónoma de México (tesis: Planificación y Ambiente).
Entre sus actividades profesionales más destacadas debe citarse que es integrante del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático; trabajó en el Consejo Nacional de Desarrollo y a partir de 1968 en la Universidad de La Plata, en la Escuela Forestal, Instituto de Ordenación de Vertientes e Ingeniería Forestal y en el Consejo Federal de Inversiones.
A partir de 1976, se desempeña en el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente, con sede en México para América Latina y el Caribe. Es profesor de la Universidad de Luján y de la de Buenos Aires. Dicta además varios posgrados en Medio Ambiente.
""En general cuando se dice que se extendió la frontera agrícola, son malas noticias", advierte Héctor Sejenovich. ""Sobre todo -sigue- porque avanza sobre bosques, si lo hiciera sobre pasturas habría que ver cómo son los suelos, los cultivos, etc. Pero si se lo hace en detrimento del bosque es siempre una mala noticia".
Para el economista y ambientalista no debe perderse de vista que ""si en un lugar había bosque es porque allí había procesos, a veces centenarios o hasta milenarios, que devinieron en bosque. Y la relación es sistémica: no es que yo saco el bosque, pongo cultivos y no pasa nada... Hay una relación del árbol con el suelo, con el agua y con el escurrimiento y con las cuencas. Y los nutrientes en general en los bosques no están en los suelos sino en los árboles".
Cuando se desmonta para cultivar, cuando avanza la frontera agrícola, ""se saca el reservorio de nutrientes de los árboles y en general se pone una sola especie, muchas veces exótica, que recibe ataques naturales de todos lados... Y entonces, el agricultor la defiende con todos los subsidios energéticos posibles: pesticidas, herbicidas, fertilizantes, que utilizados sin control dañan el suelo y contaminan las aguas".
En la Pampa húmeda ""el reservorio de nutrientes no está en los árboles, sino en el suelo, por eso pese a todo el cultivo intensivo los problemas de degradación del suelo son a mediano plazo". En cambio, ""donde había bosques, al talarlos se les quitan nutrientes al suelo, y por eso los rindes en el corto plazo son muy bajos, y por eso la tierra queda de inmediato degradada".
Desde el punto de vista de la planificación de las cuentas ambientales patrimoniales, ""esto no quiere decir que toda la agricultura sea mala. No, esto quiere decir que hay que analizar cada caso. Que se debe entender que hemos pasado de un sistema que era natural a otro que es artificial, que es un artificio, que debe ser planificado".
Bajo el concepto del desarrollo sustentable, la Argentina está ""razonablemente mal".
""Lo digo porque no sólo hay degradación de los recursos naturales, sino también desaprovechamientos, se lo desperdicia. Hay 35 millones de hectáreas de bosques. Y se les podrían extraer unos 20 ó 25 millones de metros cúbicos, a nivel de rentas (el equivalente a lo que crece) y en cambio se está sacando unos 7 ú 8 millones de metros cúbicos de recursos. Y encima hay desaprovechamiento", se quejó el investigador.
Sobre situación de nuestro país, en términos de responsabilidad ambiental, ""cada vez me vuelvo más razonablemente pesimista", confesó el economista que se volcó al estudio de los sistemas ambientales.
Dijo que con respecto a Brasil, Colombia o México ""estamos muy atrasados". ""Quizá no de sus logros pero sí de sus movimientos, en la conciencia que ha crecido tanto en los ciudadanos como en las instituciones, en los partidos políticos y los movimientos sociales", abundó.
De todas formas, también existe lo que el disertante llamó una buena noticia: ""la gente se está dando cuenta, no hay prácticamente ciudad en este país que no tenga un movimiento ambiental. No importa que muchas veces se actúe en forma equivocada, que falte información, más adelante lo habrá. Lo más importante es que la gente ha reaccionado y ha planteado que quiere vivir mejor: hubiera sido impensable una ley de bosques en una situación de falta de conciencia de la gente. Es una cuestión muy demandada. Y lo mejor es que también los productores se han dado cuenta que si los bosques se destruyen completamente no habrá filtros posibles para los efectos erosivos posibles que se generarán para la actual agricultura de exportación. Los propios productores hoy pueden darse cuenta que algo hay que hacer".
Luis Rodrigo