A los 57 años, Héctor Horacio Scotta, vive en Martínez (Buenos Aires), se desempeña en el área deportiva de la Municipalidad de Malvinas Argentinas, extraña todavía los momentos de gloria y alegría que le deparó su campaña en canchas argentinas y de España, al propio tiempo admitió que "no gané mucho dinero, conocí casi todo el mundo por lo que me brindó el fútbol".
El hombre que escribió muchas páginas brillantes en San Lorenzo de Almagro, con la camiseta azulgrana, con el escudito blanco en el corazón y el número siete sobre su espalda, le ganó en la primera etapa a la propia tribuna que lo llamaba "burro", cuando sus disparos caían en el segundo piso de la cancha de Racing o rompían los carteles detrás del arco rival en el viejo Gasómetro. Después con sus goles fue idolatrado.
Los cuatro hermanos Scotta se cansaron de jugar "picados" en los campitos ubicados en las proximidades de las vías del ferrocarril Gral. Manuel Belgrano, en el actual barrio Albizatti, cerca del Club Tiro Federal, donde fueron reclutados por el desaparecido Venancio Romero, un verdadero descubridor de talentos.
Romero recorría todas las canchas de ciudades y pueblos del norte santafesino buscando los pibes que lucían aptitudes y condiciones a partir de los seis o siete años, entre ellos Dardo "Chato" Córdoba, Norberto "Chijí" Serenotti, el arquero José Luis Michea y el "Caio" Claudio Enría, etcétera.
"Chiquito" Scotta llegó a corta edad a Colón de San Justo, recorrió las inferiores y cuando llegó a primera división fue convocado para integrar el seleccionado de la Liga Santafesina de Fútbol, junto a su hermano Néstor ("Tola"), donde el "Pato" Justo José Rossi lo llevó a Unión Äcomo número 8Ä junto a Juan Carlos ("Chiche") al que Romero consideraba como un verdadero crack, pero no tenía la fortaleza anímica ni el temperamento del "Gringo".
"Estaba cumpliendo el servicio militar obligatorio en el Gada 121, con asiento en Guadalupe, cuando recibí órdenes de abordar un avión-taxi que me trasladó hasta Palermo, donde me aguardaban dirigentes de San Lorenzo de Almagro, comunicándome entonces que había sido transferido a la popular entidad de Boedo", apuntó Scotta.
Hasta entonces, desde San Justo tenía admiración por Independiente, ganador varias veces de la Copa Libertadores de América, en el equipo de Miguel Angel Santoro (Osvaldo Toriani); Ruben Navarro y Tomás Rolan (Ricardo E. Pavoni); Roberto Ferreiro (David Acevedo), José O. Pastoriza (Miguel A. Mori) y Jorge Maldonado (Juan C. Guzmán); Raúl Bernao, Osvaldo Mura (Prospitti), Roque Avallay (Luis Artime), Mario Rodríguez y Raúl Savoy (Aníbal Tarabini).
"En San Lorenzo, jugué en varios puestos: en el mediocampo, de delantero central y también de defensor lateral derecho, hasta que cuando llegó como técnico Rogelio Domínguez me ubicó Äante mi desagrado y postura contraria a esa decisiónÄ de puntero derecho. Yo le dije que me sentía ahogado, cuando actuaba pegado contra la raya y con poco contacto con la pelota, pero el me decía que cuando recibiera el balón buscara mi perfil y rematara al arco".
En 1972, San Lorenzo consigue el primer bicampeonato anual en torneos cortos, bajo la conducción de Juan Carlos Lorenzo, según algunos periodistas con un fútbol mezquino, una defensa sólida y marcando en todos los sectores de la cancha. "Marcábamos un gol y aguantábamos el resultado, agrupados con orden y prolijidad".
"La primera temporada con buen suceso que tuve fue la de 1972 cuando San Lorenzo de Almagro fue el campeón de los torneos Metropolitano (18 triunfos, 13 empates y tres derrotas) y Nacional (como en 1968, invicto, 12 victorias y tres empates). Teníamos un equipo bárbaro, jugaban Sergio Bismarck "Sapo' Villar, Ricardo Rezza, Antonio Rosl, Ramón Armando "Cacho' Heredia, Antonio García Ameijenda, Roberto "León' Espósito, Roberto "Oveja' Telch, Victorio Nicolás Cocco, Enrique Chazarreta, Rodolfo "Lobo' Fischer, Rubén "Ratón' Ayala, Carlos Veglio, Luciano Figueroa y Oscar Ortiz, entre otros", cuenta el "Gringo".
No omitió de citar que "también fui convocado por el director técnico del juvenil, el "Maestro' Rubén Bravo para actuar en el equipo de la Argentina en la sexta edición de los Juegos Deportivos Panamericanos en Cali, Colombia, en 1972", en una época de verdadera crisis social, económica y carente de apoyo oficial a las distintas expresiones culturales y deportivas".
Existía en la Argentina un gobierno de facto, la dictadura de Alejandro Agustín Lanusse; en tanto, se acercaba el primer retorno al país del ex presidente Juan Domingo Perón, tras 17 años de ausencia. Las provocativas declaraciones del Gral. Lanusse referidas al fundador del Movimiento Nacional Justicialista, reavivando la polémica de los últimos años: "A Perón no le da el cuero para pisar el suelo argentino"; provocó que el pueblo realizara movilizaciones populares en todo el país bajo la consigna: "Perón Vuelve".
"En los Juegos Panamericanos, Argentina fue el vencedor indiscutido en fútbol. El abanderado y la gran figura de la delegación de nuestro país había sido el remero Alberto Demiddi, "La Máquina', un atleta espectacular por su formación y educación deportiva, dotes naturales y ser un verdadero ejemplo para el resto de los integrantes de la plantilla de nuestra nación", apuntó Scotta".
Explicó que "la figura descollante del equipo de fútbol fue la "Chiva' Di Meola (Colón), el máximo artillero de la competencia con seis tantos y que el mediocampo estuvo conformado por tres jugadores de Boca Juniors: Romerito (Alberto Domingo Romero), Bongiovanni (Horacio Oscar) y Potente (Osvaldo Rubén). Entre los suplentes estaban el portero Miguel Leyes, "Tito' Rebbotaro, el "Gringo' Berta y el goleador (Roberto Cecilio) Cabral que había sido transferido de Platense a Huracán".
Durante la charla con el "Gringo" Scotta, dijo que el de 1972 fue un año imborrable para él "porque tuvo satisfacciones intensas como dos bicampeonatos (Metropolitano y Nacional) obtenidos por San Lorenzo de Almagro".
Sin embargo, relató que "una de mis mayores tristezas aconteció el 20 de agosto cuando sufrí la fractura de tibia en el partido ante Estudiantes de La Plata (3-1) en el desaparecido Gasómetro (17 de mayo de 1916-2 de diciembre de 1979). Un dolor tremendo, creía que ese era mi último partido en primera división. Felizmente volví a las canchas poniendo fervor, ganas y como siempre mi corazón a favor de la divisa que defendía".
Hablemos de números, que son los que gobiernan el fútbol. Scotta convirtió 308 goles. De esa cifra, convirtió 236 goles en primera división y en la segunda categoría (actualmente Nacional "B") de la Asociación del Fútbol Argentino.
En la máxima división, lo hizo defendiendo los colores de cuatro instituciones: Unión (9), San Lorenzo de Almagro (143), Boca Juniors (2) y Ferro Carril Oeste (1).
En la principal competencia de ascenso, en los últimos años de su campaña como profesional, mostró también su capacidad goleadora en Deportivo Armenio (29), All Boys (18), Nueva Chicago (17), Villa Dálmine (10) y San Miguel (7).
Deberían incluirse también las cinco conversiones en el seleccionado argentino, en 1975, cuando Scotta fue convocado por el seleccionador, César Luis Menotti, desempeñandose en siete cotejos cuando se preparaba el combinado nacional para el Campeonato Mundial, desarrollado tres años después en nuestro país.
"Chiquito" Scotta fue fichado en junio de 1976 por el Sevilla FC haciendo explotar de emoción y algarabía a los fanáticos de ese club de la península 53 veces en 101 partidos, jugando oficialmente 8.418 minutos en primera división de la Liga Española, y 13 en 19 encuentros de las Copas, en el curso de los cuatro años de actuación. Ahí nació el mote de "escotazo" ante cada conquista del corpulento delantero que actuaba con el número 7 sobre sus espaldas.
"La contratación costó al Sevilla 24 millones de las antiguas pesetas, uno de los fichajes más caros de 1976 en todo el balompié español. Scotta cobraba un millón de esa moneda, la misma ficha que Biri-Biri (Alhaji Momodo Njle, natural de Gambia) había percibido la temporada anterior", señala el órgano de prensa de esa entidad.
En tres temporadas, fue el máximo anotador del Sevilla F.C. y en la restante compartió ese halago con su compatriota Daniel Bertoni (ex Quilmes, Independiente y campeón mundial en Argentina) con 16 conversiones.
El "Gringo" Scotta es el máximo goleador de una temporada con dos torneos al anotar 60 goles en 1975, cuando en el Metropolitano concretó 32 tantos y en el Nacional hizo 28, en el mejor año de su existencia, siendo el último artillero de raza, en época en que este deporte comenzaba a ser demasiado defensivo por las tácticas y estrategias utilizadas por los directores técnicos.
Ese año, 1975, fue el año de River. San Lorenzo venía de ser campeón en 1974 con el "Gringo" Scotta como uno de sus artilleros, integrando aquel equipo con Espósito, Telch, Cocco, Ayala, Chazarreta, García Amaijenda, Rezza, Heredia e Irusta, entre otros.
El paraguayo Arsenio Pastor Erico es el jugador que más tantos convirtió en un torneo: 47 anotaciones en 1937, cuando su equipo, Independiente, no pudo ser campeón (paradójico al igual que lo de Scotta). El centrodelantero guaraní es el máximo goleador del profesionalismo argentino en partidos oficial de campeonato con 293 conversiones, entre 1934 y 1946.
La campaña goleadora de "Chiquito" Scotta, nacido el 27 de noviembre de 1950 en San Justo, a 99 kilómetros al norte de la capital provincial, se inició con los 9 goles que marcó con la camiseta de Unión en 1970 (8 en el Metro y 1 en el Nacional). En ese equipo estaban, entre otros, Cordero, Sanseverini, Pulcini, Duso, el "Negro" Cañete, Gentiletti, Escalante, "Larguirucho" Martínez, Fredes y Nogara.
Al recordar los 60 tantos convertidos en 57 partidos en 1975, en los torneos Apertura y Nacional, el "Gringo" Scotta respondió ante la consulta periodística que "aunque parezca extraño, no me acuerdo del primer gol que convertí en el profesionalismo, tanto sea en Unión como cuando pasé a San Lorenzo de Almagro".
"Nunca fui de tener en cuenta estas cuestiones, para algunos es muy importante, pero pienso que para eso están los que siguen las estadísticas", sentenció.
Dijo que "muchos estimaban que después de mi fractura en 1972 no volvería a estar en plenitud. Estuve un año parado y recién me sentí al 100 por ciento en la temporada de 1975. Ese año en mi carrera fue espectacular", asintió el futbolista surgido de la cantera de Colón de San Justo.
El otrora goleador argentino tuvo palabras de elogio para el "Negro" Oscar Ortiz, que formaba una importante dupla con el "Toscano" Alberto Rendo, "se divertían en la cancha y hacían apuestas sobre la eficiencia en cada maniobra del bicampeón de esa temporada".
"Chiquito" Scotta reveló con alegría que en el vestuario, en medio de los cánticos, el diminuto y habilidoso volante "se tomó el trabajo de contar las asistencias que me dio el número 11 para anotar numerosos tantos. Fueron alrededor de 45", rememoró con nostalgia. "Al "Negro' Ortiz debía haberle donado parte del sueldo, porque fue un fenómeno con sus clásicos pases-gol".
El 23 de noviembre de 1975, Héctor Horacio Scotta al anotar dos tantos en la goleada de San Lorenzo de Almagro frente a Boca Juniors, por cinco a tres, se constituyó en el máximo anotador de una temporada con dos torneos (en el Metropolitano convirtió 32 y 28 en el Nacional).
La primera conquista en ese clásico por el certamen Nacional fue de Héctor Scotta al minuto de juego; Claudio Premici dobló la apuesta; descontó Abel Alves para el local; pero antes de finalizar la primera etapa, aumentaron el diminuto Alberto Beltrán, "Chiquito" Scotta y el centrodelantero de los Gauchos de Boedo, colocando el marcador cinco a uno para la visita.
En el complemento, los de Boedo se retrasaron para que la humillación ante el histórico "hijo pródigo" no sea total y los futbolistas de Boca con voluntad y vergüenza profesional pudieron achicar la gran diferencia por intermedio del mendocino Darío Luis Felman y el propio Alves.
En esa inolvidable jornada, el conjunto de San Lorenzo de Almagro formó con Ricardo La Volpe; Sergio Villar, Jorge Olguín, Ricardo Maletti y Daniel Uzín; Juan Pedro Gauna, Roberto Telch y Alberto Beltrán; Héctor Scotta, Claudio Premici y Oscar Alberto Ortiz.
Durante ese torneo, Scotta le había convertido también tres goles a Atlético Tucumán, con furibundos disparos desde afuera del área grande.
"Chiquito" Scotta explicó que una de las noches de mayor brillo fue la del viernes 16 de abril, por el torneo Metropolitano, en el desaparecido Gasómetro, en la victoria frente a Chacarita Juniors, por 4 a 2.
"Dios me iluminó al convertir todos los goles de mi equipo. Uno de los tantos fue un chutazo desde la mitad de la cancha al comenzar el partido; el portero estaba adelantado, me tocaron la pelota y rematé con violencia al arco abandonado", sentenció el futbolista natural de San Justo.
Tomás Rodríguez(Especial para El Litoral)