Ana María Bertolini (Télam)
Los habitantes de la mitad austral del mundo festejarán equivocadamente mañana el Día de la Primavera, ya que este año la estación de los amores recién comenzará el lunes 22, a las 15.44 GMT (12.44 hora de Argentina), día y hora que en el Norte empezará el otoño.
En parte, esto ocurre porque no hay un ajuste perfecto entre el almanaque y el camino del Sol, lo que provoca que las estaciones no comiencen en fechas fijas, ni duren lo mismo.
Mientras en el Norte, la primavera dura 92 días y 9 horas, en el Sur apenas alcanza a los 89 días y 7 horas; pero los inmigrantes, que en Europa la festejaban el 21 de marzo, no repararon en esto y cuando aquí llegaron cometieron el error conceptual de pasarla al 21 de septiembre, en vez del 22, 23 ó 24.
Para saber cuándo empieza la primavera o el otoño hay que ver cuándo se producen los equinoccios: en el Norte, el de marzo cae siempre entre el 20 y el 21 de ese mes; en cambio, en el Sur, el de septiembre ocurre entre el 22 y el 24, nunca el 21.
Por ejemplo, el año pasado la primavera en el Sur comenzó el 23 de septiembre. Y si alguien supone que en lo que resta del milenio caerá alguna vez el 21, supone mal: jamás lo hará.
Un equinoccio (noche igual) sucede cuando la eclíptica o camino aparente del Sol, traspasa uno de los dos puntos del Ecuador celeste: Aries, en marzo; y Libra en septiembre.
Estos nombres obedecen a la Astrología, que en los albores de la civilización fue madre de la Astronomía: en orden al zodíaco, los equinoccios se producen cuando el Sol llega al cero grado de Libra (22 ó 23 de septiembre), o de Aries (20 ó 21 de marzo).
El equinoccio de Aries es el punto del Ecuador celeste donde el Sol pasa de Sur a Norte, trayendo la primavera boreal y el otoño austral; a la inversa, en el de Libra, el Sol pasa de Norte a Sur, produciendo el otoño boreal y la primavera austral.
Durante los equinoccios, el Sol alcanza el cenit sobre el Ecuador, y esto hace que la noche y el día tengan la misma duración; de allí en más, se irán acortando o prolongando.
Esto sucede porque la Tierra gira sobre sí misma con una inclinación de 23,44 grados respecto del eje de su plano orbital; si lo hiciese en forma perpendicular, no existirían el invierno ni el verano, y todo el tiempo sería equinoccial.
En el equinoccio de septiembre, el Polo Norte pasa de tener un día de 6 meses de duración, a una noche de 6 meses; y el Polo Sur, a la inversa: de una noche de seis meses a un día de seis meses.
En las zonas próximas al Ecuador, en cambio, el día y la noche tendrán 12 horas cada uno; en consecuencia, el Sol aparecerá a las 6, justo sobre el punto cardinal Este, y desaparecerá a las 18, sobre el cardinal Oeste, lo que no ocurre en ningún otro momento del año, haciéndolo siempre más al Norte o más al Sur. Además, sus habitantes verán durante el equinoccio al Sol del mediodía sobre sus cabezas y sus cuerpos sin proyectar sombra.
Lo dicho hasta aquí tiene que ver con la primavera u otoño civiles, pero el caso es que los verdaderos comienzan antes.
En realidad, lo que sucede en septiembre, es que culmina Äes decir, llega a su máximo esplendorÄ la primavera verdadera y comienza la primavera civil en el hemisferio Sur, mientras que en el Norte culmina el otoño verdadero y da comienzo el civil.
En otras palabras: si la primavera, por convención civil, comienza con el equinoccio de septiembre, para la naturaleza ya empezó hace unos 45 días y todo lo que hará este 22 será llegar a su máximo esplendor, para luego decrecer y dar paso al verano.
Esto es fácilmente perceptible: en el Sur la floración de árboles y plantas comienza en agosto, en coincidencia con el resurgimiento de los cortejos entre animales y seres humanos.
Los antiguos astrólogos decían que "celebrar el renacer de la vida el día justo a la hora justa, ayuda a concretar nuevos proyectos: lo que esté latente, dormido o trabado, brotará y llegará al cielo", prometían.
Y también sostenían que era "de mal augurio festejar algo antes de tiempo", porque creían que era como celebrar la muerte.
El problema es que, si en orden a esto, nunca habría que festejar el Día de la Primavera el 21, subsiste una duda: ¿habrá que hacerlo este lunes 22, a las 12.44, o acaso llegó a principios de agosto y ya es tarde para lágrimas?