Nanzi Sobrero de Vallejo
Corría el año 1922. Era presidente de la Argentina Marcelo T. de Alvear y en Italia gobernaba Benito Mussolini. El Dr. Ángel Gallardo finalizaba su misión diplomática en Italia y era requerido por las autoridades argentinas como Ministro de Relaciones Exteriores. La Cámara Ítalo-Argentina de Génova lo despidió con un banquete que se recuerda por su distinguida concurrencia. El Dr. Gallardo, reconocido por su pasión belgraniana, en sus palabras de despedida hace mención al deseo de levantar una estatua en homenaje al Gral. Belgrano, quien además de sus indiscutibles méritos descendía de una familia oriunda de Ligure, Costa de Oneglia, y como símbolo de confraternidad ítalo-argentina.
La iniciativa es recogida con entusiasmo y con celeridad se forman comisiones pro-monumento en ambos países presididas en Génova por el Ing. Luis Luiggi conocido en nuestro país por su actividad profesional y en Argentina por el Sr. Santiago Pinasco de destacada actuación en la ciudad del sur. No debemos olvidar que secundó en sus tareas una "Comisión de Damas" presidida por la Sra. Enriqueta Gallino que organizó numerosas fiestas y reuniones artísticas con el fin de recolectar fondos.
Ya en marcha el trabajo entusiasta de las citadas Comisiones los Bancos "de Italia" y "del Río de la Plata" abrieron sendas cuentas para el depósito de los fondos en la convicción de que la magnitud de la gesta a emprender necesitaba de la participación de ambos pueblos a los que se consideraba comprometidos a preservar el nombre de Belgrano.
Más tarde el gobierno del Rey Víctor Manuel III dona el terreno para la ubicación del Monumento en la Plaza Tommaseo de la ciudad portuaria donde confluían las emblemáticas avenidas Buenos Aires, Valparaíso, Montevideo y Río de Janeiro. En nuestro país se pensó en primer término en la Plaza Manuel Belgrano predio hoy ocupado por el Monumento Nacional a la Bandera, pero su destino final fue el Boulevard Oroño en el centro del Parque de la Independencia.
Una comisión de destacados artistas de la época que pertenecían además a la Real Escuela Superior de Arquitectura de Roma y a la Academia de Bellas Artes de Génova tenían por misión contratar a un escultor italiano para concretar los bocetos del monumento. Éste sería de bronce fundido sobre un basamento de granito de los Andes. Los bajorrelieves se reservarían para artistas argentinos o italianos residentes en Argentina.
El 10 enero de 1925 la comisión elige la propuesta presentada por el escultor florentino Arnaldo Zocchi artista de merecida fama internacional destacándose por sus monumentos erigidos en Italia, Rusia, Bulgaria y el de Cristóbal Colón en Buenos Aires. El contrato de ejecución, por un monto de Liras Italianas 350.000 se firma el 5 de mayo de 1925 y se coloca la primera piedra del basamento el 27 de abril del mismo año en la referida Plaza Tommaseo. Recordamos que el programa de fundición de la obra contemplaba la realización de dos monumentos iguales, uno para Génova y el otro para la ciudad de Rosario.
El grupo ecuestre mide más de 5 metros de altura desde las extremidades hasta el sombrero y más de 6 hasta el vértice del asta de la bandera. Su peso supera las 6 toneladas. Todo ello para contener el animal en actitud casi de salto, la curva del pescuezo que obliga a un movimiento ondulante de la crin, la boca entreabierta por la tensión de las riendas, la cola tensa, la reacción de la musculatura representada con rigor anatómico que completan una composición hábilmente lograda que exalta la figura del ilustre jinete. éste en posición erguida, la mirada en alto, sostenido firmemente en los estribos mientras sostiene la bandera que se abre en envolvente curva que permite alivianar la imponente masa metálica. Al respecto el Ministro de relaciones exteriores Dr. Ángel Gallardo expresó en el discurso inaugural. "... El artista lo ha representado en la histórica actitud de portaestandarte de la revolución argentina en la actitud de ondear la bandera, obra de su idealidad...".
La fundición, en la que trabajaron más de cincuenta personas durante varios meses fue ejecutada en la técnica "de la cera perdida" en la firma Fundición Artística Lagana de Nápoles (Italia). El bronce de la estatua y la bandera fue un aporte del gobierno argentino que se obtuvo con los lingotes de la fundición del Arsenal "Esteban Luca" de Buenos Aires de un cañón de origen español tomado en Salta por el Gral. Belgrano el 20 de febrero de 1813.
El día de la fundición el establecimiento napolitano fue engalanado con banderas argentinas e italianas y con la asistencia de autoridades de ambos países. Dicha circunstancia fue recordada como un momento trascendente donde "... el metal completamente líquido, casi blanco, comenzó a caer dentro de la forma produciendo un estrépito interminable, mandando reflejos intensos que daban un aspecto verdaderamente fantástico, con el silencio profundo y emocionado de los presentes...". De dicho acto se informó en forma telegráfica al presidente argentino Marcelo T. de Alvear.
La inauguración en Génova fue programada para el 12 de octubre de 1927. La Argentina estuvo representada por el Ministro Dr. Ángel Gallardo y demás autoridades gubernamentales.
Ese día la ciudad amaneció engalanada con banderas de ambos países y carteles con vivas a la Argentina, al Ministro Gallardo, a la Casa de Saboya, al General Belgrano y algunos que expresaban "Viva el Duce".
El acto fue apoyado con un gran despliegue publicitario y periodístico. Fueron convocados escolares, militares y la ciudadanía toda. "Las diferentes organizaciones fascistas estimularon la presencia de sus socios, otorgándoles permisos especiales e indicándoles el uniforme que debían llevar en tales circunstancias".
"La obra de Zocchi se descubrió mientras la banda de música de la Fragata Libertad ejecutaba el Himno Nacional Argentino que entonaron más de mil alumnos de las escuelas de la ciudad preparados con antelación por una maestra argentina jubilada que habitaba en Génova". El arzobispo de la ciudad bendijo la obra.
En Rosario la inauguración se concretó el 8 de octubre de 1928 y se circunscribió a los límites locales. "... no apareció ese brillo nacional que le dieron en Italia. Lógicamente entre la República y el Facismo había una gran diferencia y la manera de pensar de los italianos en aquella época era muy diferente a nuestra indiosincrasia...".
Ese gran homenaje permitió el conocimiento de nuestro héroe nacional que fue admirado no solamente por los genoveses sino por todos los italianos que conocieron sus trabajos intelectuales, sus incursiones militares y a la vez se engrandeció nuestro país ante la opinión italiana.
De las encendidas piezas oratorias que generaron estos eventos, sobre todo en Génova, rescatamos un párrafo del poeta italiano Darío Nicodemo: "Esta ceremonia será un elevado grito de amor que volará sobre el océano, hasta llegar fuerte y vigoroso al corazón del pueblo argentino, por arriba de los problemas e incertidumbres de la política universal. Garibaldi en Buenos Aires, Belgrano en Génova. Ambos serenos en su inmortalidad se dan la mano para dar a los dos pueblos latinos, la confirmación de su hermandad espiritual, que durará como el mármol y el bronce de los dos monumentos".