Lía Masjoan[email protected]
Con viento a favor avanza el proyecto para que la provincia de Santa Fe cuente con la primera Escuela de Navegación a Vela para propiciar la rehabilitación física, psíquica y social de personas con cualquier tipo de discapacidad. Mientras se ultiman detalles en la construcción del primer barco, este miércoles a las 19.30 se realizará una primera reunión informativa para todos los interesados, en la sede de la fundación El Barco.
La iniciativa se pondrá en marcha en nuestra ciudad en las instalaciones del Yacht Club y ya ha sido bautizada: Escuela Todos a Bordo. Como su nombre lo indica, podrán sumarse personas que padezcan cualquier tipo de discapacidad, mental, física o psicomotriz.
Además de la edad -que la imponen las compañías que asegurarán a los alumnos-, quienes se inscriban deberán tener capacidad de hacer nudos al menos con alguna de sus manos, manejar una soga o el timón del barco, nociones básicas de natación para saber mantenerse a flote y cierta estabilidad para poder compensar los movimientos de la embarcación.
La propuesta surgió del médico cirujano cardiovascular Matías Serrao, quien navega desde hace 30 años. "Hay una anécdota que me hace pensar esta idea. Conversando con una persona discapacitada, le comento que navegaba a vela y que le estaba enseñando a mis hijas. Y me dijo "qué suerte que tenés vos que podés'. Veo que en el mundo hay muchos proyectos de este tipo, incluso es uno de los deportes paraolímpicos".
Al investigar, descubrió que una experiencia similar lleva adelante la Escuela de la Armada Argentina en aguas del Río de la Plata, a través del curso "Naveguemos juntos". "Voy a visitarlos y veo que el proyecto no es para nada difícil de emprender, que se necesita voluntad, un poco de trabajo y tratar de conseguir los fondos para adquirir los materiales, que es lo más caro", comentó Serrao.
Así se puso en contacto con Matías Quintana, director de la fundación El Barco, una institución sin fines de lucro que trabaja proyectos solidarios de este tipo, y decidieron acometer la empresa en conjunto. Lograron sumar las voluntades del Yacht Club Santa Fe y de la Municipalidad local, con quienes firmaron un convenio.
Además, otro médico aficionado a la navegación, Ángel Herrera, tiene a su cargo la construcción del insumo principal: el primer barco para la escuela, en base a una matriz que dispone en Paraná. "Aunque debe adaptarlo para personas con discapacidad, no son grandes cambios los que hay que hacer. Sólo hay que hacerlo un poco más cómodo y más seguro". Estaría listo antes de fin de año.
El propósito de la Fundación es sistematizar los resultados del proyecto en un trabajo de investigación, "ya que no existe documentación respecto del mejoramiento que tienen los discapacitados, que son realmente sorprendentes", aseguró Quintana.
Para poner en marcha esta propuesta, en la sede naval Olivos, en Buenos Aires, infieren que existen dos pilares fundamentales en la vida de una persona con discapacidad: su rehabilitación física y su inserción social. "El deporte adaptado ha demostrado ser una valiosa herramienta para el desarrollo físico, psicológico y social de la persona que lo practica. Entender que esas personas requieren tener acceso a nuevos desafíos deportivos y abrirles las puertas para ello, es un importante paso hacia su integración", sostienen.
Y ese camino es el que se pretende poner en marcha en nuestra ciudad. "¿Por qué la navegación a vela es un buen método para mejorar la calidad de vida de quien padece una discapacidad?", se preguntó el Dr. Serrao. Y respondió: "Primero, porque el paciente no se encuentra en un salón reunido con gente con su misma discapacidad, sino que está sociabilizado con un instructor y con un grupo de gente que tiene diferentes discapacidades. No se discrimina arriba del barco si se va a subir a un hemipléjico, a un down, a un amputado, a un autista, se los mezcla a todos y eso sociabiliza".
También, "el contacto con la naturaleza, el ambiente ameno que se produce en el agua", agregó el psicólogo como más ventajas del proyecto, quien además maneja algunas hipótesis: "Hay mecanismos pisconeurológicos que posiblemente se activan específicamente arriba del barco y no en tierra, como el equilibrio y otras variables, que arriba adquieren un funcionamiento específico."
Por eso, entre los objetivos de la iniciativa, se destacan mejorar la aptitud física y psíquica, fomentar el trabajo en equipo y disfrutar del contacto con el medio náutico para afianzar la personalidad y contribuir a la socialización.
Medidas de seguridad
1- Un instructor, un auxiliar y 3 alumnos por barco.
2- Embarcación a motor de apoyo permanente.
3- Uso obligatorio de chaleco salvavidas.
4- Acotar la zona de navegación.
5- Acotar los límites meteorológicos.
6- Ropa y calzado adecuados.
7- Personal de apoyo para embarco y desembarco.
Consultas
El próximo miércoles a las 19.30 se realizará una reunión informativa en la sede de la Fundación El Barco, sita en Urquiza 3618. Puede asistir cualquier persona interesada, ya sea para participar como alumno o como instructor. En este momento está abierta la inscripción para ambos grupos. Quien desee postularse como instructor puede enviar su curriculum a [email protected]. Allí, o en la sede de la fundación, también pueden hacerse consultas.
Juliana tuvo un accidente automovilístico y sufrió un traumatismo cráneo encefálico, con pérdida de masa encefálica. Como secuela quedó con un serio trastorno del equilibrio y de la sociabilización. "Empezó a navegar en la escuela de discapacitados de Buenos Aires, un tanto obligada por sus familiares. Al principio era un almohadón más del barco, estaba sentada en un rincón. En las últimas clases Juliana salía a navegar y con una mano timoneaba, con la otra tomaba mate, charlaba con los demás como un tripulante más del barco. Recuperó la estabilidad física y psicológica también", comentó el director de la escuela Todos a Bordo, Matías Serrao.