NATALIA PANDOLFO
Frente a la ambiciosa propuesta del título de la charla, los conferencistas optaron por aportar algunas ideas y ejemplos que van en el sentido de reorientar la práctica actual de esta profesión.
El primero en la ronda fue Gerardo Young, editor del Equipo de Investigación de Clarín. Su ponencia comenzó con la confesión de una "obsesión": "Cómo escapar del tedio informativo, de la información impuesta por el poder, por las empresas, e incluso por el público".
"En un tiempo de constante bombardeo de datos, somos los periodistas quienes tenemos que saber priorizar, analizar, seleccionar. Ése es nuestro rol", apuntó, frente a un auditorio formado en su mayor parte por colegas y estudiantes.
El disertante remarcó que "el 95 por ciento de las notas que se publican, son aportadas por organismos públicos o privados. Así, nos hemos ido colocando en el lugar de voceros del poder", criticó.
"Hay que cambiar esto: hay que salir a buscar la información. Eso nos va a permitir una mayor democracia informativa", subrayó.
En este sentido, Young valoró la importancia de atender a una agenda propia de cada periodista, que ponga en crisis o al menos establezca alguna alternativa a- la alienación casi automática que imponen los grandes intereses.
El periodista destacó la herramienta de Internet como modo de acceder fácil y rápidamente a informaciones útiles; y brindó un listado de sitios oficiales a los que recurre a la hora de encarar sus trabajos. También aportó ejemplos de notas que se inscriben en esta premisa de abandonar la agenda para instalar, como opción de lectura, temas que tienen que ver con historias cotidianas.
"Los periodistas debemos recuperar la calle. Nos hemos olvidado de la acción, de lo que le pasa al vecino en el día a día. Por eso, cuando estallan crisis como la de 2001, nos encontramos sin saber dónde estamos parados", opinó.
"El periodismo se puede hacer esperando noticias, o saliendo a buscarlas. Ahí está la diferencia. La segunda alternativa requiere voluntar y pasión", concluyó.
Urien Berri puso el foco sobre algunas características que condicionan el proceso actual de crisis y transformación del periodismo, tanto a nivel local como mundial.
El primer punto de esta serie fue el impacto de las nuevas tecnologías. "Yo empecé a trabajar antes de su aparición. Me acerqué con desconfianza, conocí sus ventajas, y hoy convivo con ellas. A partir del impresionante caudal de información que genera Internet, la investigación periodística es mucho más fácil ahora", sostuvo.
La contracara de estas cualidades es, para el especialista, "la sobreinformación, que no siempre se traduce en calidad informativa".
Otro de los factores que alientan la crisis actual es la concentración de grandes grupos mediáticos, para los cuales este trabajo "es sólo un negocio". "Esto atenta contra la libertad de información y restringe la salida laboral de los periodistas", afirmó.
El tercer punto es el de la "competencia de la televisión". "Creo que es una discusión superada. Hace años que se debate su influencia en los medios gráficos. Hoy vemos la pérdida de espacios destinados a textos, porque hay que darle más despliegue a la imagen. En la redacción de La Nación hay veinte televisores, y los periodistas viven pendientes de la placa roja. No estoy de acuerdo con esto: para mí, el lector de un diario busca profundidad", explicó.
Y en este orden, el periodismo de investigación se inscribe como una de las ramas que más sufre las consecuencias. "Quizá por la competencia de Internet y del periodismo online, quizá porque es más caro, quizá porque ocasiona perjuicios a las empresas, por eventuales enojos del gobierno o de los factores investigados. Lo cierto es que el periodismo de investigación hoy no atraviesa un buen momento", indicó.
De todos modos, advirtió que se trata de un proceso cíclico, y que luego del estallido de investigaciones producido durante la década del 90, con la posterior inacción de la justicia, "es lógico que haya una sensación de saturación y desinterés" por parte del público; e incluso de algunos editores.
Urien Berri coincidió con su colega en la necesidad de "buscar los ángulos humanos, cotidianos, que vuelvan atractivos aún aquellos temas más áridos".
"Es apasionante descubrir cómo se construye un entramado, una historia oficial, debajo de la cual aparece la historia real", confesó.
Para el periodista, "nuestra función es informar, más allá de lo que haga después la Justicia. Por lo general, las causas no se cierran, sino que duermen durante mucho tiempo. Entonces, si bajamos los brazos, estamos cerrando la posibilidad de que algún día se conozca la verdad".
Gerardo Young nació en Buenos Aires en 1972. Trabaja en Clarín desde 1993, donde es editor del Equipo de Investigación. Se inició en la sección Policiales y luego se desempeñó en Política. Se especializó en investigación periodística, a partir de coberturas sobre hechos de corrupción, asuntos judiciales y organismos de Inteligencia. En 1998 recibió el premio TEA al periodismo joven. En 2003 fue uno de los ganadores del premio de la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano, de Gabriel García Márquez, por una investigación sobre el movimiento piquetero.
Jorge Urien Berri es prosecretario de redacción de La Nación, donde realiza investigaciones periodísticas desde 1984. Colaboró con artículos de literatura y reseñas de libros de filosofía y ficción en los suplementos literarios de Clarín, El Cronista Comercial y La Prensa, en la revista "Criterio", y con notas sobre política en Cuadernos de Marcha, de Montevideo. Coautor de los libros "El último colimba. El caso Carrasco y la Justicia arrodillada" (1995), y "Periodismo de investigación" (2005). Profesor de la Maestría de Periodismo de Investigación en la Universidad del Salvador. Publicó investigaciones sobre los crímenes del soldado Omar Carrasco y Lourdes Di Natale, el contrabando de armas a Croacia y Ecuador, las voladuras de la AMIA y Río Tercero y presuntos negociados con las obras públicas.
Fusión
El proceso de fusión entre diarios papel y digitales, que se está dando en mayor o menor medida en todo el mundo, fue un tema que surgió durante la charla. "Para algunos periodistas fue todo un desafío acercarnos a las nuevas tecnologías. Incluso, algunos subestimábamos la importancia del diario digital. Hoy sabemos que esto no es así", admitió Urien Berri.
Vale aclarar que tanto La Nación como Clarín atraviesan actualmente un proceso de fusión de sus redacciones tradicionales y online, que apunta a generar una usina de contenidos desde donde se produzca información y se derive a los distintos soportes.
Antes del panel, Romina Kippes, editora responsable de El Paraninfo, desarrolló una breve explicación respecto de los cambios implementados a partir del nuevo diseño de la publicación.
"Hoy nuestro oficio atraviesa etapas de grandes cambios, signados por la aparición de Internet y de las nuevas tecnologías, y por las nuevas formas de lectura fragmentadas, propias sobre todo de las nuevas generaciones. Y entonces pensamos que era un buen momento para cambiar, aun cuando en el fondo seamos los mismos", dice el editorial de este número 50 del periódico.