CULTURA
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Demi, heredero del embrujo Carabajal
Es “el hijo de la chacarera”, aunque lleva los Red Hot Chilli Peppers en su mp3 y se viste como rockero. Toca la batería en la banda de Peteco y ya grabó un disco solista: “Bajo el cielo santiagueño”. TEXTOS. NICOLÁS LOYARTE. FOTOS. GENTILEZA PRODUCCIÓN.
Su documento señala Raúl Fernando Carabajal, nacido en Morón, provincia de Buenos Aires, el lunes 10 de enero de 1972. Pero es conocido como Demi (36 años), criado en Santiago del Estero, hijo de Zita y Carlos Carbajal -el “padre de la chacarera”- y hermano menor de Peteco. Quiso ser jugador de fútbol profesional y se probó en Boca. Se lesionó y entonces se dedicó de lleno a la música, enseñanza ancestral recibida por su familia. Hoy es el baterista de la banda de Peteco y ya grabó un disco solista: Bajo el cielo santiagueño. Lleva el don en la sangre.
Junto a Raly Barrionuevo, su sobrina Roxana Carabajal (que se crió junto a él como una hermana), y el “Mono” Banegas, entre otros, son parte de la nueva generación del folcklore santiagueño. No suben a los escenarios con bombachas fajadas, ni ponchos, ni tienen una imagen gauchesca. Se visten como los pibes del rock -música que escuchan-: un jean, una remerita y un par de zapatillas. Usan anteojos de moda y se “lookean” el peinado con tinturas y cortes. A diferencia de los rockeros, cuando terminan un show salen caminando entre la gente o comparten una noche de peña.
Entre ellos se encuentra Demi Carabajal, simple como la chacarera. Cuando su hermano Peteco lo presenta, en sus recitales, y Demi pasa a primer plano desde los parches de su batería, el público vibra y recibe el embrujo salamanqueño que transmite desde su voz, sello Carabajal.
PRIMERITA...
- ¿Cómo viene lo de Demi?
- Es una cosa curiosa. Cuando mi vieja (Zita) estaba embarazada, Peteco me quería poner Demetrio. A algunos les causa gracia, pero la verdad es que a mí me gusta ese nombre. Con decirte que el otro día escuché el nombre Paloma Otero, ese es más gracioso. Que se decida: o es paloma, o tero (risas). También está Omar Ocampo... o mar, o campo.
Demi vive hoy junto a su esposa Martina en La Paternal, Buenos Aires -ciudad que quiere mucho-, aunque siempre se hace un tiempo entre los ensayos y recitales para volver a Santiago del Estero. Tiene dos hijos varones: Nicolás, de 14 años, y Ulises, de 12. “A ellos los tuve con mi ex mujer, con quien no estuve casado. Desde hace cuatro años estoy casado con Martina, que además integra mi banda”, cuenta Demi.
- ¿Cómo conjugás vivir en Buenos Aires, con la transmisión ancestral que recibiste de la chacarera en Santiago?
- Yo no pinto los paisajes santiagueños; pinto el paisaje que representa el compartir con la gente que más quiero, con la gente que siempre extraño y tengo presente.
- Como dice una de tus letras (Chacarera de los barrios), “para el barrio de Los Lagos tengo mi amor incondicional...”.
- Así es, o como en Sólo pa’ bailarla, que por ahí no es un paisaje pero tiene que ver con nuestro sentimiento de andar siempre tras la chacarera. Respecto de la vivencia en Buenos Aires, aquí hay mucho por hacer, hay que estar todo el tiempo en movimiento. Buenos Aires es muy especial. Yo quiero mucho a esta ciudad.
- ¿Te sentís un porteño?
- Porteño no, porque sigo hablando igual. De todos modos he tenido que modificar un poco el acento y el lenguaje porque hay veces que no me entienden lo que digo. Sobre todo con la “r”. Me cansé tanto de repetir algunas palabras para que me entiendan que algunas veces he tenido que decir “perro” (lo dice como nosotros) y no “peyo” (vuelve a la tonada santiagueña).
En el fervor de la conversación, Demi explica cómo fue la circunstancia de su nacimiento en Morón: “Eran los últimos días de mis viejos en Buenos Aires. A partir de mi nacimiento se empezaron a mudar a Santiago. Yo alcancé a conocer la casa de Morón donde vivieron ellos, porque era el lugar donde parábamos cuando íbamos a Buenos Aires. Eso fue hasta que cumplí los tres años. Mis padres se quedaron con un tiempo con la casa hasta que la han vendido”, explica, con sus giros dialectales.
NO SÓLO PA’ BAILARLA
- ¿Cuándo arrancaste con la música?
- En el año ‘90, cuando se separan Los Santiagueños, o sea Peteco, Jacinto y Juan, he hecho (sic) la última gira con ellos. Antes, por el ‘88, Cuti y Roberto cuando se separan de Los Carabajal me convocan para tocar. He estado poco tiempo junto a ellos porque todavía iba a la escuela; aparte me gustaba jugar al fútbol, siempre estaba con la pelota, y no estaba decidido sobre qué quería hacer.
- ¿Quisiste ser jugador de fútbol profesional?
- Sí. Incluso en el ‘89 fuí a probarme a Boca y me quebraron. Entonces me operaron y a partir de allí me dediqué a la música.
- Se puede decir que gracias a una lesión fuiste músico...
- Pero seguí jugando en el fútbol local de Santiago del Estero. Jugaba arriba, de 10, 9 u 11, porque soy zurdo.
- ¿Cuando no creás música, qué escuchás?
- De todo. En este momento tengo en mi mp3 desde Marley hasta Gieco, pasando por Soda, Redondos, Divididos, Coldplay, Sting, Peter Gabriel, Peteco, Jacinto, U2, los Red Hot (Chilli Peppers). Me gusta escuchar lo que esté bien tocado.
- ¿En el género folcklórico, qué escuchás?
- Me gustan mucho Los Santiagueños. Los Manseros, lo que hace Raly (Barrionuevo), Horacio (Banegas).
- Son los dos santiagueños y tiene la misma edad (36), ¿Realizaste recitales junto a Raly Barrionuevo?
- Sólo en guitarreadas. Después hemos compartido La Juntada (junto a Peteco y el Duo Coplanacu).
DESPRENDIMIENTO
Además de continuar como músico miembro de la banda de Peteco, en paralelo desarrolla la labor artística junto a su banda. “Andamos laburando constantemente, gracias a Dios”, describe.
- ¿Cuánto hace que estás tocando con tu banda?
- Hace dos años. Siempre he venido tocando con distintas formaciones, he venido formando grupos, pero esta banda es la más estable.
- ¿Esta es la formación con la que grabaste el disco Bajo el cielo santiagueño?
- No. Ese disco lo he grabado prácticamente solo, salvo algunos invitados, como el “Mono” Banegas que tocó el bajo, o Daniel Patachoni, que ahora es el violero de Peteco, y algunos amigos que he invitado. La batería y la guitarra las he hecho yo.
-Los seguidores de Peteco desconocen que dos de los temas más se aplauden son tuyos...
- En los recitales Peteco toca Sólo pa’ bailarla y Cielo o infierno. Y en un disco ha grabado El pecado. Por estos días hemos terminado de grabar el nuevo disco de Peteco que se llama Aldeas y ahí se incluyen dos temas míos. Uno es el tema que hemos hecho con Peteco dedicado a mi padre, que se llamará Tributo al padre o Padre de mi corazón; que en realidad está dedicado a la imagen que cualquiera puede tener de su padre. Después hay una chacarera que se llama Vida, con letra de Marcelo Mitre y música mía.
- ¿Integrar la banda de Peteco te quita tiempo para trabajar con la tuya?
- No, lo manejo. Estoy haciendo el laburo paralelo. De todos modos no tengo una gran demanda de recitales como para decir “bueno, tengo que dejar el grupo de Peteco porque ya no lo puedo manejar más”. Son uno, dos o tres show por mes y no se cruzan con las presentaciones de Peteco.
- ¿Qué te transmite Peteco, con su experiencia?
- Una sola vez me ha dicho algo. Yo soy así. A mí me dicen una vez algo y yo trato de mantenerlo siempre presente. No sé si al pie de la letra pero intento. Hace unos diez años me habían tirado la onda para que largue todo y sea solista. Me habían tirado un contrato. Charlando con él, me dijo que era mejor esperar, no apurarse. Me dijo que había que ser autor, que debía tener buena cantidad de temas propios, y la verdad que aquello me ha ayudado a elegir mi camino. Y para no andar apurado ni presionado. Aparte, tocar la batería me encanta (es lo que hace en la banda de Peteco).
- Y te fue bien...
- La verdad es que me está yendo bien.
el grupo
En este momento la banda de Demi Carabajal está integrada por un sobrino que se llama Ricardo Carabajal y toca la guitarra, Martín Ulrich en bajo, Oscar Linero en batería, y su mujer, que se llama Martina Ulrich. Salvo su sobrino Ricardo, que es santiagueño, el resto de los músicos son porteños.
Además de continuar como músico miembro de la banda de Peteco, en paralelo desarrolla la labor artística junto a su banda.
EN LAS PEÑAS
- ¿Cuál es tu referencia de Santa Fe?
- Conocí la ciudad por el ‘91, en un paso que hice cuando volvía de Diamante (Entre Ríos). Tenía una amiga santiagueña que vivía allí y me invitó a quedarme. Empecé a hacerme amigo de mucha gente, de miembros de algunos ballet de danzas folcklóricas, más que nada de gente de Santo Tomé. Así que siempre estoy en contacto con ellos. Cuando vamos a tocar me voy a pasar el día ahí, comemos unos pescados, como siempre les pido. Recuerdo que la penúltima vez que fuí a tocar junto a Peteco a la Universidad Nacional del Litoral, después del recital nos fuimos a una peña que quedaba cerca de allí, a unas pocas cuadras, y nos hemos puesto a tocar; todo muy lindo.
- ¿Sos peñero?
- Es algo que no lo puedo parar. Toco sin exigencias, toco lo que quiero. Voy a las peñas y si me preguntan si quiero tocar, toco, pero no exijo “¡che, estoy aquí, quiero tocar, que me den la guitarra!”. Por ahí veo gente que va a las peñas y exige un plus de presentación. Creen que porque son “alguien” les deben ceder el lugar para tocar. Yo, en cambio voy, y si me dejan tocar, de onda, toco.