arte: ARTE-03 Poesía de ojos abiertos
Por Diego E. Suárez

"Ojos bien abiertos y otros poemas", de Sam Hamill. Valencia, Venezuela. Colección El Cuervo, 2006. Presentación y traducción de Esteban Moore.

Un poeta con los ojos bien abiertos escucha. Atiende las voces de la tradición, mientras vierte el susurro de su experiencia; oye la voz de su conciencia y la del inconsciente colectivo; ausculta los latidos del corazón de la Tierra en medio del estrépito de la coyuntura. Sam Hamill sitúa su escritura en esta encrucijada de voces, cuestionando las bases de un viejo orden establecido: "En el principio era el verbo, repetimos, pero eso no es verdad. Primero escuchamos. Luego nombramos". Entendida así, la poesía recupera su carácter audiovisual. El ojo escucha y el poema nos contempla desde sus imágenes: "En algún sitio alguien / a la orilla del mar / al calor de una pequeña hoguera / está desenredando / las pesadas redes del deseo" ("Las redes"); el mundo representado Äese alguien, esa orilla, esa hogueraÄ súbitamente se desase de la mímesis y levanta vuelo hacia las connotaciones de un laborioso desenredar que combina lo físico Äla labor manualÄ con lo metafísico Äla introspección, la labor espiritualÄ. Lo poético se revela con suavidad y sencillez, prescindiendo de cualquier estridencia superflua.

Esta misma sensibilidad hace que Hamill no se repliegue en el silencio ante el horror de la guerra e interpele al lector. En poemas como "Discurso inaugural ante la asamblea legislativa, 2003" o "Un canto pisano" emerge el espíritu combativo de su generación, aquélla del denominado "Renacimiento poético de San Francisco", protagonista de la contracultura estadounidense en la década del '60; la que creció con el derramamiento de sangre en Corea como telón de fondo, y que años después se manifestó en contra de la guerra de Vietnam; la misma que contó con la presencia de Gary Snyder, Lawrence Ferlinghetti y Allen Ginsberg.

Hamill defiende sus convicciones con la palabra y en la palabra se atrinchera. Sin dudas, elige el refugio más vulnerable que puede haber, pero, al mismo tiempo, el más íntegro, más humano: "Un presidente que dice mentiras que guían a la masacre, / periodistas repitiendo las mentiras que guían a la masacre / (...) Con usura / hemos entrado en otra edad de salvajismo, / (...) ningún templo hecho de palabras / (...) ni carácter en el hombre, / ni integridad en su trabajo, / ni en el poema (...) / Debemos ser hacedores, no destructores (...) / La traducción es una de las llaves / que pueden abrir el misterio, / proveyendo perspectiva y tradición (...) ("Cantos pisanos").

En su escritura no se pone el sol: no existe oriente ni occidente. Ella alude, explícita e implícitamente, a Confucio, a Ezra Pound, a Lu Chi, a Catulo, a Pablo Neruda, a Walt Whitman, a Emily Dickinson, a Dante Alighieri, a Basho, a Ana Ajmátova, a Jorge Luis Borges, a T. S. Eliot, a William Carlos Williams, a Lao Tsé, a Kenneth Rexroth, a Antonio Porchia... el desfile de mentores parece no tener fin. No se trata de un gesto de pedantería, sino de un diálogo ininterrumpido. La asimilación de tantas voces provee al poeta de "perspectiva y tradición", hasta alcanzar la simbiosis entre maestro y discípulo: "Yo conozco a Cheng Ni, poeta que soy, o conozco al maestro" ("Cantos pisanos").

Sam Hamill publicó catorce libros de poesía y tres de ensayos. Tradujo obras de autores griegos, latinos, estonios, japoneses y chinos. Enseñó en prisiones durante catorce años, y en programas de artista en residencia durante veinte. En enero del 2003 fundó "Poets Against the War" ("Poetas contra la Guerra") y editó una antología de poesía antibélica.

Debido a su militancia por la paz y a su aguda crítica a la gestión Bush fue atacado mediáticamente por periodistas cercanos a la administración republicana, quienes denostaron su independencia política; fue destituido del directorio de la editorial que él mismo fundó, Copper Cayon Press, y despedido de la dirección del Port Townsend Writer's Conference. Sin lugar a dudas, precios incomprensibles e injustos que en "la nación más libre del mundo" tuvo que pagar un poeta por expresar lo que oía con los ojos bien abiertos.