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Patricio Etchegaray
"La gestión de gobierno contradice el rumbo de la política exterior"
El secretario general del Partido Comunista reivindica el papel argentino en el proceso continental de ruptura con el modelo neoliberal, pero dice que no tiene como correlato una genuina redistribución del ingreso. Y dice que hay que enfrentar la "nueva derecha" que se está constituyendo en el país.
De la Redacción de El Litoral
Ä¿Cómo ve el actual momento político latinoamericano?-
ÄHay un cambio muy profundo. De la resistencia al modelo neoliberal, que ha tenido consecuencias atroces para el continente -por ejemplo, ha duplicado la pobreza y pasó a 215 millones de personas-, los pueblos latinoamericanos pasaron a una etapa nueva, donde se transformaron en alternativas. Hoy podemos hablar de tres grupos de procesos. Uno es el uruguayo, brasileño y argentino, de ruptura leve con el neoliberalismo; otro es el chileno y el peruano, que todavía se debaten entre un sí y un no al modelo; y otro es de franca confrontación o ruptura, que pasa por Venezuela, Nicaragua, Bolivia y Ecuador. Y todo esto, muy inspirado en lo que se considera el faro principal de un nuevo movimiento libertario, independentista, que es la revolución cubana.
Ä¿Qué rol le cabe a la Argentina en este esquema? ÄNosotros consideramos que Argentina si bien no es de los sectores que están incorporados en el núcleo de vanguardia, a través de la ruptura de la política de relaciones carnales que llevaron adelante Menem y De la Rúa, efectivamente juega un papel importante en la solidaridad con estos procesos. Hay una gran presión de la política norteamericana, que se puede verificar a través de operativos de deterioro del nuevo gobierno -como ha sido la provocación en base a las valijas, que si bien está apuntada a Venezuela, también trata de herir el prestigio del gobierno argentino-, otras presiones destinadas a debilitar el compromiso solidario con Venezuela y a transformar a la Argentina en un contrapeso, en una suerte de control de Chávez; maniobras que por suerte han sido rechazadas por el gobierno argentino. El compromiso de Argentina en el apoyo a Chávez en su importante rol en las negociaciones para lograr el intercambio humanitario en relación a la guerra civil colombiana, su adhesión al Banco del Sur, al plan energético; todo esto son datos positivos. Habría que buscar una forma de incorporarse al Alba.
Ä¿Le parece que ésto basta para considerar progresista a este gobierno? ÄEl tema es que entre esta política exterior y la política interior hay contradicciones. Nosotros creemos que la política interior argentina debe ponerse a tono y para eso tiene que hacer una ruptura con las pautas distributivas del modelo neoliberal, que de una u otra manera van marcando la distribución de riqueza en Argentina todavía. Esto no significa que no reconozcamos que la pobreza bajó, la indigencia también, la desocupación. Pero en primer lugar hay que decir que estas cifras están vinculadas, más que a cambios drásticos en la política de distribución, a cierto rebote lógico de la economía tras la crisis de 2001 y a un momento de bonanza en relación a las commodities nacionales.
Que la copa caiga completa
ÄSe podría decir que está funcionando la teoría del derrame de los "90.
ÄClaro, como funciona esta teoría: es decir, algunas gotas que caen de la copa repleta. Pero Argentina para salir de la crisis tiene que volcar la copa. Según un estudio publicado recientemente, en Argentina se producen alimentos para más de 400 millones de personas, no podemos tener pobreza e indigencia con una población de 35. Todos los conflictos nos están mostrando el agotamiento del modelo K que, si bien simbólicamente, a partir del discurso del 25 de Mayo de 2003, trabajó con la idea del keynesianismo, del modelo distributivo del peronismo de la primera hora, en realidad no ha sobrepasado los límites de un capitalismo con rostro humano, o de tercera vía. Y eso no es suficiente para resolver los problemas argentinos. No lo fue para resolver los problemas de Venezuela, y por eso Chávez llegó al socialismo siglo XXI; porque no le sirvieron el capitalismo humanizado, ni la tercera vía y necesitó algo más radical.
Ä¿Y qué sería algo más radical?ÄSon reformas que se consideraban keynesianas en la posguerra, pero que hoy no pueden ser enfocadas desde un espíritu reformista, sino revolucionario. Porque si se propone en Argentina cambios del tipo reforma agraria o cambio cualitativo del esquema impositivo -porque digan lo que digan lo que digan los ruralistas, el principal impuesto en nuestro país sigue siendo el IVA- y si se quiere volver al "fifty-fifty" en el reparto de la renta entre capital y trabajo, y se quiere recuperar el área privatizada de manera mafiosa en los "90 -no para tener empresas estatales, sino sociales, con participación de los trabajadores y la comunidad-, si se quiere el control de la banca y el comercio exterior, eso requiere una voluntad revolucionaria.Nosotros creemos que se está gestando una crisis. Hay una crisis de las alianzas con las que el gobierno llegó hasta acá, me parece que esta crisis tiene una salida que hay que buscarla por izquierda, que eso significa un golpe de timón hacia la distribución y que eso sería poner la política interna en consonancia con esta política exterior positiva, que por lo mismo es combatida por la derecha nacional e internacional.
"En Argentina se está armando una derecha nueva, política, no dependiente de un golpe militar, con Macri, con Carrió, con una base de masas con capacidad de movilización, como se insinuó al principio del paro agrario. Ante esto creemos que no basta la ecuación entre un centro-derecha encabezado por el gobierno, que se pejotizó y esa derecha nueva de la que hablábamos, con López Murphy, Lavagna, Reutemann. Tiene que aparecer una fuerza nueva en Argentina. Kirchner decía que la quería construir y no pudo cumplir. Pero falta una fuerza bolivariana, latinoamericanista, con el sentido que se está dando en el continente, que vaya desde la izquierda a la centroizquierda, que sea muy amplia, pero muy profunda en los contenidos de su propuesta. Y que esté dispuesta a volcar la copa y esté preparada para enfrentar los pedazos de vidrio afilados que van a quedar".