LABOR EDUCATIVA DEL MOVIMIENTO LOS SIN TECHO
LABOR EDUCATIVA DEL MOVIMIENTO LOS SIN TECHO
Una oportunidad para los excluidos
La ONG religiosa desarrolla cuatro proyectos de educación no formal en los barrios periféricos de Santa Fe. El padre Atilio Rosso considera que hay que generar un “concepto teórico” del excluido para que tenga real consideración en la planificación de las ciudades.
De la redacción de El Litoral
educacion@ellitoral.com
Un niño que se gesta en el vientre de una madre mal alimentada, que crece en el seno de una familia pobre, acuciada por el hambre, se desarrollará con el viento en contra y encontrará mil obstáculos en su camino. Una de las primeras trabas será el rendimiento escolar, que resultará deficiente en comparación con un niño bien nutrido y protegido en todos sus derechos.
El Movimiento Los Sin Techo sabe de esta realidad porque la palpa a diario en los barrios periféricos donde trabaja desde hace 25 años. Allí comprueba que muchos niños están incluidos en la escuela pero excluidos del aprendizaje, que a sus guarderías llega un 25 por ciento de chicos con distintos grados de desnutrición y que la deserción escolar es altísima y no se refleja en las cifras oficiales.
Por eso, gran parte de la labor del movimiento tiene que ver con ofrecer espacios de educación no formal. Mediante cuatro proyectos (jardines maternales, alfabetización digital, apoyo escolar y capacitación laboral) trata de brindar a niños, adolescentes y adultos una oportunidad para salir de la exclusión.
El padre Atilio Rosso, mentor de esta ONG religiosa, considera que “al excluido hay que darle dos veces más que al chico común. De lo contrario, nunca lo vamos a incorporar a la sociedad, siempre va a estar excluido”.
Concepto “universal” de exclusión
Rosso sugiere construir un concepto teórico y universal del “excluido” para que “deje de ser una cuestión de sensibilidad y pase a formar parte de las estrategias y políticas en la organización de las ciudades”.
¿Hace falta generar un concepto universal del excluido cuando lo estamos viendo en la realidad cotidiana?, preguntó El Litoral. “Lo que pasa es que si tenés un concepto universal y claro del excluido, podés actuar. Todos sabemos de qué hablamos cuando decimos oligarca, burgués, socialista, peronista, ateo o católico pero nadie sabe con certeza qué es la categoría de excluido”, responde el sacerdote, con su habitual estilo directo.
“No aceptamos en nuestro corazón el problema de la exclusión. Pero las sociedades no se hacen con el corazón sino con la inteligencia, que no siempre está animada por el amor. Los que organizan la sociedad son los especialistas en urbanización, medicina, entre otros. Y cuando se toman las políticas de salud o de diseño urbano no se piensa en el excluido, sino que después viene por rebote”, critica Rosso.
A su entender, mientras no haya una ciencia, una sociología, una psicología que respalde el concepto universal de exclusión, el problema nunca va a tener una solución radical. “Por algo, siendo la pobreza una preocupación generalizada, siguen existiendo 5 millones de indigentes en el país”, dice el sacerdote.
Para reforzar su tesis, sostiene que son muchas las experiencias generosas a favor del desamparado pero nunca se transforman en una realidad estable. “Si no se escucha al excluido, si los responsables de la organización de la ciudad no conocen su mundo, las medidas que tomen a su favor serán sólo gestos intermitentes en respuesta a unas exigencias superficiales. Las acciones subjetivas que nos impiden leer el universo en que vive el excluido, a pesar de toda la buena voluntad, no harán que las estructuras de la sociedad cambien”.
EN NÚMEROS
930
chicos
de 1ro. a 7mo. grado asisten a las aulas informáticas del movimiento Los Sin Techo para recibir apoyo escolar asistido por computadoras.
200
niños
que ahora están en 3er. grado son asistidos para reforzar la lectoescritura.
650
pequeños
de 2 a 5 años concurren a los 19 jardines maternales del movimiento.
150 a 200
jóvenes y adultos
cursan anualmente los talleres de oficio, donde se enseña desde corte y confección hasta plomería.