De aquella primera Escuela de Artes y Oficios de la Nación, creada el 19 de junio de 1933, a la actual Escuela de Educación Técnica Nº 478 "Dr. Nicolás Avellaneda" transcurrieron 75 años de trabajo en pos de formar técnicos idóneos.
"Son 75 años de tesón, esfuerzo y avances en calidad educativa. Pasamos etapas muy feas para la educación técnica, como fue la década del "90, cuando casi desaparecemos debido a la Ley Federal que no nos incluyó", remarcó el director de la escuela, Oscar Leibovich.
El aniversario -que se celebrará con un acto la semana próxima- encuentra a la institución en un momento más favorable, de auge para la modalidad, con políticas nacionales articuladas por el Instituto Nacional de Educación Técnica (Inet) y fondos disponibles para el reequipamiento y readecuación de las instalaciones.
En sus orígenes, la Avellaneda funcionó en una dependencia de la escuela Industrial sita en calle Junín. Al poco tiempo se trasladó a un pabellón de la Sociedad Rural que servía para el dictado de clases teóricas mientras que en uno de los galpones funcionaban los talleres. En 1940, ya con el nombre de Escuela Industrial de Artes y Oficios, y debido a su crecimiento, se mudó al edificio de Balcarce y Avellaneda, cerca de las instalaciones del ferrocarril Central Norte (Belgrano), lo que facilitó que muchos hijos de familias ferroviarias concurrieran al establecimiento incorporado a los programas de la Comisión de Enseñanza Técnica.
En 1973 se emplazó en su actual ubicación de Calcena 955, detrás del Poliderportivo Delfo Cabrera, a 100 metros de la avenida Costanera. Por varios años siguió funcionando en el viejo edificio de Balcarce hasta que concluyeron los trabajos de construcción del nuevo local escolar. Hoy, la escuela tiene una planta de 300 docentes y no docentes, y entre 1.200 y 1.500 alumnos distribuidos en las cuatro especialidades: maestro mayor de obras, técnico en electrónica, técnico en informática profesional y personal, y técnico en equipos en instalaciones electromecánicas.
La década del noventa, cuando se compraba todo importado, la educación técnica no atraía masivamente al estudiantado. Esa tendencia, asegura Leibovich, se está revirtiendo. "Los chicos vuelven a elegir la modalidad. La recuperación de los servicios como fuerza laboral ha permitido que se revalorice la posición del técnico; además se construye por todos lados y eso implica una mayor demanda de maestros mayor de obras y técnicos electricistas", aseguró.
A la escuela Avellaneda llegan constantemente empresarios que demandan mano de obra en las especialidades que ofrece la institución. Así, el año pasado, "una empresa subsidiaria de Telecom me pidió la promoción completa de electrónica para tareas de tipo técnico", dijo el director, quien aclaró que el técnico es un "profesional colegiado" y no un "operario calificado", como se confunde a veces.
Para Leibovich, sin embargo, la deuda sigue siendo de tipo educacional. En setiembre de 2005 se sancionó la Ley de Educación Técnico Profesional a la que "la provincia aún no ha adherido, más allá de que para la actual gestión éste es un año de transición", se quejó.
"Desde el punto de vista del reequipamiento hemos recibido mucho dinero de parte del Inet para actualizar la maquinaria y la tecnología, lo que nos está permitiendo salir de muchos años de oscuridad en que no recibimos ni un clavo. Pero eso tiene que ser acompañado con un cambio curricular, con una readecuación de los planes de estudio que garanticen la calidad educativa", añadió.
La escuela Avellaneda viene recibiendo desde el año pasado aportes económicos nacionales que le permiten renovar la obsoleta maquinaria, comprar materiales escolares y acondicionar los edificios, entre otras mejoras. Montó un laboratorio de control numérico que "va a poner a los alumnos en una situación real de trabajo".
Además, "tuvimos la posibilidad de adquirir equipamiento de producción liviana, por ejemplo, para la soldadura de aluminio y acero inoxidable que se llama TIG y que es muy importante en una zona lechera como la nuestra; eso dará posibilidades de salida laboral".
También se adquirió una estación topográfica total que sirve para medir un terreno en 3 dimensiones. "Es un chiche para nosotros, y la compramos porque con el viejo teodolito ya no podés hacer topografía", advirtió Leibovich.
Próximamente se inaugurará, además, un aula de dibujo analógico, montada con 20 tableros con el material necesario para el dibujo técnico (puntas, plantillas). "Vimos que el chico había perdido el lenguaje específicamente técnico que tenemos todos los que hemos pasado por los talleres de la antigua escuela técnica -señaló-. Los alumnos de hoy se manejan por computadora y para ellos, las escuadras y el tablero no existen. Por eso, la idea es que el chico sepa lo que es dibujar sobre el tablero y recupere el lenguaje específico".
La escuela también adquirió con recursos nacionales 200 mochilas técnicas (con tableros portátiles) que se prestarán al alumno que no pueda comprarlas y tarjetas magnéticas para el traslado en ómnibus. "El desgranamiento por Necesidades Básicas Insatisfechas se da más o menos en esta época, así que vamos a evaluar qué alumno necesita la ayuda", cerró el director.
Los talleres
de la Avellaneda -de unos 3.500 m2- son los próximos destinatarios de mejoras, según el compromiso de las autoridades escolares. "Necesitamos reacondicionar la infraestructura para convertirlas en un mejor lugar de realización de prácticas; buscaremos la forma de conseguir los fondos para la inversión que necesitamos", dijo Leibovich. Ahora se está levantando un enrejado perimetral construido en los propios talleres y, como proyecto a futuro, está prevista la ejecución de un playón con colaboración municipal.
La Ley de Educación Técnico Profesional contempla, además de los recursos económicos para revitalizar la modalidad, varios aspectos pedagógicos que tienen que ver con la vuelta a los seis años de formación técnica, la homologación de títulos en las distintas provincias y la unificación de la enseñanza básica de un técnico en la especialidad correspondiente.
"Lo que estamos solicitando es que se trabaje sobre los planes de estudio: tenemos que volver a las disciplinas. No podemos seguir teniendo el vestigio de la nefasta Ley Federal, trabajando con Trayectos Técnicos Profesionales y con módulos. No tengo nada contra la estructura modular pero pasa que en circuito eléctrico y redes, por ejemplo, hay contenidos diversos: un poco de esto, otro de aquello y se terminaron formando parejas, cuartetos y hasta quintetos pedagógicos para dar todos los temas de un mismo módulo", detalló Oscar Leibovich, director de la escuela Avellaneda.
Aseguró que "si bien esta modalidad permitió que sobreviva la educación técnica y que muchos docentes no pierdan su trabajo, tampoco nos benefició, al contrario, hemos retrocedido un montón", consideró.