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ACTUALIDAD / MEDIO AMBIENTE
La rebelión de la naturaleza
El límite al que llegó la Tierra. Terremotos en China, ciclones en la ex Birmania, erupciones de volcanes que se creían extinguidos, inundaciones y sequías, entre otros fenómenos, aparecen cada día en los titulares de los diarios. Según los especialistas, esta reacción del planeta tiene sus causas en la actividad humana ilimitada. La diferencia entre Cambio Climático y la variabilidad climática natural. Consecuencias futuras para el país. textos de Alejandro San Martín.

Los desastres naturales de todo tipo que se vienen produciendo de forma cotidiana a lo largo y ancho del planeta, muestran a las claras que la naturaleza ha llegado al límite de su capacidad en cuanto a la actividad humana, y la reacción es esta "rebelión" que se ha desatado sin límite de continuidad.

Fenómenos como el terremoto en China, el ciclón en Myanmar, la erupción del volcán Chaltén, las inundaciones en el Chaco y las heladas en la Patagonia, entre otros, conjugan en sí mismos esa alteración, que, en algunos casos, son producto de la variabilidad natural del sistema climático.

"La actividad humana ha abusado de la naturaleza, y esta "rebelión' es una consecuencia de esa exigencia indiscriminada, sobre todo en lo que se refiere a la energía", dijo el titular de la Dirección de Cambio Climático de la Secretaría de Ambiente y Recursos Naturales, Nazareno Castillo Marín.

Con el objetivo de diferenciar aquello que está directamente relacionado con el cambio climático de lo que se produce por la variabilidad climática natural, pero que incide en aquel, consultamos a este especialista en la materia. "Hay que diferenciar, porque no todos son temas que tienen que ver con el cambio climático: por ejemplo, lo del volcán es una cuestión geológica, pero que sí tiene su impacto sobre el clima", precisó.

Ese impacto está relacionado con dos cuestiones específicas: la emisión de dióxido de carbono, que contribuye al calentamiento global, y la emisión de material particulado, que tiene la propiedad de filtrar o retener la luz de onda corta que viene desde el sol, y que tiene un efecto de enfriamiento sobre la superficie de la tierra.

Según explicó Castillo Marín, el cambio climático implica un proceso que es permanente a lo largo de una determinada cantidad de tiempo, por lo menos de diez años, aunque típicamente son 30 años los que se toman. "Si no, tenemos que hablar de una cuestión vinculada a la variabilidad natural del clima", agregó.

En tal sentido, y en el caso particular de la Argentina, existen muchos ejemplos en que el cambio en determinados patrones se ha mantenido a lo largo de varios años, por lo que algunas cuestiones estarían vinculadas a este proceso de cambio climático.

Lo que se viene

Las previsiones para el futuro no son nada alentadoras, según se desprende de la segunda comunicación nacional que ha elevado Argentina a la Convención de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático.

En este documento, que debe presentarse cada cuatro años -siempre sujeto a financiamiento-, la ciencia argentina ha volcado los datos de diez años para atrás, y de lo que previsiblemente sucederá entre el 2020 y el 2040. "Por un lado tiene un inventario de los gases de efecto invernadero y, por otro, tiene estudios de vulnerabilidad al cambio climático y un estudio potencial de mitigación de emisiones", explicó el especialista.

De acuerdo al mismo, que se hace en base a un modelo climático, en el país ha habido un aumento de las precipitaciones medias anuales, especialmente en la región del noroeste.

Asimismo, se ha producido un incremento de las frecuencias de las precipitaciones extremas en gran parte del centro y este; un aumento de la temperatura en Cuyo y la Patagonia, con retroceso de glaciares; y un incremento de los caudales de los ríos y frecuencias de inundaciones en todo el país, menos en Cuyo, donde esos caudales de origen cordillerano han retrocedido. "A esto se debe agregar el corrimiento hacia el oeste de las isoyetas de 600 milímetros en el sur de la Pampa húmeda y la de 800 milímetros en el norte, que ha posibilitado la expansión de la frontera agrícola hacia el oeste", destacó el especialista.

Lo negativo de este cambio fue la depreciación y el deterioro de otras zonas agrícolas, por las continuas inundaciones en muchas de las zonas de las provincias de Santa Fe, Buenos Aires y Corrientes.

Un futuro complicado

La "rebelión" de la naturaleza se ha hecho sentir en el pasado, así como lo hace en el presente, y lo hará e el futuro, en gran parte de la geografía argentina, según los registros científicos volcados en la segunda comunicación nacional sobre cambio climático.

En el año 2001, casi dos millones de hectáreas de la provincia de Buenos Aires, sobre casi toda la cuenca del Salado del Sur, sufrieron el efecto de las inundaciones, año en que también se registró la máxima precipitación en la ciudad de Buenos Aires.

Previo a esos hechos, en noviembre de 2000, rápidas inundaciones provocaron numerosas víctimas en la ciudad de Cañada de Gómez, en la provincia de Santa Fe, y en el 2003, un tercio de la ciudad de Santa Fe quedó bajo las aguas por la crecida del Salado del Norte.

Pero es hacia el futuro que los científicos han puesto el acento, específicamente para el período 2020 2040, donde los cambios proyectados que se originarían por el cambio climático global, aumentarían o crearían nuevas vulnerabilidades.

En tal sentido, el documento elaborado alerta sobre el retroceso de los caudales de los ríos de la cuenca del Plata, debido al aumento de la temperatura y su consiguiente evaporación, además del estrés hídrico en todo el norte y parte del oeste del país debido a la misma causa.

También se describe un panorama de retroceso en las precipitaciones de nieve en la cordillera de los Andes y probable crisis del agua en Mendoza y San Juan, con disminución de la generación eléctrica en el Comahue.

Las zonas actualmente afectadas continuarán con una alta frecuencia de precipitaciones intensas e inundaciones, así como la continuación del retroceso de los glaciares, y el aumento del nivel del mar que afectará algunos puntos del litoral marítimo y de la costa del Río de la Plata.