"En nuestro país está prohibido discriminar, pero no queremos fundar esta prohibición sólo en el aspecto legal, sino también en el humano. Vivimos en una ciudad con los índices más altos de violencia. Nos preocupa que un chico que va a bailar con todos sus amigos quede fuera por ser morochito, porque creemos que es cargarle más violencia y lo convierte en una bomba de tiempo", aseguró Stella Maris Vallejos, directora del Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (Inadi) Santa Fe en la reunión que se realizó esta mañana junto a los dueños de confiterías bailables y funcionarios de la Secretaría de Control de la Municipalidad.
"Estamos recibiendo denuncias por discriminación por color de piel en el ingreso a los boliches. Una sola denuncia basta para tomar acciones", sostuvo Vallejos.
A raíz de la discriminación que sufrió Juan Manuel, el adolescente al que no le permitieron entrar a un pub de la Recoleta por su color de piel, se reunieron para debatir sobre el cumplimiento de ordenanzas y leyes, referidas al derecho de las personas a la recreación.
"Es un tema importante, muchas veces oculto, que hace a la mejor convivencia", refirió el secretario de Control, Cornelio Collins, respecto de la discriminación y aseguró que "este problema se va a ir solucionando en la medida en que nos comprendamos; para eso necesitamos dialogar y escucharnos". Con estas palabras el funcionario alentó a conversar "sin restricciones" y dio apertura al debate.
El primero el tomar la palabra fue Walter, del BVip de 25 de Mayo: "A mi negocio accede gente más morocha que en otros lados. Cuando hay problemas o peleas, que se dan en todas partes, se resaltan más si pasa en boliches como el mío, al que viene gente de barrio".
Asimismo señaló que la policía tiene actitudes discriminatorias, ya que "requisan de determinada manera a cierto tipo de gente por su color de piel o vestimenta, mientras que a los de otro nivel social, les pasan por al lado y ni los miran".
Por su parte Viviana, propietaria del local bailable Recuerdos, destacó: "No creo que pase por una cuestión de discriminación por color de piel, sino de seguridad. Hay una realidad social: la zona marginal ganó la zona de Recoleta y para los bolicheros es un gran dolor de cabeza".
La empresaria argumentó que en la puerta de su boliche cuentan con vigilancia que "ya conoce a los clientes" y repitió que no niegan la entrada por color de piel, sino que hacen un "filtro" con las "personas conflictivas porque están pasadas de alcohol o de droga". "Queremos evitar incidentes dentro del local y cuidar a nuestros clientes", indicó.
En este sentido solicitó a las autoridades municipales y policiales que realicen los controles necesarios: "No sabemos cómo sacar la droga de los boliches", sostuvo preocupada.
De la reunión también participó la mamá de Juan Manuel, el adolescente discriminado en la puerta de Black and White. "La ropa, el arito y el pelo largo hacen a la identidad de los adolescentes. No tenemos derecho a decirles "no usés gorra o pantalones anchos, cortate el pelo o sacate el aro'. Hacemos una masacre con la identidad de los chicos", señaló.
La concejala Adriana Molina realizó su aporte a la discusión: "Esta es una sociedad de mucha discriminación y muy anómica: estamos acostumbrados a no respetar la ley, en los más diversos aspectos de nuestras vidas. Una de las muchas causas de la violencia social es la discriminación: cuando una persona se siente excluida puede pensar en la violencia como una alternativa".
Asimismo, señaló otra problemática relacionada con la noche y los adolescentes: la venta de alcohol a menores fuera de los boliches, lo cual permite que muchos se alcoholicen antes de entrar a bailar.
"Construimos estereotipos y, a partir de ellos, surgen los prejuicios. Si nos manejamos por la apariencia, la ley queda fuera de lugar", concluyó la concejala.