Un equipo de paleontólogos y bioantropólogos argentinos y brasileños, encabezados por el Dr. Rolando González-José, del Centro Nacional Patagónico (Cenpat/Conicet), sito en Puerto Madryn (Chubut), dio a conocer novedosos resultados acerca de la evolución del hombre y del resto de los homínidos. Su trabajo, publicado en la edición on line de mayo (y en la versión impresa del 5 de junio) de la revista científica "Nature", representa, además, un nuevo enfoque metodológico para el estudio de la evolución de cualquier organismo. Uno de los autores de la investigación, Ignacio Escapa, paleontólogo del Museo Paleontológico Egidio Feruglio, de Trelew (Chubut), explica: "Si bien nuestro grupo de estudio fueron los homínidos, el método que utilizamos podría ser empleado para estudiar la evolución de otros organismos. La herramienta consiste en la unión de metodologías preexistentes, como la cladística y la morfometría geométrica".
Es un método en el que se utilizan, en general, caracteres discretos para clasificar la pertenencia de animales o plantas a un determinado grupo, mediante la obtención de árboles evolutivos (filogenia). "Por ejemplo, se definen por presencia o ausencia de una estructura, o número de espinas, o si tiene un hueso redondo u ovalado", explica Escapa, quien también es becario doctoral del Conicet. Y agrega: "Por su parte, la morfometría geométrica permite observar y catalogar las formas intermedias". Para integrar ambos métodos, los autores del trabajo se valieron de un moderno software denominado "Tree Analysis using New Technology" (TNT, según sus siglas en inglés), que en nuestro idioma significa Análisis de Árbol utilizando Nueva Tecnología, y que fue desarrollado por otro científico argentino: el Dr. Pablo Goloboff, del Instituto "Miguel Lillo", de Tucumán. "El Dr. Goloboff incorporó caracteres continuos en TNT -uno de los programas más importantes del mundo para estudios cladísticos-, lo que le permitió integrar datos provenientes de morfometría geométrica", señala Escapa. Y continúa: "De esa forma comenzamos a pensar, con el resto de los autores del trabajo, que la unión entre la cladística y la morfometría geométrica ya no era imposible. Fue entonces cuando nos propusimos este estudio interdisciplinario, al principio sin grandes esperanzas, pero, poco a poco, a medida que los resultados empezaban a dejarse ver, sentimos un entusiasmo progresivo".
Mediante el empleo de ese programa, los investigadores -algunos de los cuales son expertos del Instituto de Biociencias de la USP y de la UNLP- analizaron cuatro zonas particulares (o "módulos") en el cráneo de una veintena de homínidos fósiles y actuales, y llegaron a una hipótesis evolutiva. Para ello, digitalizaron imágenes de cráneos pertenecientes a nuestra especie, a nuestros parientes vivos más cercanos -el gorila y el chimpancé-, y a la mayoría de los representantes extinguidos de nuestro linaje, tales como: australopitecos gráciles, australopitecos robustos, Homo habilis, Homo rudolfensis, Homo erectus, Homo ergaster, Homo rodhesiensis, Homo heidelbergensis, y Neandertales, u Homo neanderthalensis, entre otros. "Una de las cosas que más nos sorprendió fue la consistencia de los resultados. Al ser un nuevo enfoque, esperábamos tener que trabajar mucho antes de obtenerlos. Sin embargo, no fue así. Desde los primeros árboles evolutivos o hipótesis filogenéticas conseguidos, comenzamos a ver coherencia con respecto a trabajos previos. Inclusive, arrojaron información adicional", destaca Escapa.
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