25 DE MARZO
Grávida, la defensa de la vida
desde su misma concepción
En el Día del Niño por Nacer, una mirada a una de las instituciones que trabajan para preservar la vida humana.
GRACIELA DANERI
Grávida cumple este año su quinto aniversario (hoy, Día del Niño por Nacer), y realizó un concurso de afiches al que se invitó a participar a todos los colegios de la Arquidiócesis, con un jurado integrado por miembros de la Junta de Educación Católica, la Universidad Católica, de Grávida y de la Pastoral Familiar.
Se eligió un trabajo por nivel, y el premio era promocionar el afiche para recordar este día y los cinco años de la entidad. Resultó ganador el 2º grado C de la escuela Santa Rosa de Lima, con la guía de su docente de plástica María Isabel Mussio y la maestra del grado María Belén Cortina.
Ambas realizaron un trabajo previo para que todo lo realizado quedara plasmado en el afiche y la UCSF fue la que colaboró imprimiendo los mismos y efectivizando su diagramación.
Una cuestión moral y ética
El Día del Niño por Nacer está establecido por decreto del PEN, aunque para los católicos es el de la Anunciación. “Lo que sostenemos expresan las docentes citadas y el matrimonio coordinador de la asociación, Liliana y Emilio Perizzotti- es que la defensa de la vida no es privativa de los católicos, pues agnósticos, ateos, gente de otras confesiones, también la respetan desde su concepción, ya que trasciende el plano de la fe: es una cuestión moral y ética para todos. Por eso colaboran con nosotros muchas personas no creyentes. Si no defendemos el derecho a nacer, que es el derecho a la vida, ¿qué otro derecho tiene sentido?”, preguntan. Y agregan: “Para qué hablamos del derecho a la educación, a la salud, a la vivienda si después no damos el derecho a nacer. Que no nos pase lo que a países europeos, donde se cierran jardines, escuelas primarias, etc, porque la población está envejeciendo velozmente y sólo quedan los inmigrantes, no tomemos ese camino”.
Ante un embarazo no esperado por lo general se desata una crisis y la primera opción que se presenta es abortar, y sobre esto hay muchos que, de buena fe, creen que es la única posibilidad.
—¿Qué hacen ustedes?
— Acudimos a esa madre en crisis para contenerla, ayudarla. Siempre decimos, ella no tiene la obligación de quererlo, pero sí de tenerlo; ya encontraremos personas que le darán el amor y el acompañamiento.
—Pero para ello se necesita una ágil ley de adopción sin tantas trabas burocráticas, con lo que se frustrarían además el tráfico de bebés y los delitos conexos.
—Faltan políticas de Estado para esto, tanto como para el seguimiento, contención y ayuda de la embarazada. No es que nosotros obligamos a nadie, sino que tratamos de hacerle ver que hay otras cosas para hacer.
Pretendemos que la madre en conflicto hable con nosotros, con un servicio que funciona con voluntarios las 24 horas y que respeta la privacidad de la persona que llama y la de la que informa sobre un embarazo no esperado de otra persona, sea ésta familiar o amiga, o sea la que nos da el dato, que muchas veces es una compañera o compañero de la escuela. Lo único que necesitamos es el nombre de la chica y un teléfono y allí empezamos a trabajar. También hablamos con la madre de ella para despertar conciencia si es necesario.
Casos emblemáticos
La gente de Grávida relata casos que resultan muy tocantes, como el de una menor embarazada, de padre drogadicto, internado en un centro de rehabilitación y que ni sabía que sería padre. A ella la habían desalojado porque no podía pagar el alquiler, estaba sin trabajo. “La chica nos decía: “No tengo dónde vivir ni qué comer, cómo voy a traer un hijo al mundo’. Grávida le dio acompañamiento, le consiguió trabajo, casa, la llevamos al médico que colabora con nosotros (el Dr. Kerz y antes el ya fallecido y recordado Dr. Moleón Casañas), le brindamos estudios de laboratorio y ecografía gratuitos. La providencia y el tiempo, con nuestra ayuda, le dieron a esa chica la posibilidad de recomponer su pareja y vínculos afectivos, él se recuperó de su adicción, se casaron, trabajan los dos, y tuvieron su hijo.
“A otra mamá, que la echaron de la casa, la alojamos en una habitación que nos prestaron para que ella viviera allí con su hijito, pero mientras tanto hicimos reflexionar a los padres, que ahora están chochos con su nieto”.
Y así siguen las anécdotas, cada una con su carga de problemas muy especiales, personales o familiares, sentimientos contradictorios, a veces ignorados, pero en general cuando la mujer se siente contenida y acompañada, opta por la vida.
—¿Cómo llevan adelante toda esta tarea?
—Gracias a la colaboración de los colegios, parroquias, movimientos arquidiocesanos y de personas que se acercan y nos dicen: “Che, si necesitás algo avisanos”. Pero insistimos, nuestro trabajo se hace con el mayor de los respetos y privacidad, no imponemos nada.
Es que los miembros de Grávida conocen por experiencia directa con esta realidad los problemas sicológicos que acarrean durante toda su vida las mamás que abortaron.