Una tendencia que avanza entre los estudiantes

Mate, café y energizantes o el

hábito de estudiar “estimulado”

Los universitarios recurren con mayor frecuencia a éstas y otras bebidas estimulantes para rendir más horas de estudio. Por sí mismas no son perniciosas; no obstante, el exceso y la combinación con la mala alimentación y horarios irregulares pueden traer problemas de salud.

Luciano Andreychuk

landreychuk@ellitoral.com

¿Cómo estudiar durante más tiempo, sin flaquear ante el sueño y el cansancio? ¿Cómo burlar, en esas largas horas de apuntes interminables, el “síndrome de las pestañas calientes”? De acuerdo con algunas tendencias nacionales, hoy los estudiantes universitarios apelan cada vez más a recetas “fáciles” que no siempre son las más efectivas ni saludables: consumir sustancias y bebidas que activen y estimulen el sistema nervioso central, para rendir más horas de estudio. Mate, café y tabaco, bebidas energizantes, todo tipo de infusiones y combinaciones “explosivas”, tales como Coca-Cola con aspirinas y otros fármacos, son las variantes más requeridas. Hasta algunos estudiantes norteños se traen el viejo hábito camionero de “mascar hojas de coca”, para mantenerse despiertos durante mucho tiempo.

El consumo de estas sustancias no constituye per se un riesgo para la salud, pero los problemas pueden sobrevenir con el exceso o la combinación con una mala alimentación, sedentarismo y rutinas horarias irregulares -como estudiar de noche, cursar durante la mañana y descansar pocas horas a la tarde-. Es entonces cuando aparecen, con el tiempo, las anemias y hasta el riesgo de úlceras o enfermedades cardiovasculares, entre otras.

Por las facultades

El Litoral realizó un recorrido por distintas unidades académicas de la ciudad para conocer cuáles son los hábitos y consumos más recurrentes entre los estudiantes. Se encontraron cosas ya sabidas y algunas sorpresas: la mayoría de los consultados —alumnos de 2º a 5º año— confesó que se consume mate y/o café a toda hora de estudio, a lo que debe sumarse el pernicioso hábito tabáquico en muchos. Se eligen los horarios nocturnos para estudiar, y la alimentación es, en líneas generales, poco variada, eventual y sujeta a los horarios de cursado.

“Principalmente, se consume mate y café. Por lo general se estudia de noche, se cursa de día y se duerme cuando se puede. Ante la proximidad de exámenes, se intensifica el consumo. Además, está el cigarrillo presente, porque los nervios y la ansiedad son terribles”, revelaron Maxi y Catalina, estudiantes de Derecho. “Yo a veces me tomo un vaso de Coca-Cola con una aspirina: eso me despierta, me deja “como nueva’”, contó una estudiante proveniente del interior. “Mucho cigarrillo y café son la mejor receta para mantenerse despierto, aunque sé que no hace bien a la salud”, agregó otro joven que sigue Ingeniería.

“Ya dejé atrás todos esos malos consumos. Pero en otra época llegué a mezclar hasta café con Coca-Cola y aspirinas. Además, consumía compulsivamente”, contó una estudiante ciertamente avergonzada. “Con tantos estimulantes, ¡caminábamos por las paredes!”, dijo otro, un tanto más risueño. Varios estudiantes admitieron que consumen bebidas energizantes para mantenerse despiertos durante más horas y así poder estudiar más tiempo. Con respecto a los horarios de estudio, la mayoría confesó estudiar de noche y dormir durante algunas horas del día. De acuerdo con los testimonios recogidos, los estudiantes duermen -sobre todo en los días anteriores a mesa de examen- un promedio de 5 horas.

Cuestión de mitos

“Muchos alumnos suponen que (estas bebidas estimulantes) son beneficiosas para un mejor rendimiento intelectual, pero es necesario desmitificar todo esto: primero, estos consumos no son la única alternativa para lograr los efectos buscados; segundo, hay una tendencia a aplicar soluciones rápidas y efectistas a determinadas responsabilidades académicas. Pero no se asocia que ese efecto buscado puede lograrse a través de métodos naturales, y llevando un estilo de vida saludable”, explicó a El Litoral la Lic. María de los Ángeles Candioti, docente de la cátedra Nutrición en Situaciones Patológicas I y II de la Licenciatura en Nutrición de la UNL.

“Sería bueno empezar a ponderar para los estudiantes alternativas más naturales, como tener una alimentación variada y equilibrada. Respetar las horas de sueño (de 6 a 8 horas diarias) y realizar regularmente actividades físicas son algunas recomendaciones (ver aparte) que ayudan a mejorar el rendimiento intelectual, respetando una vida natural y saludable, sin caer en el exceso del consumo de bebidas estimulantes”, dijo la licenciada. Y enfatizó que “muchos estudiantes universitarios conforman grupos vulnerables, guiados por el mensaje engañoso de las publicidades y de malos hábitos heredados generacionalmente. Y no siempre los efectos fáciles son buenos: hay que hacer caer el mito”, subrayó.

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Muchos estudiantes recurren al consumo abusivo de bebidas estimulantes para rendir más horas de estudio. El abuso y la sobreexigencia, sumados a la alimentación deficiente y al escaso descanso, no son saludables, señalan los especialistas.

Foto: Archivo El Litoral / Flavio Raina

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LA CLAVE

Alimentación

y distensión.

Es importante para todo estudiante incluir en su dieta nutricional “a todos los grupos alimentarios, para que se logre una alimentación completa y variada. Pues cada grupo alimentario tiene sus efectos sobre la salud, y por lo tanto ningún grupo puede reemplazar a otro porque acota determinada categoría o nutriente que el organismo necesita”, puntualizó Candioti. También es bueno hacer un break en las interminables horas de estudio, alternando con alguna actividad de distensión, como salir a caminar o realizar alguna actividad aeróbica. “La oxigenación es uno de los principales componentes para asegurar una buena performance intelectual; entonces, esta actividad física genera esa producción de oxígeno necesaria para un buen funcionamiento del cerebro”, destacó la nutricionista.

Tips para mejorar el rendimiento

Mantener una correcta actividad mental: ejercitar la memoria y aumentar el nivel de atención es importante para no perder la capacidad intelectual a lo largo de la vida. Los ejercicios de aritmética, lectura y test de memoria, etc., estimulan el cerebro.

Practicar deporte varios días en la semana: la ejercitación física mejora el aprendizaje, el razonamiento abstracto o la concentración hasta en un 15%. El ejercicio proporciona oxígeno extra y promueve un mejor funcionamiento neuronal.

Cumplir con las horas de sueño necesarias: No es conveniente alterar el reloj natural del cuerpo que indica cuándo ir a dormir y cuándo despertarse; los cambios bruscos de este reloj biológico aumentan la excitabilidad nerviosa y generan estrés.