En el marco del ciclo de debates Hacia un Desarrollo Sustentable, organizado por la UNL, recientemente se realizó una mesa redonda sobre "La sustentabilidad de los sistemas de salud en América Latina", en la que participaron expertos locales, nacionales e internacionales.
Los panelistas fueron Juan Rafael Vargas, director del Posgrado en Economía de la Universidad de Costa Rica; Ignacio Katz, asesor del Ministerio de Salud de la Nación, y Carlos Vassallo, docente de la Facultad de Bioquímica y Ciencias Biológicas de la UNL, quienes posteriormente dialogaron sobre el tema con El Litoral.
En primer término, el Dr. Juan Rafael Vargas Äde Costa RicaÄ hizo una reseña de la historia de su país en materia sanitaria y los cambios que fue consiguiendo. Según explicó, a mediados del siglo XX, su país decidió eliminar el Ejército y destinar el presupuesto que invertía en él a la gente, es decir, en su educación y salud. A partir de allí se dieron grandes transformaciones en materia de salud, convencidos de que "uno de los grandes retos eran las vidas humanas y había que darles calidad y expectativa de vida".
Sin embargo, advirtió que "se dio una transformación importante porque se resolvieron los problemas fáciles de salud y ahora quedan los difíciles. Antes, con agua corriente y vacunas se resolvían los problemas de salud de pero ahora no es lo mismo. En un país que era pobre, hubo que reorganizar su sistema de salud para que fuera más eficiente. Tenemos una política de gobierno porque los distintos partidos que han gobernado han entendido ese problema y han seguido esa reforma, para dar salud cerca de la gente, es decir, desde el nivel primario".
En este sentido, reconoció que "tenemos como estrategia crear salud y no curar. Lo que hay que hacer es tratar de crear hábitos saludables, hacer prevención y tamizar para vaciar los hospitales, porque si la gente tiene más salud no va a llegar al hospital. Pero esto todavía no se logra porque la gente tiene necesidades. Creemos que esto es replicable en otros países de América Central que tienen características y estructuras semejantes, adecuándolo con su propia realidad política y a partir de cómo ha evolucionado su sistema de salud".
Por su parte, Ignacio Katz planteó que "Costa Rica ha desarrollado un sistema a partir de su nivel de pobreza y fue capacitándose para poder ir manejando una situación. Nosotros nunca asumimos nuestra posición de pobreza y por lo tanto, somos pobres reales, sobre todo en un país donde es clara la diferencia entre la carencia y el derroche, que es una característica que en salud se impone. Somos capaces de realizar la cirugía más exquisita pero no podemos resolver por ausencia de un electrocardiograma un infarto en una esquina de ciudad; o tenemos complicaciones para hacer e seguimiento y la prevención de la diabetes. Esos dos extremos siempre estuvieron y por eso decimos que hay dos Argentina".
Y continuó: "Esto fue así hasta 2001; a partir de ahí la implosión fue mayor y la configuración social del país se modificó. Esto obligó a tener una lectura de una dupla similar a la de carencia y derroche: fragmentación del sistema sanitario y dilución de la responsabilidad. Se hablaba usando un eslógan: hay un vacío del Estado, cuando en realidad teníamos un Estado desertor. En 2001, cambió totalmente nuestra realidad: pasamos a tener el 50 % de la masa laboral en negro, tenemos pobreza e indigencia en proporciones importantes. El hambre pasó a ser un tema cotidiano, de sufrimiento social, que es un índice que no se tiene en cuenta. Además, cuando hablamos del hambre no nos estamos refiriendo al estudio del metabolismo proteico de la Facultad de Medicina sino de la dignidad de las personas, de la vida misma, de la soberanía argentina (que se logra a partir de tener un pueblo sano)".
Asimismo, opinó que "esta situación nos obliga a una toma de conciencia y a una lectura de la realidad un poco más profunda. Argentina, que fue brillante en salud hace 40 años, viene degradándose poco a poco en ese esquema por no mantener tres elementos básicos: una estrategia, una estructura en la cual asentar esa política, y cultura laboral absolutamente distinta. Esto obliga a los argentinos a tener políticas de Estado: dada la fragmentación y los intereses, debemos sentarnos para pensar y tener un acuerdo solidario entre todos los que participan del área, sabiendo que la prioridad es la gente. Obliga a saber qué hay que ceder en este momento para reconstruir el país y revertir la situación sanitaria. Esto es lo que se está haciendo, pero no se hace de un día para el otro".
Carlos Vassallo también hizo algunas apreciaciones con relación a la situación actual de la salud en nuestro país. Aseguró que "Argentina perdió en una parte de la historia la perspectiva de crear un sistema de salud mucho más universal de lo que es. Acá hay una declamación de universalidad pero en los hechos, existe la fragmentación y diferentes coberturas en salud. Esto ocurrió como consecuencia de varios factores: uno es que la salud en la Argentina ha tenido una deserción por parte del Estado, lo que nosotros llamamos en Economía, el Estado subsidiario; la ausencia de democracia o sus interrupciones no permitió que la salud permaneciera en la agenda de los partidos políticos; y la presencia de un sector sindical que utilizó la salud para financiar un proyecto político vinculado con sus propios intereses. Todo esto desvirtúa la idea de que la salud tiene que ser un servicio público y dificulta el hecho de sentarse en una mesa a discutir, pensando en el paciente ciudadano".
Asimismo, planteó que "la salud ha permanecido apartada de lo que debería ser un gran debate en profundidad: desde 1987, cuando se discutió por última vez un proyecto de salud en el Congreso de la Nación, que este tema no se trata integralmente en el ámbito del Parlamento. Sólo hubo iniciativas muy parciales que están mostrando una cierta mirada poco afecta a la institucionalidad. Sólo se actuó a partir de las distintas gestiones, los decretos de necesidad y urgencia y resoluciones. Lo único que se sacó es la ley sobre el Programa Médico Obligatorio, igual para el sector público y para la medicina prepaga".
En este sentido, Ignacio Katz agregó que "la presidenta anunció el 1º de marzo pasado la puesta en marcha de un programa nacional integrado de salud. Refiere al trabajo integrado entre el sector público, privado y el de las obras sociales, tratando de articular una red sanitaria de utilización pública, más allá de la identidad jurídica de quiénes son las partes. Es una manera de que el derecho de salud deje de ser una expresión de deseo para transformarse en una realidad. Hay un gabinete de trabajo tratando de ver este tema, y está sucediendo a partir de Cofesa y Coresa (consejos nacional y regional de salud), para ir articulando las acciones. Se reúnen los ministros con la propuesta de tener articulaciones comunes para patologías comunes y regionales, además de las emergentes. Gradualmente se pretende ir construyendo ese sistema nacional de salud".