Las empresas de base tecnológica (II)
El sector financiero y el capital para la innovación
Las empresas de base tecnológica (II)
El sector financiero y el capital para la innovación
Dr. Alberto E. Cassano (*)
Los inversores para concretar una empresa de base tecnológica
Una de las barreras más conocidas para la aparición de nuevas empresas de base tecnológica es la falta de existencia del capital necesario para llevar a cabo sus actividades. Dado el alto nivel de riesgo tecnológico en el desarrollo de sus productos, el recurso a la financiación procedente del sistema financiero tradicional no es muy elevado y sólo existen algunos casos aislados muy recientes, ya que éste no asume el alto riesgo asociado, a pesar de que los retornos pueden ser también muy elevados.
Debido a ello, se han generado mecanismos de financiación adecuados para estas empresas. Hemos acordado con los diferentes grupos que participan del desarrollo de la actividad emprendedora en nuestra región que la denominación inglesa Venture Capital podía ser sustituida por Capital para la Innovación con el objeto de cambiar la poco atractiva designación de la traducción literal. Se distinguen para él tres fases diferenciadas, universalmente aceptadas:
I) Capital semilla (seed capital). Esta financiación es la que permite que la nueva empresa pueda surgir. Se vincula con las etapas de exploración y nacimiento.
II) Fondos de arranque (start-up funds). Aparecen una vez que la empresa se ha creado y se requiere una segunda ronda de financiación para poder crecer y desarrollarse en su fase de lanzamiento hasta un tamaño que asegure su supervivencia.
III) Fondos de consolidación (expansion/buy out). Aparecen en los procesos de maduración de las empresas con el fin de financiar su expansión en otras zonas geográficas o para atender necesidades de producción muy superiores o para intentar su incorporación a la cotización de sus acciones en la bolsa.
Es obvio que lograr capital para las dos primeras es el desafío más difícil.
Las características del Capital para la Innovación
Las principales características se pueden resumir así:
I) Las inversiones se hacen preponderantemente en pequeñas y medianas empresas, que sean compañías jóvenes con alto potencial de crecimiento.
II) Las inversiones se llevan a cabo generalmente mediante participación en las acciones o con opción a que el capital aportado se convierta en acciones.
III) Las inversiones suelen significar en general un grado de riesgo importante.
IV) El riesgo se compensa con un alto retorno de la inversión e importantes ganancias de capital en el mediano plazo.
V) No se concibe como una inversión pasiva suministrando préstamos, sino que coopera en el manejo gerencial empresario. Es decir, no sólo se provee capital, sino también asistencia en el manejo de la firma.
VI) Se prefiere invertir en empresas en las que exista un fuerte compromiso entre los dueños y sus empleados para alcanzar el objetivo buscado.
Los principales usos se pueden describir así:
I) Para probar la factibilidad del proyecto en las etapas iniciales del desarrollo.
II) Para financiar el lanzamiento hasta que aparecen los primeros retornos comerciales.
III) Para financiar la expansión de la empresa una vez que aparecen los balances positivos.
IV) Para aportar créditos puente, temporarios, para facilitar la operación de introducir acciones de la compañía en el mercado de valores.
V) Para ayudar a financiar la compra de la compañía por parte de las personas que la operan: gerentes, empleados y operarios.
El tetraedro del desarrollo
La introducción de este factor ha tornado de alguna forma anticuado (1) el conocido Triángulo de Sábato. Por este motivo, en el año 1989 propuse su sustitución por una figura que tuviera las mismas virtudes, pero más completa, que denominé el Tetraedro del Desarrollo que incorporaba el vértice Financiero a la figura geométrica de Jorge Sábato.
Todos sus vértices interactúan entre sí generando una interrelación virtuosa para el desarrollo de las empresas productoras de tecnologías duras y blandas.
Pensando en nosotros
Las actitudes emprendedoras están también evolucionando en la Argentina. Como resultado, no sólo se ha incrementado la vocación por desarrollar nuevos mecanismos para el Capital de Innovación, sino que en los últimos años ha sido capaz de atraer fondos locales o regionales, superando los subsidios gubernamentales dedicados a asistir a las Pymes. Muy gradualmente, algunos de estos fondos proceden de las propias grandes empresas que, al mismo tiempo que han reducido su esfuerzo interno, han tercerizado parte de sus actividades de investigación y desarrollo y han creado fondos propios de capital para la innovación, con los que han promovido el nacimiento de nuevas empresas de base tecnológica (Spin-off corporativos).
Las grandes empresas tienen algunas ventajas: (I) tienen recursos propios y la posibilidad de reducir el riesgo distribuyendo la inversión en varios proyectos y (II) tienen organizadas sus cadenas de distribución y disponen de un mayor conocimiento del mercado. Por otro lado, su propia cultura interna habitualmente las limita a moverse dentro de fronteras relativamente conocidas, con lo que de alguna forma su aptitud innovativa suele estar mucho más circunscripta. Las empresas más pequeñas, de base tecnológica, en cambio: (I) suelen tomar nuevas ideas de sus proveedores y clientes, (II) procuran llegar al mercado de inmediato porque suelen carecer de capital para proteger adecuadamente sus derechos de propiedad industrial, (III) normalmente son mucho más dinámicas y su habitual reducido tamaño les otorga gran flexibilidad y posibilidad de readaptarse rápidamente a circunstancias cambiantes y (IV) aportan con mayor frecuencia productos completamente nuevos, resultantes de una cultura de permanente búsqueda de nichos en el mercado.
Los grandes cambios producidos en las organizaciones nacionales de promoción científica y tecnológica y en algunas universidades, que las han llevado a valorizar la innovación, son una oportunidad que Santa Fe no debería desaprovechar. Para ello, es imprescindible que, como ya existen en la Capital Federal, aparezcan organizaciones orientadas a aportar Capital para la Innovación. La historia está cambiando; hoy, en el tablero, las piezas blancas están del lado de los inversores.
(*) Intec (UNL y Conicet)
Presidente del Directorio del PTLC-Sapem
(1) Sin negar su originalidad en el momento en que fue propuesto y su profunda influencia en el tiempo.
Una de las barreras más conocidas para la aparición de nuevas empresas de base tecnológica es la falta de existencia del capital necesario para llevar a cabo sus actividades.
Deben aparecer organizaciones orientadas a aportar Capital para la Innovación. La historia está cambiando; hoy, en el tablero, a las piezas blancas las tienen los inversores.