El Premio Nobel de Medicina o Fisiología 2008 reconoció hoy las investigaciones de tres virólogos que con sus descubrimientos propiciaron un salto cualitativo determinante para la identificación y el tratamiento del cáncer cervical y el sida, dos enfermedades causantes de millones de muertes al año.
Al alemán Harald zur Hausen se lo premia por descubrir la conexión entre el papiloma humano y el cáncer cervical, mientras que los franceses Luc Montagnier y Franoise Barré-Sinoussi son distinguidos por el hallazgo del virus de inmunodeficiencia humana (VIH), según el fallo del Instituto Karolinska de Estocolmo, la institución que otorga este galardón.
En contra de las teorías dominantes en la década de 1970, Zur Hausen (Gelsenkirchen, 1936) postuló que el virus del papiloma humano (HPV, por sus iniciales en inglés) jugaba un rol en el desarrollo de este cáncer, el segundo más común entre las mujeres.
Zur Hausen asumió que si las células tumorales contenían un virus cancerígeno debían esconder ADN viral en sus genomas y dedicó una década a investigar el centenar de tipos distintos de HPV conocidos.
A partir del hallazgo de ADN de HPV en biopsias de cáncer cervical identificó finalmente en 1983 el HPV16 y luego el HPV18, que clonó al año siguiente.
Gracias a su demostración de esta propiedad del HPV se ha avanzado en la comprensión de este cáncer y de los factores de predisposición para la persistencia viral y la transformación celular, posibilitando el desarrollo de una vacuna, que está en el mercado desde 2006.
Barré-Sinoussi (París, 1947) pasó a formar parte del equipo de virólogos de Luc Montagnier (Chabris, 1932) en el Instituto Pasteur en 1974, y juntos empezaron a trabajar 7 años después en la búsqueda del agente causante de un extraño síndrome que creó una conmoción mundial y ha causado millones de víctimas: el sida.
Dos años después descubrieron el virus causante del sida, el VIH, cuya producción habían identificado en linfocitos de pacientes con ganglios linfáticos alterados en estados tempranos de inmunodeficiencia adquirida y en sangre de pacientes con síndrome en fase terminal.
Los científicos franceses caracterizaron este retrovirus como el primer lentivirus -con período de incubación muy largo- humano conocido, basado en sus propiedades morfológicas, bioquímicas e inmunológicas.
Hacia 1984 habían aislado numerosas muestras de pacientes con infecciones sexuales, hemofílicos, madres que lo habían transmitido a sus hijos y personas que lo habían contraído en transfusiones.
Su descubrimiento hizo posible una clonación rápida del genoma del VIH-1, fundamental para determinar el comportamiento del virus, el diagnóstico de la enfermedad y el desarrollo de medicamentos antivirales, que han limitado la expansión de la pandemia, aparte de impulsar los estudios sobre su origen y su evolución.
El Nobel es un espaldarazo a Montagnier en la polémica sobre la paternidad del hallazgo del virus, que durante más de una década mantuvo con el estadounidense Robert Gallo.
Ambos sellaron la paz años más tarde para unir esfuerzos en la lucha contra el sida, después de que Gallo admitiera la paternidad francesa.