A 72 horas de culminar su segundo mandato como defensor del Pueblo, Carlos Bermúdez evaluó su gestión como positiva, y confesó que de todos cargos públicos que ocupó, éste fue el que más útil y cómodo lo hizo sentir.
"Me gustaría seguir siendo defensor, pero el mandato se termina. He estado en muchos lugares de la administración pública, y la Defensoría ha sido uno de los espacios que permiten dar un mayor grado de respuestas a la gente, y resolver cuestiones puntuales. Se puede hacer mucho desde acá. Me sentí útil y muy cómodo", dijo hoy el funcionario en diálogo con El Litoral.
Como legado, se sintió orgulloso de haber impulsado una gestión, que acercó "muchísimo" la Defensoría del Pueblo a la gente.
"Cuando llegamos -recordó-, existían solamente las oficinas centrales de Santa Fe y Rosario. Hoy tenemos 25 delegaciones, y tres minidefensorías en Venado Tuerto, Rafaela y Reconquista, que nos permitirán tener centros de atención a la víctima en las cinco circunscripciones de la provincia", contó.
También destacó que la institución logró obtener la certificación de las normas de calidad ISO 9001, que influyeron en la manera de atender al público.
"A partir de esto, hubo un cambio muy importante. Pusimos en práctica un sistema de seguimiento de expedientes, y de las respuestas que obtenía el ciudadano sobre las quejas planteadas", sostuvo. En tal sentido, comentó la puesta en marcha de una encuesta permanente, que se realiza a la salida de la Defensoría o por teléfono, en la que se solicita al ciudadano que reclama, una evaluación del accionar de la entidad.
"Este relevamiento nos permite concluir en que, en términos generales, la Defensoría se ha convertido en los últimos tiempos, en una de las instituciones de mayor credibilidad, porque aun cuando no tenemos competencia para resolver un tema, intentamos orientar al ciudadano", mencionó.
Para Bermúdez, el aumento de requerimientos a la Defensoría es directamente proporcional al nivel de respuesta que ofrece el organismo.
"En la medida en que el ciudadano va conociendo la institución, ésta se va ganando un lugar, incluso, a través del boca a boca. Porque en general, y esto también es bueno decirlo, el trabajo de este organismo jamás fue promovida por ninguna campaña publicitaria instrumentada desde el gobierno. Fui defensor en dos períodos distintos, y en general no es una función simpática para el gobierno. Por eso digo que nos ganamos el prestigio por el boca a boca", insistió.
De todos modos, admitió que quedan muchísimas materias pendientes.
"Por ejemplo -mencionó-, nos dedicamos a demostrar que la adicción es un problema en la sociedad, que el Estado no lo está tomando como corresponde. En Santa Fe y en el país, las adicciones van de la mano del delito y la violencia, entonces no es un problema de los que se drogan".
El funcionario marcó las diferencias con países europeos, donde existen altos índices de consumo de estupefacientes, pero ello no afecta al resto de la sociedad.
"Acá sí afecta -insistió-, por eso creemos que el Estado debe intervenir en la desintoxicación de los jóvenes que están en una situación de extremo riesgo. Esto no fue tomado aún ni por la provincia ni por la Nación".
Vencido el mandato de Bermúdez, se abre el interrogante sobre su sucesor/a. Una de las versiones indicaba que podría ocupar su lugar la actual adjunta de la ciudad de Rosario y ex diputada provincial, Liliana Meotto. Pero Bermúdez se mostró escéptico.
"Cuando una persona está como defensor/a adjunta es difícil para el manejo institucional convertirse en Defensor General. De todas maneras, no es una decisión que sea de mi competencia. Lo que sí digo con total seguridad, es que la figura del defensor debe mantenerse. Es necesario que el sucesor sea nombrado lo más rápido posible, porque todavía no se ha mandado el pliego y la vacante se produce a partir del jueves. Y cuando esto pasa, disminuye la fuerza de la institución", mencionó.
Bermúdez opinó sobre el perfil que oportunamente trazara Hermes Binner sobre el futuro defensor. "Vamos a tratar de que no sean hombres del partido, que sean hombres de la sociedad, normales, no contaminados, libres, que puedan pensar de otra forma y que no estén encuadrados", había dicho el mandatario.
"Si yo me sintiese contaminado, lo estuviese tanto como él (como el gobernador), porque nos conocemos desde hace treinta años, y hasta hemos estado en lugares casi en común -disparó Bermúdez-. Creo que no hay asépticos, porque de la política participamos todos. Es más, ojalá hubiese más gente participando, porque eso mejoraría la calidad de la dirigencia. No hay que negar ser parte de algo. Y creo que el próximo defensor será de la política", concluyó.
Personal.
Carlos Bermúdez dedicó un párrafo para agradecer especialmente la colaboración del personal de la Defensoría. "Quiero resaltar que a diferencia de otros lugares del Estado donde el empleado público está anquilosado, aquí encontré gente que quiso estudiar, capacitarse y aprender. Esto hizo que nuestro centro de mediación creciera", mencionó. Sobre su futuro laboral, dijo que volverá a la actividad privada, "y después a la política".