De la redacción de El Litoral
La puesta en marcha de dos retropalas bastaron para alterar la tranquilidad matinal de los enormes ratones que habitan en el Parque Federal. Apenas encendieron los motores y comenzaron a demoler paredes, los roedores dispararon en busca de otro refugio. El objetivo de esta acción del municipio es, en realidad, erradicar lugares que son utilizados como aguantaderos de delincuentes y guaridas para la prostitución. Por eso, esta mañana se demolieron dos construcciones ferroviarias contiguas a La Redonda, a la altura de Salvador del Carril y República de Siria.
Las edificaciones presentaban un estado muy precario, producto de años de abandono y el robo paulatino de ladrillos y aberturas. "Ponían en riesgo la vida de quienes transitan por aquí", justificó Diego Poretti, subsecretario de Prevención y Seguridad Ciudadana de la Municipalidad, al explicar por qué se descartó la recuperación de las instalaciones.
Una de las precarias construcciones estaba habitada por una familia, que fue trasladada ayer a una vivienda ubicada en Zavalla al 10.000, conseguida por gestiones del Ministerio de Desarrollo Social de la provincia. Otras dos permanecen allí, habitando desde hace cuatro años en la base de un tanque cisterna.
"Estamos trabajando con la Secretaría de Seguridad Comunitaria de la provincia y con la Policía para ampliar los mecanismos de limpieza del predio y emprolijar esta situación que lleva años de olvido y desidia. Así, podremos facilitar la movilización de los agentes del orden por todo el predio porque estos espacios se han convertido en un lugar propicio para el desguace y el menudeo de delincuentes", aseguró Poretti en medio de un manto blanco de polvillo y una tenue llovizna.
A su lado, asentía el comisario Salomón, a cargo de la seccional 5ta., quien recibe a diario las denuncias de los vecinos que señalan al Parque Federal como el lugar donde se esconden los ladrones después de cometer un hecho delictivo.
Las demoliciones de hoy se suman a otras ya ejecutadas con el mismo fin. Además, se prevé eliminar los paredones que delimitan el predio, sobre Salvador del Carril, para "que el vecino vea, conozca, sepa lo que pasa acá y también facilitar el trabajo policial", explicó el subsecretario.
Esto será lo último que se derribará. La Redonda y las instalaciones restantes serán recuperadas en el marco de las obras previstas de cara al Bicentenario, que pretenden convertir en un gran pulmón verde a ese sector de la ciudad.
Desde el 19 de mayo se están realizando las tareas de limpieza en una franja del Parque Federal comprendida por las calles Quintana, Salvador del Carril, Las Heras y Pedro Vittori. Los trabajos en el lugar se efectúan en forma conjunta entre las Secretarías de Gobierno y Obras Públicas del Gobierno de la ciudad, la Secretaría de Seguridad Comunitaria de la Provincia , personal de la Sección Infantería de la Unidad Regional Uno y personal de la Seccional 5ª de Policía.
A pocos pasos de las montañas de escombros que comenzaron a formarse esta mañana, dos familias repletas de chicos observaban caer de a poco las paredes. Por ahora, seguirán viviendo en la base del alto tanque cisterna que los cobijó hace más de cuatro años, meses después de la inundación de 2003. "No es fácil el traslado de estas familias porque hay muchos menores, incluso algunos tienen problemas de adicciones y de alimentación y por eso estamos tratando de colaborar con ellos. La idea es trasladar de a poco a un lugar fijo a los que quedan en el predio", dijo Poretti.
Una fina llovizna cubría la mesa servida del desayuno debajo de un árbol. Trece niños, entre 3 y 14 años, correteaban sin alejarse demasiado de los mayores, mientras compartían los vasos con mate cocido. Adentro, en la oscura habitación circular, el aire era irrespirable por el humo de las brasas que calentaban el ambiente. Pocos colchones permanecían en el suelo, sin funda, ni sábanas, ni cobijas. "Ha llegado el frío y no tenemos abrigo", pidió Manuel de los Reyes, quien trabaja por la noche vigilando un comercio.
Celia Campodónico y Adriana Telo son las mamás de los niños. Contaron que a la noche, cuando quedan solas tienen "miedo por las cosas que pasan acá. Los vecinos nos ayudan bastante, son muy buenos, pero viene gente de todos lados que se esconde después de robar, suelen aparecer a la tardecita porque tienen entrada por todos lados a este lugar".