¿Quo vadis Europa?
Sarkozy en Brasil. Presidente de Francia y titular saliente de la Unión Europea, el mandatario cerró su ciclo con una visita de doble propósito al vecino país.
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¿Quo vadis Europa?
Sarkozy en Brasil. Presidente de Francia y titular saliente de la Unión Europea, el mandatario cerró su ciclo con una visita de doble propósito al vecino país.
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Deustche Welle
Los esfuerzos para ratificar el Tratado de Lisboa, la protección medioambiental, la crisis de Georgia y luego la crisis financiera representaron para la Unión Europea un año pleno de acontecimientos en 2008.
Ante todos estos desafíos, el presidente de turno de la Unión Europea (UE), Nicolas Sarkozy, demostró confianza en sí mismo. “Europa tiene que sacudir al mundo para que cambie”, afirmaba en la cumbre europea a mediados de diciembre en Bruselas.
Durante el primer semestre de 2008, una discreta gestión de la presidencia eslovena terminó con una derrota: cayó como una bomba el rechazo de Irlanda en un referendo al Tratado de Lisboa, que prevé reformas de la UE. Fue un shock para el conjunto del bloque comunitario.
La presidencia francesa se ocupó primero de nuevos proyectos. El presidente Sarkozy resucitó la Unión Mediterránea y se convirtió en el adalid de la protección del clima.
“Somos la última generación que puede evitar una catástrofe. Si no hacemos algo de inmediato, las generaciones venideras sólo podrán mantener los daños pero no los podrán evitar”, afirmó Sarkozy.
Guerra en el Cáucaso
Apenas comenzaba la presidencia francesa, cuando irrumpió en agosto la guerra en el Cáucaso. Tropas rusas invadieron Georgia. El presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, dijo que “está claro que a la luz de estos recientes acontecimientos, no es posible continuar así como si no hubiese pasado nada”.
Como consecuencia, la UE suspendió las negociaciones con Rusia sobre un nuevo Tratado de Cooperación. Al mismo tiempo, Sarkozy logró un alto el fuego entre Rusia y Georgia.
Crisis financiera
Cuando la crisis apenas se había superado, sobrevino desde otro lado un nuevo desastre sobre Europa y el mundo. La amenaza de una crisis financiera primero afectó a algunos bancos y después a toda la economía, incluida la economía real.
Tras algunas medidas adoptadas unilateralmente por gobiernos europeos, los líderes reconocieron la necesidad de actuar juntos para salvar a los bancos, así como tomar medidas para apoyar la coyuntura.
El comisario de asuntos económicos y monetarios de la UE, Joaquín Almunia, intentó explicar las ventajas de esta acción común con un curioso ejercicio matemático: “Uno más uno pueden sumar tres si se coordinan equilibradamente las medidas coyunturales, y uno más uno pueden sumar uno, cero o menos dos, si no hay coordinación o continúan las consecuencias negativas”.
Los piratas de Somalia
Durante el otoño europeo, la crisis financiera y económica fue el tema por excelencia hasta que, poco a poco, se empezaron a debatir otros asuntos. Por ejemplo, la UE decidió el envío de su primera misión de soldados para combatir la piratería en las costas del noreste de África.
Poco antes del inicio de esta misión, Javier Solana, el jefe de la diplomacia europea dijo: “Se trata de una operación sólida bajo duras condiciones cuyo propósito es disuadir para proteger principalmente los envíos humanitarios de las Naciones Unidas a esa zona”.
Más tarde, el cambio climático se convirtió de nuevo en un gran tema. Durante la cumbre europa sobre política medioambiental en diciembre, los jefes de Estado y de Gobierno acordaron un paquete de medidas. La canciller federal Angela Merkel se mostró satisfecha con los resultados.
Rusia, Georgia y Europa
“Nos alegramos porque los puntos de referencia de estas medidas se elaboraron durante la presidencia alemana y ahora se han transformado en líneas de trabajo concreto. Estamos satisfechos de haber logrado el compromiso necesario para esta ocasión”.
No obstante, las organizaciones de defensa del ambiente criticaron las concesiones hechas a la industria, sobre todo a los fabricantes de automóviles.
Promesas irlandesas
Con un gran alivio fue recibida durante la cumbre la promesa del gobierno irlandés de realizar un segundo referendo sobre el Tratado de Lisboa a cambio de considerables concesiones por parte de los otros países. En todo caso, a fines de la presidencia francesa, Sarkozy estaba contento y muy seguro de sí mismo.
Los retos del 2009
“Nadie duda ni pone en entredicho hoy en día que se necesitan condiciones de liderazgo para una presidencia del Consejo que acepte los desafíos”, afirmó Sarkozy.
Una transición difícil para la próxima presidencia europea, que recaerá en la República Checa a partir del 1º de enero de 2009. Además de Irlanda, los checos tampoco han ratificado el Tratado de Lisboa. El presidente Vaclav Klaus no disimula su desacuerdo con el proyecto de reforma para las instituciones europeas.
No es una mala posición de partida cuando se está en segundo plano y, quizás por eso mismo, la presidencia checa puede sorprender, tal como vaticina el vicepresidente checo, Alexandr Vondra.