DyN
Samoilovich, argentino residente en Francia, disertó en la Cumbre Mundial de Educación Superior 2008 (Cres) organizada por Unesco, que cerró el sábado en Cartagena de Indias con 3.500 asistentes, entre ellos rectores, ministros y especialistas.
El experto dijo que el índice según el cual en la Argentina se gradúa el 20 por ciento de los estudiantes es "poco elaborado", ya que en algunas carreras "como las ingenierías se recibe apenas el 6 por ciento" de los cursantes.
Consideró por ello que existe "falta de equidad" en la educación por la baja tasa de egresados, que se nota también en la "escasa producción de empleos de calidad", por lo cual en muchas regiones de América latina "los cargos de técnicos se cubren con licenciados".
Asimismo, destacó que "junto a la Argentina, Bolivia y Colombia son los dos países que requieren un mayor número de matriculados para producir un graduado", en relación a los inscriptos totales y quienes se reciben en un mismo año. Aclaró, además, que en base a los estudios sobre la graduación oportuna "en la mayoría de los sistemas universitarios de América latina una alta proporción de estudiantes no dedican un tiempo completo a sus estudios".
Precisamente, uno de los puntos a evaluar por las casas de altos estudios para dar respuesta a los altos niveles de deserción será, según el académico, "considerar un nuevo tipo de alumno que se incorpora a la educación superior de sectores excluidos con mayores dificultades de aprendizaje y producto de las políticas activas de expansión de la escuela media".
Samoilovich destacó que la Argentina, a diferencia de otros países de la región, "es el país con una mayor tasa de escolarización en educación superior", ya que entre 2000 y 2005 la matrícula en carreras de grado "creció el 15 por ciento", y destacó que el alumnado no universitario y terciario "aumentó un 16 por ciento".
Sin embargo, precisó que esos cálculos de escolarización en la educación superior pueden estar "sobredimensionados", ya que pueden tomar sólo "los ciclos de ingreso o iniciación"" de las carreras y "no haber depurado con quienes dejaron de ser estudiantes sin graduarse".
Respecto a la inversión, dijo que la región dedica sólo el 1,3 del PBI a educación superior, porcentaje inferior al de países de Europa y Asia. Esa situación, explicó, se debe a que "en el pasado el financiamiento público no acompañó la matrícula en plena expansión en ese nivel y en particular en Argentina que tiene un nivel alto de masificación de la enseñanza".
No obstante, sostuvo que existe un "desaceleramiento del crecimiento de la matrícula", aunque el ingreso a las carreras sea alto, como en la Argentina, que es del 60 por ciento. Pese a que consideró que "generalizar es problemático" en el caso de las universidades de América latina, sostuvo que de la comparación de los informes de las naciones surgen tres órdenes del problema.
Es necesario "un mayor acceso a calificaciones superiores para los jóvenes que estén en condiciones de cursar estudios universitarios y su retención en el primer año del estudio, una enseñanza de buen nivel, y formación de recursos humanos para el mundo del trabajo y la investigación", sostuvo.
Samoilovich, quien pidió "erradicar el concepto desafío" en la educación superior, consideró que "no hay un solo modelo de universidad", pero destacó aquellas de características más emprendedoras. En su presentación sobre los "Senderos de innovación, repensando el gobierno de las universidades públicas en América latina", exploró las respuestas que dan las casas de altos estudios al aumento del número de estudiantes, las mejoras en la retención de quienes provienen de sectores empobrecidos y la calidad de su oferta académica.
El experto analizó los "obstáculos" que dificultan la gobernabilidad de las instituciones de educación superior a través del triángulo "proyecto institucional, gestión académica y administración financiera".
En una tercera parte se refirió a los principales cambios de los últimos 15 años en las políticas gubernamentales, en cuanto a leyes, evaluación y acreditación, y utilización de financiamientos no tradicionales en las casas de estudios.