La Asociación Santafesina de Lectura (ASL) celebra la "Semana de la Palabra", ya que este mes, en el término de siete días se conjugan tres fechas relacionadas con el arte de escribir: el 7 de junio fue el Día del Periodista -debido a que en esa fecha, pero en 1810, se editó por primera vez la Gazeta de Buenos Aires, el periódico creado por Mariano Moreno-; ayer, 13, se conmemoró el Día del Escritor -en homenaje al nacimiento de Leopoldo Lugones-; y mañana, 15 de junio, se festeja el Día del Libro, propuesto por el Consejo de Mujeres Argentinas al Poder Ejecutivo en 1924.
La ASL viene desarrollando desde hace 30 años una intensa labor con el objeto de incentivar el hábito de la lectura. En este sentido, invita a padres, familias, docentes, jóvenes, niños e instituciones a sumarse al compromiso de forjar un hábito lector. ¿Cómo hacerlo? Leyendo, primero cada uno; segundo, leyendo en voz alta; contando cuentos, recreando historias familiares, informándose, animando y animándose.
"Las familias, las escuelas y las organizaciones sociales son instrumentos fundamentales para la formación de lectores", aseguran desde la asociación, al tiempo que remarcan que "leer nos ayuda a saber escribir, hablar y comunicar".
"El objetivo fundamental de la Asociación Santafesina de Lectura es tratar de hacer campañas de diferentes tenores y desde diferentes ángulos, dentro de la sociedad, a fin de estimular el acercamiento al libro y a la lectura, no solamente en las escuelas, sino en cualquier centro urbano en el que haya dos personas que puedan dialogar y desarrollar la palabra", sostiene la presidenta de la asociación, María del Carmen Villaverde de Nessier.
En tanto, Cecilia Benassi, integrante de la subcomisión de Cultura de la ASL, agrega: "Como a partir del contacto con otros surge el lenguaje y la comunicación, la Asociación apunta a fortalecer esa comunicación, enriquecer el vocabulario e incentivar el interés en leer".
"Uno de los proyectos más importantes de este momento es la vuelta al libro de lectura, como un libro antológico, que sea "mi libro de lectura'. Estamos convencidos de que no puede haber un chico sin un libro", señala Benassi.
Respecto a las estrategias utilizadas para fomentar la lectura, María del Carmen asegura que "son múltiples y se elaboran de acuerdo a la edad: desarrollamos libros de lectura de acuerdo a las necesidades y madurez de cada grupo. También ofrecemos fichas y guías para saber cómo abordar esta maravilla de la lectura, desde los 0, 4, 6, 12 años y luego jóvenes y adultos".
Asimismo, la ASL diseña "cuadernos de lectura" ya están preparando la cuarta edición- que son distribuidos en instituciones educativas, bibliotecas, vecinales y fuera del país. Cecilia comenta que también "se elaboran hojas de lectura y las biblio-valijas, que son diseñadas teniendo en cuenta el destinatario. Hacemos un seguimiento del material: adónde va a ir y quiénes lo van a recibir. Trabajamos mucho con asociaciones o comunas rurales. En los pueblos se genera algo muy lindo porque se reúnen todos: el médico, el que trabaja en la comuna, el que va a la escuela, el que no. Realmente se convierte en una fiesta de la lectura", afirma Villaverde de Nessier.
"El libro no va a morir de ninguna manera", sentencia convencida la presidenta de la ASL. Para argumentar su posición, María del Carmen esgrime, en primer lugar, una cuestión de factibilidad: "No todos los chicos, ni todas las escuelas cuentan con computadoras. Ésta es una realidad de nuestro país. Y en las escuelas en las que sí hay PC, no hay para todos los alumnos".
En segundo lugar, hace referencia a una cuestión práctica: "Uno puede bajar información, noticias, textos o cuentos por internet, pero si quiere compartir esa lectura con otros, en la escuela, en la facultad o donde sea, se encuentra ante la necesidad de imprimir".
Finalmente, señala la "necesidad de estar en contacto con el libro, tocar sus hojas, ver sus dibujos" y destaca que "la tapa de un libro incentiva y motiva al lector".
María del Carmen reconoce que "internet es muy interesante porque permite leer", pero advierte sobre la necesidad de controlar "qué se lee y cómo se lee". Si bien considera que "las tecnologías son fantásticas desde el punto de vista de la lectura", reconoce que "a la hora de la escritura producen una reducción en el vocabulario".
En este sentido, recuerda un trabajo que realizaron hace 8 años con la Unesco, en el que se comparó el nivel lexical de los adolescentes apenas terminaban el secundario y tres años después de finalizada la escuela. Los resultados arrojaron que en el lapso de tres años estos jóvenes habían perdido un 38% del vocabulario. "Los chicos han perdido sus nombres, se llaman por un adjetivo o una sílaba. Esto disminuye su propia identidad desde el punto de vista del nombre", sostiene Villaverde.
Respecto a las nuevas tecnologías, asegura: "No está mal abreviar las palabras en el chat o en los mensajes de texto porque justamente su característica es la rapidez. El problema es cuando se traspola esa forma de comunicación a otros soportes, otras situaciones de comunicación y otros interlocutores, porque puede darse el caso de que otro interlocutor no esté capacitado para entender ese mensaje; entonces se pierde el diálogo y desaparece la comunicación".
A lo largo de 30 años de existencia, la Asociación Santafesina de Lectura ha desarrollado múltiples y variadas actividades para fomentar el hábito lector. "Empezamos con la idea de hacer Ferias de Libros para Niños. La primera de ellas se realizó en Santa Fe durante 12 años. Después, por falta de apoyo suficiente, la Feria del Libro para Niños comenzó a organizarse en Buenos Aires. Pero lo importante es que desde acá abrimos el camino", recuerda María del Carmen. Las Ferias de Libros para Niños se propagaron por todo el país, llegando a Misiones, Corrientes, Entre Ríos, Córdoba, Salta y Tucumán.
Otra de las ideas promovidas por la asociación fue la de "reunir a las familias y a la comunidad alrededor al libro. Fue abrir un extraordinario abanico porque logramos que la gente hable de la lectura", apunta la presidenta de la institución.
Los festivales de lectura constituyen otra actividad interesante. Estos encuentros, que nacieron en la provincia de Santa Fe en 1978, se extendieron a otras localidades del interior y a otras provincias. "Son fiestas de la lectura, que tienen lugar en una plaza, una escuela o un club, que dan sus frutos, ya que posibilitan la formación de clubes de lectura, de narradores, bibliotecas, grupos de teatro y reuniones de padres", asegura María del Carmen.
Por otra parte, en 1985, desde la asociación se realizó un relevamiento acerca de qué nivel de lectura tenían los profesionales. "El resultado indicó que sólo el 32% de los profesionales leía por placer. No sabemos cómo son los porcentajes en la actualidad, por eso tenemos pensada una nueva encuesta acerca del nivel de lectura. Pero en términos generales el dato que se maneja es que, en promedio se lee un libro por año", concluye Villaverde.
Cursos, presentaciones de libros, encuentros con escritores, Ferias de Libros para Niños, talleres de lectura y narración, Jornadas Regionales de Lectura, clubes y festivales de lectura, publicaciones, cuadernos, concursos, encuestas e investigaciones son algunas de las acciones que la Asociación Santafesina de Lectura ha desarrollado durante sus 30 años de labor.
Este espacio, orientado a padres, niños, docentes, estudiantes, investigadores e instituciones, tiene como objetivo investigar desde lo regional sobre lectura, junto a otros centros nacionales e internacionales.
Asimismo, promueve la orientación, difusión y estimulación de la lectura.
La Asociación Santafesina de Lectura tiene su sede en 9 de Julio 1159 en la ciudad de Santa Fe. Para comunicarse se puede llamar al (0342) 4593838.