La Braford abrió la tranquera

Los toros y vacas argentinas, uruguayas y brasileñas desfilaron juntas en una misma pista. Hacía 40 años que un animal argentino no cruzaba a Brasil. Es un gigantesco estímulo para el crecimiento de esta raza en todo el Mercosur.
Gastón Neffen
Enviado especial a Uruguayana (Brasil)
gneffen@ellitoral.com
La primera exposición Braford del Mercosur, que se realizó el sábado y domingo pasado en Uruguayana (Brasil), dejó dos conclusiones que abren enormes oportunidades para la ganadería argentina. La primera es que la genética nacional está al mismo nivel que la australiana, los referentes globales de la raza. La segunda es que Brasil, Paraguay y Uruguay han acortado las distancias y se consolidan como un mercado clave para exportar semen, embriones y vientres.
Los avances del biotipo argentino del Braford lo reconocieron las delegaciones de australianos y sudafricanos que participaron de la expo, que además recorrieron cabañas en Santa Fe, Corrientes, Salta y distintas regiones de Uruguay y Brasil.
“Están a la par de Australia y diez años adelantados a nosotros”, planteó Rob Drew, que cría la raza en las praderas de Sudáfrica. Raymond Kidd y Laurence Reid (cabañeros australianos) le confesaron a Campolitoral que se sorprendieron por la alta calidad genética de los reproductores y vientres. “Tal vez sea el momento de recuperar la genética australiana que pulieron los cabañeros argentinos”, admitió Reid.
No hay que olvidar que el Braford nacional es de tamaño más moderado que el ejemplar australiano. En los duros ambientes en los que ahora crece la ganadería,“las ex zonas marginales”, apuntó Juan Baqué (director ejecutivo de la Asociación Braford Argentina), este fenotipo es una ventaja. Los animales necesitan menos agua y menos pasturas para desarrollarse. Vale la pena hacer un repaso de lo que está pasando con las razas sintéticas en la Argentina (sobre todo Braford y Brangus) para comprender la relevancia que tiene el liderazgo genético de los cabañeros nacionales.
La revolución de la agricultura, a partir del paquete tecnológico de la siembra directa y la biotecnología, comenzó a desplazar a la ganadería extensiva de la Región Pampeana. En 1994 había 34 millones de cabezas, en el 2007 bajaron a 31 millones. Esta zona pasó de concentrar al 62% de la hacienda a cerca del 55%, según los datos del Ing. Daniel Rearte (INTA, Balcarce). Y la tendencia continúa.
¿A dónde fueron —y a dónde van— las vacas? En primer lugar al norte de Santa Fe y Entre Ríos, a Chaco, a Corrientes, a Misiones y a Formosa (en el NEA ya está el 25% del rodeo nacional, con 14 millones de cabezas). También hacia el NOA (Santiago del Estero, Salta y norte de Córdoba) y las zonas semiáridas de San Luis, Mendoza y San Juan. Estas dos regiones tienen más de 9 millones de vacas y novillos (16,4% del total nacional).
En los campos formoseños, en la pampa chaqueña y en los montes entrerrianos y santafesinos hace mucho más calor que en la Pampa Húmeda —y hay más radiación solar—. Además, los animales suelen enfrentar mayores dificultades para conseguir agua y las pasturas son de menor calidad (por eso la carga de hacienda por hectárea es inferior).
La solución está llegando a partir de un nuevo combo productivo: razas sintéticas y pasturas megatérmicas. La Braford se adapta mejor que las razas inglesas tradicionales (Angus, Hereford y Shorthorn) a estos nuevos desafíos por la rusticidad que aporta la sangre cebuína. El biotipo argentino se logra cruzando Hereford con Brahman. En cambio en Brasil aprovecharon su enorme base Nelore (otra raza índica) para construir su Braford.
¿Cómo se adaptan?
Los ojos pigmentados evitan la conjuntivitis —resume el jurado de clasificación uruguayo José Miguel Saldaña—, el pelo corto mitiga el estrés térmico, los prepucios bien pegados al cuerpo “esquivan” los raspones (en los montes) y los aplomos firmes (buenas patas, resistentes) son vitales para cruzar cañadas y “aguantar” largas caminatas.
“Son animales que tienen que andar mucho para comer y tomar agua”, explicó Julio Busso, un santafesino que asesora cabañas y es miembro de la Asociación Braford Argentina (ABA). “Y tienen que producir carne a altas temperaturas, en este último verano hubo 20 días con más de 40 grados”, destaca Busso.
La otra pata esencial para que la ganadería continúe creciendo es la oferta de forraje. Los productores necesitan mejorar la cantidad y la calidad de las pasturas —asediadas por el calor intenso y la falta de precipitaciones— para poder recibir más animales.
Las pasturas megatérmicas, que se adaptan a suelos y ambientes más extremos, son las que están permitiendo intensificar estos esquemas ganaderos. Las más conocidas son el “gatton panic”, la brachiaria, el “panicum coloratum” (mijo perenme) y el “green panic”, entre muchas otras. Con esta herramienta, que se implanta con la tecnología de la siembra directa, los productores pueden duplicar y a veces triplicar la cantidad de animales por hectárea.
Claro que no siempre hay que aplicar la misma receta. Eduardo Martínez Ferrairo, de la cabaña El Amargo, armó un sistema silvopastoril (con pasturas bajo monte) y algo de sorgo que le da un excelente resultado en Villa Minetti y en cambio usa “gatton panic” para incrementar la capacidad forrajera en los lotes que gestionan en Formosa.
La genética del Mercosur
Los cabañeros brasileños, uruguayos y sobre todo los paraguayos lograron mejorar significativamente la calidad de sus rodeos Braford. “Esta raza creció mucho en Brasil”, afirmó Luciano Dornelles de Dorneles, de la Asociación Hereford y Braford. Este criador, que además se ocupó de organizar la expo de Uruguayana, contó que los frigoríficos de su país reconocen y compensan la mayor calidad de la carne Braford.
Juan Salvo, el jurado de clasificación uruguayo, opinó que la genética argentina y brasileña están muy parejas. “Es que con las técnicas modernas de transplantes de embriones las diferencias se achican mucho más rápido”. Las juras demostraron que las distancias se acortaron. Los dos grandes campeones (macho y hembra) quedaron en manos de cabañas brasileñas.
Los paraguayos están aprovechando las nuevas tecnologías reproductivas para revolucionar sus rodeos. “Acortamos el camino por dos senderos”, explicó Diego Hernáez, presidente de la Asociación de Criadores Braford de este país. “Hubo cabañeros —continua Hernáez— que fueron mejorando nuestro ganado Nelore, muy parecido al brasileño, con sangre Hereford importada de Argentina. Otros fueron todavía más rápido, compraron vientres de cabañas argentinas y lo combinaron con semen australiano”.
La consolidación de la raza Braford en todo el Mercosur puede ser un muy buen negocio para la Argentina. “A pesar de que la genética se equilibró bastante, nuestros reproductores son más puros racialmente”, opinó Busso. “Argentina va rumbo al liderazgo mundial en Braford, ya tiene más rodeo que nadie y sólo falta pulir un poco más la calidad”, adelantó Baqué. En eso están trabajando los cabañeros argentinos que ahora enfocan la mira a todo el Mercosur.