Alejandro Galetto(Enviado especial a Buenos Aires)
El día amaneció destemplado y desapacible. La ausencia del sol hizo que el fuerte viento noroeste llegara con un frío poco común, para lo que ayudaba la densa nubosidad.
De a poco la gente fue llegando al predio del Parque Roca, y muy lentamente fue ingresando al court central. Como le ocurre siempre a cualquier ser humano, pero por alguna extraña razón mucho más al argentino, el público se acercaba con una confianza extraña si se tienen en cuenta los análisis y comentarios previos a la serie ante Rusia.
El 2-0 del primer día cambio la mentalidad de todos, incluyendo a los integrantes del plantel nacional, que decidieron de última presentar el sábado a David Nalbandian junto a Guillermo Cañas.
Esta variante intempestiva había generado diversas opiniones, algunas a favor y otras en contra. Estas últimas se preguntaban: ¿qué ocurre si el dobles pierde? El unquillense deberá salir a disputar un decisivo punto ante Nikolay Davydenko el domingo con muchas horas de tenis encima, en un momento en que su estado físico se está readecuando a las exigencias del circuito. Pues bien, ocurrió lo peor.
Permítase el adjetivo vulgar que subtitula este segmento. Es que es el que mejor describe el rendimiento de la dupla albiceleste en el comienzo del duelo, que arrancó helado, como la mañana.
Dentro de ese contexto de poca brillantez, Guillermo Cañas fue el que más flojo arrancó, muy errático, con poca solidez y tal vez desconcentrado. Nalbandian, al cabo, tampoco era un dechado de virtudes.
Con muy pocas ideas, y escasa consistencia, fueron dejando el espacio abierto para que los rusos aprovecharan, y no lo dejaron escapar. Con tres quiebres de servicio se llevó el parcial por 6-2 en menos de media hora. A pelearla.
Tursunov inauguró el segundo parcial con su servicio, al igual que ocurrió en el comienzo del partido, y mantuvo sin demasiadas complicaciones. Por eso (y por el frío cada vez más penetrante) la gente se levantó de sus asientos y comenzó a gritar, buscando levantar temperatura en sus cuerpos y en el de los tenistas locales.
Este capítulo tampoco mostró un nivel de tenis interesante, y cada servicio de los argentinos parecía estar en riesgo constantemente. Con Cañas muy por debajo de su nivel, y Nalbandian sin la preponderancia acostumbrada, la historia se fue complicando cada vez más, mientras los rusos, con poco, mantenían sin demasiados problemas su dominio en el trámite y el marcador.
Como si fuera profético, fue el hombre de Tapiales el que dejó un revés sin demasiada exigencia en la red y así se fue el segundo capítulo para los visitantes, esta vez por 6-1 y en 26 minutos, lo que da por resultado dos sets abajo en menos de una hora de juego.
El subtítulo no es sólo una metáfora de la recuperación del elenco nacional. De hecho, esa mera circunstancia meteorológica coincidió con la levantada, pero fue con un argumento lógico. Nalbandian ya había dicho que mientras no hubiera sol y la cancha estuviera húmeda, por ende pesada, las condiciones no les favorecerían. Pues bien, el terreno se fue secando, se volvió más veloz y eso benefició a Argentina.
Nalbandian comenzó sacando en el tercero con un buen augurio: mantuvo el servicio en 15. Para confirmar la levantada, quebraron el saque de Kunitsyn y mantuvieron el siguiente para colocarse 3-0, con otro posible panorama por delante.
Sin embargo, algo estaba claro. No era la tarde de la dupla nacional, que no pudo mantener la ventaja, y los visitantes tomaron la chance e igualaron el parcial. Como para estirar el suspenso, la definición llegó hasta el tie break.
La historia del desempate fue más o menos la misma que la que mostró el duelo a lo largo de toda su duración. Los argentinos muy erráticos, fundamentalmente "Willy", que estuvo desconocido. Con muchos errores quedaron 3-6 y con el saque para su rival, es decir tres puntos de partido. Las pudieron salvar con más garra y empuje que otra cosa, pero ya nadie iba a sacarse ventajas hasta el 9-9. Con mucha garra y corazón, más el apoyo de las 14.000 personas que colmaron el estadio Mary Terán de Weiss, se quedaron con el desempate por 11-9 en 1 hora y 8 minutos, más de lo que le insumió a Rusia ponerse 2-0.
En el cuarto capítulo lograron rápidamente dos quiebres para llegar al 5-2. No caben dudas de que fue más por un pronunciado bajón de los rusos que por una mejora sustancial en los argentinos. Sin embargo, ya Cañas y Nalbandian habían ajustado sus tuercas flojas y el duelo era mucho más parejo.
Un error de cálculo del unquillense le devolvió una ruptura a los visitantes que, por intermedio de Tursunov, sacaron 3-5. Los argentinos le metieron mucha presión, se fueron con todo a buscar a la red y la movida surtió efecto: le quebraron por primera vez al más jerarquizado de la dupla contraria, 6-3 y la definición al quinto set.
Es justo decir que los chicos argentinos tuvieron la victoria en sus manos. Arrancaron el parcial decisivo con una mayor consistencia. Sus servicios fueron mantenidos con autoridad, mientras que Tursunov salvó el suyo con lo justo y Kunitsyn, evidenciando mucho nerviosismo, dejó escapar el que le correspondía.
Ahí era el momento clave, mantener ese servicio valía oro, pero Cañas sacó muy mal, cometió un error infantil y otra vez como al principio. Para completar el inoportuno bajón, Nalbandian jugó pésimo el suyo y con dos dobles faltas dejó ubicarse a los rusos 4-3. La fortuna (y el miedo de Kunitsyn) hizo que pudieran recuperar el quiebre rápidamente y de ahí en más, un palo a palo absolutamente de mucha tensión, sin margen de error, en el cual el que se equivocaba perdía.
Y se equivocaron los albicelestes. Tras un juego flojo, Cañas coronó con una doble falta y Tursunov vino a sacar por el partido. Justamente Dmitry, que sólo había sido quebrado en una oportunidad a lo largo de todo el partido, que duró más de tres horas y media. El resultado final fue 6-2, 6-1, 6-7 (9), 3-6 y 8-6 para la visita.
Cuando este ejemplar de El Litoral esté en las manos de los lectores, seguramente ya se habrá definido todo. Y a partir de allí se podrá empezar a discurrir sobre las decisiones de Alberto Mancini y su equipo, que buscaba por segunda vez en tres años (tercera en la historia del tenis argentino) llegar a una final de Copa Davis, con el agregado a favor de que se jugará, sí o sí, en nuestro país.
Desde su primera presentación como integrante del elenco argentino de Copa Davis, la derrota que sufrió ayer David Nalbandian jugando el punto de dobles junto a Guillermo Cañas fue la primera que sufrió en suelo nacional.
Su debut se produjo en octavos de final de la edición 2003, cuando en febrero los capitaneados por Gustavo Luza derrotaron a Alemania por 5-0. En aquella serie, el cordobés derrotó a Lars Burgsmüller y en el dobles a la dupla Colman-Schuettler junto a Lucas Arnold.
Ese mismo año, por cuartos de final, Argentina recibió a Rusia en un estadio especialmente montado en la cancha de River, y en esa oportunidad el unquillense abrió la serie con victoria ante Nikolay Davydenko en sets corridos. Después, junto a Lucas Arnold derrotó al binomio Kafelnikov-Youzhny.
Ya en 2005, y con Alberto Mancini como capitán, el elenco nacional derrotó por 5-0 a República Checa por octavos de final. David superó en el punto inicial a Jiri Novak y junto con Guillermo Cañas, al binomio Hernych-Zib.
En la edición 2006, por la primera vuelta, Argentina superó a Suecia por 5-0 con otras dos victorias; en individuales a Robin Soderling; en dobles junto a Agustín Calleri a Apelin y Bjorkman.
Por semifinales de ese mismo certamen, el elenco albiceleste derrotó por 5-0 a Australia. David derrotó en el debut a Mark Philippoussis y junto con Calleri definieron la clasificación a la segunda final de la historia del tenis argentino ante Arthurs y Hanley.
Este año, en primera ronda se venció a Gran Bretaña, y el unquillense derrotó a Jamie Baker en el estreno y al binomio Hutchins-Jamie Murray junto a José Acasuso. Después vino el duelo ante Suecia, que terminó siendo la primera vez que jugó los tres días. En el primer punto derrotó con facilidad a Thomas Johansson, junto a Cañas batió a Bjorkman y Lindstedt y el domingo definió la serie ante Robin Soderling, a quien superó 9-7 en el quinto parcial.
Esta vez, pudo sostener su estatus de invicto ante Igor Andreev, pero lo dejó escapar en el encuentro de dobles, que junto con Cañas perdió ante el binomio Tursunov-Kunitsyn.
Al culminar la segunda jornada de acción de Copa Davis, el día en que se disputan los puntos de dobles, nada quedó definido en cuanto a los finalistas de la edición 2008 de la tradicional competencia por naciones.
Mientras Argentina dejó escapar una inmejorable oportunidad, España tampoco pudo sellar su pase a la ronda decisiva. El duelo que debían sostener los zurdos locales Fernando Verdasco y Feliciano López ante los estadounidenses Mike Bryan y Mardy Fish quedó para los visitantes, que en el quinto parcial lo definieron a su favor, con un solo quiebre de diferencia. El resultado final fue de 4-6, 6-4, 6-3, 4-6 y 6-4 para los capitaneados por Patrick McEnroe.
En los playoffs del Grupo Mundial sólo Suiza y Serbia lograron sellar sus victorias el día sábado. El elenco helvético, que el viernes había terminado 2-0 merced a las victorias de Stanislas Wawrinka y Roger Federer sobre Steve Darcis y Kristof Vliegen, confirmó su triunfo en el dobles, cuando estos mismos protagonistas derrotaron a Xavier Malisse y Olivier Rochus en cuatro parciales.
En tanto, Serbia se impuso como visitante a República de Eslovaquia por las victorias del viernes de Novak Djokovic (sobre Dominik Hrbaty) y Janko Tipsarevic (ante Lukas Lacko), y ayer el binomio de Viktor Troicki y Nenad Zimonjic batió a Michal Mertinak y Filip Polasek.
Los demás choques se definían hoy: Gran Bretaña 1-Austria 2; Croacia 2-Brasil 1; Israel 2-Perú 1; Holanda 2-Corea 1; Rumania 2-India 1;Chile 2-Australia 1.