Facundo di Genova presenta en "El barman científico" un tratado de alcohología, explicándonos cómo se produce y destila el alcohol; cuándo y cómo fue que el hombre se dedicó a crear esta sustancia infernal y paradisíaca a la vez; los secretos de la levadura, el lúpulo y la espuma; sus efectos e intoxicaciones; la resaca sulfúrica; la cultura alcohólica y la cirrosis, y tantos otros detalles relacionados con la fermentación, filtro, pasteurización y otras yerbas.
"Hablamos de redonditos hongos unicelulares y bacterias alargadas que, dispersos en agua y azúcar, se visten de anfitriones de una verdadera fiesta química: los primeros responsables de que la bebida alcohólica haya acompañado a la humanidad desde el inicio de los tiempos... Un estadio superior a la fermentación: la destilación. Practicada por los chinos y los árabes, patentada por los alquimistas europeos, celebrada por los primeros científicos y disfrutada por campesinos, boticarios y contrabandistas, la destilación se empieza a utilizar a gran escala. Es el fermento de la Revolución Industrial".
Entre tantas curiosidades, nos enteramos de que según la proporción de agua que contenga el alcohol, podrá ser o no desinfectante ("El alcohol etílico rebajado con agua a 70º "mata todo', o casi todo, y no así el alcohol de 96º, al contrario de lo que el sentido común podría suponer. En realidad, el rango de eficacia desinfectante se da entre los 60º y 80º, y es el de 70º el de máximo poder de fuego"), o que la sentencia popular que establece que uno puede morirse si come sandía regada con vino, es a la vez un mito y una verdad ("Si bebemos un vino que no está estabilizado microbiológicamente, o por lo menos un vino que contenga algunos cuantos millones de bacterias lácticas paseando por el jugo (los cuales no abundan en las góndolas de los supermercados, pero que los hay, los hay), y lo acompañamos con una exquisita y jugosa sandía, mejor vayamos llamando al médico"). Publicó Siglo XXI.