Rolando González-José, investigador adjunto del Conicet en el Cenpat, y sus colegas presentaron un nuevo análisis de la familia evolutiva a la que pertenecen los humanos. "El estudio refina nuestra visión acerca de las relaciones entre las distintas especies del género Homo y sus grupos relacionados, tanto actuales como extinguidos. El trabajo respalda la hipótesis de que los Neandertales y los Homo sapiens son, de hecho, diferentes especies", afirma González-José. Y prosigue: "Existen otras líneas de evidencia que también favorecen esta hipótesis. Por ejemplo, los análisis de ADN extraídos de los huesos de los esqueletos Neandertales indican que las diferencias genéticas entre éstos y los H. sapiens son mayores para lo que uno esperaría entre miembros de la misma especie". En cambio, asegura González-José, hay un conjunto de investigadores liderados por Nilford Wolpoff, de la Universidad de Michigan (EE. UU.), que sostienen que los Neandertales y los H. sapiens deben ser vistos como variantes de la misma especie. Los resultados obtenidos por los científicos argentinos y brasileños se oponen a algunas teorías que señalan que Homo heidelbergensis podía ser visto como la especie de la cual habrían derivado, paralelamente, los Neandertales y los Homo sapiens. "Nuestro análisis sostiene que los Homo heidelbergensis podrían ser considerados como un estadio previo a los Neandertales, pero del cual no derivó nuestra especie, como otros creen", destaca González-José. Y acota: "En líneas generales, nuestro trabajo se suma a una serie de evidencias previas que indican que Neandertales y humanos modernos no somos la misma especie, como algunos autores todavía sostienen".
Los Homo heidelbergensis son una especie extinta del género Homo, que surgió hace más de 500 mil años y existió al menos hasta hace 250 mil años. Eran individuos altos, de una estatura promedio de 1,75 m y muy fuertes. "Pesaban cerca de 100 kg, tenían grandes cráneos, de unos 1.350 cm3 y muy aplanados con relación a los del hombre actual. Sus mandíbulas eran salientes y poseían una gran abertura nasal. Se les dio ese nombre porque los primeros fósiles fueron descubiertos cerca de Heidelberg, Alemania", describe González-José. Por su parte, los Neandertales habitaron Europa y partes de Asia occidental desde hace 230 mil hasta 29 mil años atrás, durante el Paleolítico medio. Tenían un esqueleto muy robusto, piernas y brazos cortos, tórax ancho, arcos supraorbitarios muy marcados, frente baja e inclinada, rostro prominente, mandíbulas sin mentón, y un cráneo de cerca de 1.500 cm3. Vivían en grupos organizados, formados por alrededor de unos treinta miembros. "Un Neandertal promedio tendría una altura de 1,65 m, de contextura pesada y musculatura robusta. En cambio, nuestra especie, Homo sapiens, aparece en África oriental hace 200 mil años", añade González-José.
Asimismo, el estudio, basado en el nuevo método, respalda que todas las especies asignadas al género Homo, como los australopitecos gráciles, los australopitecos robustos, los Homo rudolfensis, los Homo erectus, los Homo ergaster, los Homo rodhesiensis, los Homo heidelbergensis y los Neandertales, entre otros, forman una única familia, con los restos de Homo habilis en su origen, hace unos dos millones de años. Al respecto, cabe señalar que los Homo habilis vivieron entre 2,1 a 1,5 millones de años atrás. Recibieron ese nombre porque tenían la habilidad para fabricar herramientas de piedra. De hecho, las primeras evidencias de un homínido capaz de elaborar utensilios provienen de los sitios donde fueron encontrados sus fósiles.
"Además, el análisis realizado sugiere que los Neandertales pertenecerían a un linaje más cercano a formas europeas más antiguas como los Homo heidelbergensis que a nuestra especie", afirma González-José. Y concluye: "Lo más impactante del nuevo método fue darnos cuenta de la potencia de este tipo de análisis de caracteres y posterior estudio filogenético. Con sólo "cuatro caracteres' obtuvimos un árbol evolutivo coherente". Si se tiene en cuenta que otros estudios, que se basan en aspectos morfológicos discretos, utilizan de 60 a 120 caracteres para obtener resultados similares a los que se obtuvieron con cuatro caracteres, se comprende la trascendencia de este avance científico.
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