Con el Teatro Municipal colmado de espectadores comenzó anoche la quinta edición del Argentino de Teatro organizado por la Universidad Nacional del Litoral y auspiciado por el Ministerio de Innovación y Cultura de la provincia, la Municipalidad de Santa Fe, el Teatro Nacional Cervantes y Cultura Nación.
Son las 20.40 de anoche en Santa Fe. Llueve. Con acertado criterio, las autoridades culturales de la Municipalidad y la UNL deciden abrir las puertas del teatro y la gente comienza a ingresar a la Sala Mayor.
21.32. A esa hora, exactamente, comenzó la función. Muchos llegaron, irrespetuosamente, después. Se lo perdieron. El espectáculo ya había comenzado, como hacía mucho tiempo no se veía en la ciudad: a horario, puntillosamente. Puntos a favor.
Y la magia se produjo después sobre la escena, con Los Macocos y su "Don Juan de acá (el primer vivo)", un espectáculo pleno de gracia, buen gusto y donaire, como todas las aventuras amorosas del famoso personaje literario trasladado a la Buenos Aires de 1810, justo "cuando ya está la revolución". Con precisa inteligencia, Los Macocos y Eduardo Fabregat dibujaron sobre la escena una galería de personajes entrañables, puestos al servicio de una estructura dramática a la que sólo cabría señalársele una innecesaria extensión.
La fiesta fue completa a partir de la fantástica entrega de un elenco de calidades indiscutibles. Daniel Casablanca y Martín Zalazar, talentosos y entregados al juego permanente; Gabriel Wolf, preciso y contundente y tres mujeres para el recuerdo: Laura Silva, Mónica D'Agostino y Paula Requeijo. Todos disfrutando sobre el escenario y haciendo disfrutar a los espectadores que, por supuesto, no lo dudaron: la larga ovación no se hizo esperar. El Argentino de Teatro comenzó así de la mejor manera, con todo el brillo.
Homenaje a Kosteki y Santillán
Tres obras conforman el programa de la tercera noche del Argentino. La primera función de mañana será a las 20, en el Foro Cultural, 9 de Julio 2150. Se trata de "Rodando", de Alejandro Acobino y Germán Rodríguez, que tendrá su repetición a las 23. Desde Córdoba llega, con dirección de Jorge Villegas, "K y S (Kosteki y Santillán)", en el Teatro Municipal, San Martín 2020, a partir de las 21.30. Por último, a las 23 en la Sala La Mirage, 25 de Mayo y 1º Junta, Punto T presentará nuevamente "El rutilante cabaret", de Marcelo Allasino.
"Rodando" es un unipersonal fílmico, interpretado por Germán Rodríguez. La trama temática se basa en "un paisaje urbano, donde rodar puede ser lo más fácil o lo más complicado, cuando aparecen baches, ripio, alambrado, carancho en cable de luz y carteles", adelanta la sinopsis de la obra. El diseño de luces es de Sergio Cuchiara, y la asistencia artística de José Mehrez. La dirección está a cargo de Alejandro Acobino.
Teatro testigo
En junio de 2002, las fuerzas de seguridad de la democracia matan por la espalda a dos jóvenes en inmediaciones del puente Pueyrredón, en Buenos Aires, durante una marcha piquetera. La dramaturgia intenta "darle voz a los dos jóvenes asesinados, una voz poética, una voz renovada, poiésis, como posibilidad de volver a dar vida. Si todo tiende a separarse, si el Valle de Erídano es el final, unir es revolucionario", advierte el argumento de la obra.
"K y S" es un proyecto que, desde lo narrativo, hace centro en la historia de los piqueteros Maximiliano Kosteki y Darío Santillán. Los intérpretes son Franco Muñoz y Diego Trejo; la escenografía y el vestuario son de Santiago Pérez y la realización de video es de Pablo Falco.
El director Jorge Villegas viene desarrollando, desde 2007, un proyecto artístico llamado "Proyecto Judiciales", que tiene como norte el cruce del teatro, como expresión autónoma, con casos judiciales mediatizados y de honda conmoción.
"El texto no sostiene un sistema conversacional, es más bien un escrito poético para ser utilizado en el teatro. El cuerpo como sitio y territorio de la dramaticidad, su expresión, la expresión del lenguaje y la presencialidad de los signos definen un teatro destinado al viaje griego del entendimiento a la emoción, abandonando deliberadamente el campo dérmico emocional como instancia de teatralidad", sostiene Villegas.